domingo, 24 de junio de 2018

Models de Volcans

Els nostres alumnes han construit un model de volcaà a partir de les descripcions dels tipus bàsics de volcans que hi ha: strombilià, hawaià, Vulcanià i Peleà... sabrieu reconèixer-los?


                    

lunes, 18 de junio de 2018

Les mandarines i la ciència

L’Escola Pau Casals-Horta ha realitzat dos experiments senzills i didàctics amb aquest popular cítric que han tingut un gran èxit de participació i implicació de l’alumnat.

La ciència ens envolta i és a l’abast de tothom. Sovint no és necessari tenir accés a les darreres novetats tecnològiqu
es per dur a terme experiments divertits i entenedors que incentivin la curiositat dels infants. A l’Escola Pau Casals-Horta n’han tingut prou amb dues bones idees i un grapat de mandarines. En el marc de la microxarxa “Ens ho mengem tot”, durant el mes de febrer aquest centre va tenir com a aliment protagonista la mandarina. És per això que es va decidir fer ús d’aquest popular cítric per fer dos experiments, ambdós amb un gran èxit de participació i implicació entre l’alumnat.
En primer lloc van realitzar un experiment de física: per què una mandarina amb pell sura a l’aigua i una de pelada s’enfonsa? La resposta és molt senzilla, si tenim present que l’aire té menys densitat que l’aigua i, per tant, la mandarina amb pell té una càmera d’aire entre la pell i la polpa. Per això la mandarina sense pelar sura i la pelada, no. L’alumnat va quedar d’allò més sorprès amb aquest descobriment.
Però les propostes científiques no es van quedar aquí. L’alumnat de l’Escola Pau Casals-Horta va elaborar un perfum de mandarina amb la pell de les fruites servides al menjador escolar. Per dur-lo a terme, només van necessitar alcohol etílic, aigua, pell de mandarina i un recipient!

miércoles, 13 de junio de 2018

La verdadera historia del primer paciente tratado con penicilina

Alexander Fleming, descubridor de la penicilina.
Alexander Fleming, descubridor de la penicilina.
El descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928 se suele relatar como un golpe de azar que recayó sobre un trabajador descuidado que había dejado una placa con un cultivo de bacterias abierta encima de su mesa de trabajo mientras se iba de vacaciones. El hongo que aterrizó en ella mató a las bacterias, y el afortunado Fleming pudo atribuirse la salvación del mundo.
Pero no todo fue fruto de la casualidad. En realidad, el médico escocés llevaba años dirigiendo la investigación en busca de agentes antimicrobianos. Sin embargo, Fleming no consiguió desarrollar el medicamento, ya que se encontró con demasiadas dificultades para purificarlo. Esta tarea correspondió a Howard Florey, Erns Chain y Norman Heatley, que la llevaron a cabo en Oxford al cabo de más de una década. Las necesidades de la guerra actuaron como catalizador.
El primer paciente tratado con penicilina fue el policía Constable Albert Alexander. Según la leyenda popular, Alexander contrajo una septicemia a consecuencia de un pinchazo cuando estaba podando rosales en el jardín de la comisaría del bonito pueblo de Wootton, en el condado de Oxford, a principios del otoño de 1940.
El estado de Alexander empeoraba rápidamente. Para entonces, los investigadores pensaban que se podía intentar usar la penicilina en humanos, ya que habían curado infecciones en ratones y habían probado su inocuidad en un voluntario en fase terminal. El policía, que en ese momento se encontraba internado en la Radcliffe Infirmary de Oxford, estaba cubierto de abscesos y ya había perdido un ojo.
Alexander recibió una dosis inicial de 200 miligramos de penicilina, seguidos por otros 300 cada tres horas durante cinco días. El paciente experimentó una notable mejoría a corto plazo. Sin embargo, el cuerpo eliminaba tan rápidamente la fórmula original del antibiótico que Florey comparó su misión con intentar llenar una bañera sin el tapón puesto. Esto explicaba también la necesidad de repetir la dosis con tanta frecuencia.
La orina del paciente se recogía y se enviaba de inmediato a la unidad de producción de penicilina de la Escuela de Patología de Sir William Dunn, donde Chain purificaba a la desesperada el medicamento excretado para volver a utilizarlo. Sin embargo, no pudo recuperar bastante. Alexander recayó y acabó muriendo.
No obstante, su mejoría temporal ayudó a persuadir al equipo investigador de que, solo con haber conseguido producir cantidades suficientes de antibiótico, habrían podido curarlo.
Florey se marchó a Estados Unidos en compañía de Heatley. Allí, el primero convenció a varias grandes empresas farmacéuticas (entre ellas Merck, E R Squibb & Sons, Charles Pfizer & Co. y Laboratorios Lederle) de que aumentasen la producción. Gracias a ello, al final de la Segunda Guerra Mundial, miles de soldados aliados sobrevivieron a las heridas sufridas en el campo de batalla y recibieron tratamiento contra las enfermedades de transmisión sexual, incluida la gonorrea. El trabajo fue el inicio de la revolución de los antibióticos.
Hace poco, una tía mía ya anciana me contó la historia de una antigua amiga, Sheila LeBlanc. Sheila es hija de Constable Alexander. Es más, todavía vive y tiene su residencia en California.
Le escribí un correo electrónico con algunas preguntas. Me contó que, cuando su padre murió en 1941, ella y su hermano quedaron al cuidado del Orfanato de la Policía para el Sur de la Provincia, en Surrey, porque su madre, Edith, tenía que trabajar.
En la década de 1950, Sheila sucumbió a los encantos de un soldado estadounidense. Se casaron y se trasladaron a Estados Unidos, donde lleva viviendo más de 60 años. Hasta la década de 1960 su familia no descubrió el papel de Albert Alexander en las notas al pie de la historia de la medicina, cuando un periodista alemán se presentó en la puerta de Edith Alexander pidiendo una fotografía del primer paciente tratado con penicilina.
Resulta que el infame rosal era apócrifo, aunque Sheila recuerda que la comisaría tenía un bonito jardín de rosas. El corte fatal estaba cerca de la boca y se produjo en un ataque aéreo alemán a Southampton, ciudad a la que su padre había sido destinado para mantener el orden durante los intensos bombardeos de noviembre de 1940.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Mosaic Science.
Mike Barrett es catedrático de Parasitología Bioquímica del Centro Wellcome de Parasitología Molecular de la Universidad de Glasgow. Wellcome es el grupo editor de Mosaic.
Traducción de News Clips.

El desastre que mató a cien mil personas y creó la sismología moderna

Eran las diez menos cuarto de la mañana del 1 de noviembre de 1755. En ese momento exacto el mundo se resquebrajó. Primero fue un temblor, luego un tsunami, después los incendios, el pánico y la miseria: el primero de noviembre de 1755, el día de todos los santos, el terremoto de Lisboa se llevó 100.000 vidas, estremeció Europa y se convirtió en el primer desastre moderno.
Estos días llenos de terremotos, con la mente en Japónen Centroaméricaen Chile o en Nepal, viene bien recordar el momento en que entendimos que los desastres naturales no eran sólo cosa de Dios, la naturaleza o el destino, sino fenómenos que podíamos estudiar, prevenir y explicar. El 1 de noviembre de 1755 "nació" la sismología moderna.

"El último lugar sobre el que se podría desatar la ira divina"

lisboa
"De todas las capitales, esta era la que más se asemejaba a una ciudad de Dios en la Tierra, que parecía el último lugar sobre el que se podía desatar la ira divina” porque “era una ciudad rebosante de devoción”. Así describíaNicholas Shrady, autor de The Last Day, la ciudad de Lisboa. Y debía de ser cierto, sobre todo porque nuestro fuerte nunca ha sido la predicción.
Y crack. El terremoto fue largo, algunas crónicas dicen que duró más de seis minutos, y destrozó la ciudad por las costuras. Hubo grietas que tenía más de cinco metros de ancho. Unos 40 minutos después, un tsunami arrasó el puerto y la ciudad ribereña. Nadie lo esperaba. Rousseau se preguntaba en una carta a Voltaire que “¿Cuánta gente desafortunada pereció en este desastre por haber regresado a sus casas para recuperar unos sus ropas, otros sus papeles y otros su dinero?”.
Pero como Lisboa ha sido siempre una ciudad de escarpadas colinas, en las zonas que se salvaron del agua comenzaron a propagarse los fuegos. Las cárceles se desmontaron y los criminales tomaron una ciudad en la que llovía ceniza y las iglesias se derrumbaban mientras los prostíbulos seguían en pie.
Según Miguel Telles Antunes, un arqueólogo portugués que estudió una fosa común encontrada recientemente en un convento lisboeta, las muertes no sólo se debieron al terremoto y a los aplastamientos. Entre aquellos 300 cuerpos abundaban las pruebas de asesinatos e incluso de canibalismo. Ese fue el horror que se vivió en las calles de Lisboa.

El terremoto de Lisboa

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Los paleosismógrafos estiman que aquel temblor estuvo cerca del 9 en la escala de Richter. Pero no es eso lo que hace que sea considerado el primer desastre moderno, sino por el impacto en la ciencia y la filosofía de su época; y, sobre todo, porque provocó un esfuerzo sin precedentes para en la búsqueda y rescate de las víctimas, en la rehabilitación y reconstrucción de la ciudad y en el estudio del fenómeno sísmico. 
"Si los habitantes de esa gran ciudad hubieran estado más equitativamente distribuidos y menos hacinados los daños hubieran sido mucho menores y quizás, insignificantes", escribió Rousseau
Eso es en esencia la sismología el estudio científico de las causas y la propagación de los temblores, pero también el esfuerzo de prevención arquitectónica, urbana y social de los daños sísmicos.
El terremoto tuvo un poderoso impacto en la sociedad y en la filosofía de su tiempo. Voltaire lo usó en su Cándido, Kant escribió tres textos sobre el desastre y Rousseau, que lo usaría para criticar la vida urbana y reivindicar sus ideas bucólicas, llegó a decir (en la misma carta que citaba antes) que "Sin apartarme del asunto de Lisboa, admita usted por ejemplo que la Naturaleza no construye veinte mil edificaciones de seis o siete pisos y que si los habitantes de esa gran ciudad hubieran estado más equitativamente distribuidos y menos hacinados los daños hubieran sido mucho menores y quizás, insignificantes”.
Walter Benjamin decía que precisamente uno de esos textos de Kant"probablemente representa los comienzos de la geografía científica en Alemania. Y ciertamente los comienzos de la sismología". Aceptaremos pulpo porque, aunque el impacto en la intelectualidad europea y americana, fue brutal, lo verdaderamente interesante pasó allí, en Lisboa, y gracias a un hombre, Sebastião José de Carvalho e Mello, más conocido hoy como el Marqués de Pombal

"¿Y ahora? Se entierra a los muertos y se da de comer a los vivos"

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Pombal sobrevivió de milagro al terremoto y eso que él ya era Primer Ministro. Él fue el que dirigió las tareas de búsqueda y rescate y, posteriormente, la rehabilitación y la reconstrucción de la ciudad. Se suele decir que fue la primera vez que un estado asumió sistemáticamente la responsabilidad del día después. Una verdad a medias, porque el plan de Pombal fue muy ambicioso (y dio forma la ciudad actual), pero fue abandonado pocos años después. 
Entre rehabilitación y reconstrucción, Pombal hizo algo más: pidió a todas las parroquias del país que respondieran a un cuestionario con preguntas como "¿Cuál fue la duración del terremoto? ¿Cuántas réplicas se sintieron? ¿Qué tipos de daños se ocasionaron? ¿Se notó un comportamiento extraño en los animales? o ¿Qué ocurrió con los acuíferos?". Fue la primera encuesta posterremoto de la historia y las respuestas aún están archivadas en el archivo histórico nacional de Torre do Tombo
A veces la ciencia tiene estas cosas, nuestro interés en ella aparece cuando ya le vemos las orejas al lobo. En este caso, el terremoto más destructivo que nunca ha sufrido la Península ibérica, dio paso al primer intento sistemático de descripción objetiva de un terremoto. Este fue tan preciso que ha permitido reconstruir el seísmo a los científicos modernos y fue el pistoletazo de salida a la búsqueda científica de las causas y a la precaución social por la prevención
Imágenes | Bert Kaufmann
Javier Jimenez para Xataka

El motivo por el que los pájaros no tienen dientes de dinosaurio

La explicación tradicional es que las aves, un subgrupo de dinosaurios, no tienen dientes porque estos suponen peso extra que dificulta el vuelo. Sin embargo, una reciente investigación se ha preguntado, si este es el caso, por qué había dinosaurios no voladores, que comían carne y que también tenían pico sin dientes. Su conclusión, recientemente publicada en «Biology Letters», es que la desaparición de los dientes ocurrió porque esto permitió disminuir el tiempo de desarrollo de los embriones dentro de los huevos. De momento, se trata solo de una hipótesis.
«Sugerimos que la selección (evolutiva) para la pérdida de dientes (en aves) fue un efecto colateral de una selección en favor de un crecimiento rápido de los embriones y, por tanto, de incubaciones más cortas», escriben en el estudio Tzu-Ruei Yang y Martin Sander, investigadores de la Universidad de Bonn.
Según la teoría de la evolución, la selección natural es un proceso que ocurre de forma espontánea por un motivo muy sencillo: los individuos que tienen ciertos rasgos que les permiten aumentar el número de descendientes, se reproducen más que los que no. Por tanto, pasado un tiempo ese rasgo ventajoso se va extendiendo en las poblaciones: se dice entonces que ha sido fijado por la selección natural.

La ventaja de nacer rápido

En este caso, los autores sostienen que en un determinado momento y lugar de la historia de la vida los dinosaurios que tenían incubaciones más breves podían dejar más descendientes.
La incubación y el desarrollo embrionario es un punto crítico. Por ejemplo, el cerebro humano requiere que los bebés necesiten un tiempo considerable de gestación y que, además nazcan muy inmaduros y deban recibir cuidados. Pero a cambio de este esfuerzo, más adelante disfrutan de un cerebro fabuloso. 
Entre las aves y los dinosaurios también ocurren cosas de este tipo. Una gestación más corta puede tener ventajas, pero una más larga tiene otras. Por eso, los huevos de aves solo necesitan días o semanas para desarrollarse, mientras que los de los otros dinosaurios requerían bastantes meses. 

El costoso y largo desarrollo de los dientes

En este caso, Yang y Sander han sugerido que la diferencia entre ambas podía estar en el crecimiento de los dientes. De hecho, han calculado que el desarrollo de los dientes consumía el 60 por ciento del tiempo de incubación de los huevos de algunos dinosaurios.
Esto es muy importante porque, en ciertas circunstancias, los embriones son más vulnerables a los depredadores y a desastres naturales cuando están dentro de los huevos, cosa que, por cierto, no le afectaría a los mamíferos, que llevan a cuestas a los fetos de sus crías.

Los dinosaurios de huevos de desarrollo lento

Las conclusiones de Yang y Sander son resultado de un estudio publicado hace un año en el que se informaba de que los huevos de dinosaurios no voladores requerían mucho más tiempo del que se pensaba para madurar: entre tres y seis meses, más o menos al nivel de los reptiles actuales.
En concreto, se observó que los dinosaurios del género Oviraptosaurus, que vivieron en el Mesozoico, no volaban, comían carne y tenían huevos de desarrollo muy lento. ¿El motivo? Según Yang y Sander, el crecimiento de sus dientes. 
La investigación en que se basaron examinó las líneas de crecimiento de las piezas dentales, similares a los anillos de crecimiento de los árboles, en dos dientes fosilizados de dos embriones de Oviraptosaurus. Una especie que, por cierto, fue perdiendo progresivamente sus piezas dentales.
Por ello, Yang y Sander creen que una incubación rápida entre los primeros pájaros y en algunos dinosaurios habría resultado ventajosa. Esto explicaría por qué desaparecieron los dientes en muchos grupos de dinosaurios no aviares.
Los autores han reconocido que estas reglas no se cumplen en las tortugas, unos reptiles sin dientes donde el periodo de incubación es inusualmente largo. ¿Hay otros motivos para explicar esta lenta velocidad? También han confirmado que su hipótesis carece de experimentos para apoyarla. Sin embargo, creen que futuros estudios de regulación de genes para el desarrollo de dientes en embriones permitirían comprobar que existe un compromiso entre tiempo de incubación y desarrollo de los dientes. 

Los biólogos no se ponen de acuerdo sobre qué animal es en realidad este extraño lobo abatido en Montana


El pasado 16 de mayo, un ranchero de Montana abatió a tiros un lobo que se había colado en su finca. Al acercarse al cadáver, descubrió que en realidad no era un lobo. Sus características son tan extrañas que ni siquiera los biólogos han podido identificarlo. El gobierno ha terminado por encargar un estudio de ADN.
El animal, una hembra joven que aún no había alcanzado todo su tamaño, parece un lobo, pero no pertenece a ninguna especie de lobo conocida. Sus zarpas son demasiado pequeñas, sus orejas demasiado grandes, y los colmillos no concuerdan, con unos caninos inusitadamente largos para tratarse de un lobo normal.
Veterinarios del Servicio de Pesca y Vida Salvaje se desplazaron hasta la granja para retirar el cadaver como establece la ley en estos casos, pero tampoco pudieron identificar el cánido. Las fotos hechas públicas por el departamento muestran un animal de pelaje marrón que definitivamente no se parece mucho a lo que entendemos por un lobo.
Internet, por supuesto, no ha tardado en reaccionar y ya circulan todo tipo de teorías sobre si se trata de una mujer lobo, una mujer perro, o de un wargo. En el Servicio de Pesca y Vida Salvaje de Montana no tienen una imaginación tan calenturienta. La principal hipótesis es que se trata de un híbrido entre lobo y perro.
El problema con esta teoría es que los híbridos de lobo y perro suelen darse en cautividad y sus criadores o propietarios legales están obligados a identificarlos con un tatuaje bajo la piel porque son animales especialmente imprevisibles. Lamentablemente, siempre hay casos de personas que compran uno de estos híbridos sin saberlo o no cumplen la ley y acaba abandonándolo en la naturaleza al darse cuenta de que tiene un carácter mucho más difícil que un perro normal. La página web del International Wolf Center recoge algunos falsos mitos sobre estos animales:
  • Mito: Los híbridos entre perro y lobo hacen mejores perros guardianes: FALSO. Los híbridos suelen ser más agresivos, impredecibles y difíciles de controlar que un perro normal.
  • Mito: Los híbridos entre perro y lobo viven más años: FALSO. LA esperanza de vida media es entre 12 y 14 años, la misma que la de la mayor parte de los perros.
  • Mito: Los híbridos entre perro y lobo son más saludables que los perros: FALSO. Ambos son susceptibles de contraer las mismas enfermedades, y de hecho hay cierto debate sobre si las vacunas estándar de perro son igual de efectivas en los híbridos.
  • Mito: Los Huskies y Alaska Malamute son híbridos entre perro y lobo: FALSO. So dos razas de perro.
Los híbridos entre lobo y perro salvaje pueden darse en la naturaleza, pero es aún más raro teniendo en cuenta lo territoriales que son los lobos.
¿Hizo el granjero lo correcto al dispararle al animal? Al menos según la ley sí. La ley del estado de Montana permite disparar a un lobo si este se acerca demasiado al ganado o a las personas dentro de una propiedad particular.