viernes, 31 de julio de 2015

Seven Surface Tension Experiments

¿Materia Oscura Visible en NFC-5907?

NGC 5907.jpg
La materia oscura es el 90% de la materia no visible del universo y que mantiene apasionantes y candentes discusiones en los foros de astronomía. Su comprensión explicaría, entre otras cosas, el posible final del Universo ysu composición más íntima.
A finales de los 90 un equipo anunció la posibilidad de haber encontrado un enorme halo de materia oscura visible alrededor de la galaxia Antilla (NGC-5907).

NGC 5907 es una galaxia espiral en la constelación de Draco que se encuentra a 40 millones de años luz de distancia. De magnitud aparente 10,38, su brillo superficial es 13,4 mag/arcsec2. Fue descubierta por William Herschel en 1788.NGC 5907 aparece vista de canto desde nuestra perspectiva, orientada aproximadamente en sentido norte-sur. El núcleo no aparece claramente definido (y de hecho está escondido por el polvo interestelar, que dada la elevada inclinación de la galaxia dificulta en gran medida su estudio al menos en luz visible); estudios en otras longitudes de onda muestran una barra central pequeña -de modo que en realidad es una galaxia espiral barrada-, así como dos anillos o brazos espirales de hidrógeno molecular a radios de 3,5 y 7 kiloparsecs, y una tasa de formación estelar bastante modesta

Destaca su disco extremadamente fino, que muestra cómo sucede en otras galaxias espirales cierta deformación atribuida a interacciones con galaxias vecina

Nacho Padró


viernes, 10 de julio de 2015

La Ciencia en Mesopotamia

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La antigua Mesopotamia

El comienzo de la civilización mesopotámica se remonta al año 4.000 a. C. A mediados del III milenio ya sabían utilizar los metales, y su civilización fue respetada, cuando no admirada, por Egipto y Grecia. 
Entre las muchas aportaciones que hicieron a la humanidad está la misma escritura. Es gracias a la invención de la escritura cuneiforme y al estudio de las tablillas de arcilla por lo que se puede conocer mucho más al detalle cómo fue la sociedad, la religión, el comercio y la vida en general en aquellos tiempos.
tablillas mesopotamia
Muchas veces los historiadores vacilan en considerar como científicas las obras de compilación en la que los mesopotámicos acumularon numerosos conocimientos, tales como las listas de minerales o de vegetales, que apenas podrían ser consideradas como una primera etapa en la formación de las ciencias naturales.
Pero al menos en tres aspectos los mesopotámicos superaron el nivel de los conocimientos elementales y prácticos de la vida cotidiana, acercando a una sistematización de los conocimientos propia de las ciencia.

La astronomía

Los mesopotámicos son considerados como los fundadores de la astronomía.
Los hombres de Mesopotamia observaron el movimiento de los planetas y comprobaron que se encontraban siempre en una franja relativamente estrecha del cielo, que nosotros conocemos como la eclíptica.
Ellos fueron los que la dividieron esa franja del cielo en 12 regiones o signos: los signos del Zodíaco(que hoy dividimos en 13), cada uno de diferentes dimensiones y formas.
Además, observando el cielo, elaboraron numerosos catálogos celestes, donde figuraban las estrellas con sus distancias relativas.
Pero fue para obtener una determinación y medida del tiempo que se realizaron poco a poco observaciones más importantes basadas en los movimientos de la Luna y de los planetas.
Relacionaron el calendario lunar con sus fases y ciclos con el curso de las estaciones, regulado según el curso del Sol, la determinación del eclíptica (es decir, la órbita aparente del Sol).
Así, consiguieron determinar la duración del año solar con cuatro minutos de diferencia; es decir, el tiempo necesario para que el Sol (su movimiento aparente) se desplace siguiendo la eclíptica y vuelva a un punto dado.
Los mesopotámicos establecieron también una relación exacta entre los eclipses de Luna y sabían que estos pertenecían a un sistema cuya periodicidad era aproximadamente de 18 años. Además, calculaban las posiciones de Mercurio para todas las épocas, fuesen o no visibles sus “apariciones”.
Representaron a la Tierra como un disco que tenía un gran macizo montañoso en el centro. Alrededor de la Tierra había un océano, rodeado en el exterior por un sistema de montañas que sostenían la bóveda celeste.

Las matemáticas

De los sumerios, lo mesopotámicos conservaron un sistema de numeración a la vez sexagesimal y decimal. Utilizaban un sistema numérico pasado en el 60, con un signo que correspondía al cero, y podían calcular con bastante exactitud la superficie de los círculos y de los triángulos.
Numeración cuneiforme sexagesimal de Mesopotamia (Wiimedia Commons)

La utilización del número 0 habla de un importante desarrollo en la matemática abstracta, algo que no todas las civilizaciones antiguas conocieron.
Su notación numérica era bastante flexible, porque las cifras que figuraba en el interior de un mismo número podían tomar valor según su posición.
Por métodos muy empíricos habían logrado confeccionar extensas tablas que debían permitir la solución de operaciones hoy en día muy simplificadas, como las multiplicaciones y las divisiones, las elevaciones al cuadrado y al cubo, o hacer conversiones según las unidades de medida empleadas. Incluso podrían desarrollar ecuaciones de segundo grado.

La medicina

Los juicios establecidos sobre el valor de la medicina mesopotámica muchas veces están determinados por el hecho de que esta disciplina se confundiera a veces con las técnicas y las prácticas de la magia.
Según la tradición, toda enfermedad era un efecto de la voluntad divina de herir al pecador. Por eso, para saber de qué mal se trataba e identificar al dios que lo había producido, se recurría al médico, que expulsaba los demonios causantes de todo el mal.
Sin embargo, pocas enfermedades eran consideradas de este tipo o de origen sobrenatural (por ejemplo, los dolores de cabeza, las enfermedades nerviosas y las parálisis). Los médicos eran capaces de observar los síntomas de la mayoría de las restantes enfermedades, formular un diagnóstico, prever la evolución, y administrar  una solución terapéutica en base a sustancias minerales disueltas o trituradas.
En estas disciplinas, las más desarrolladas por los mesopotámicos, los esfuerzos no se solían proponer más que resultados efectivos, sin formular principios demasiado abstractos.
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Cualesquiera que fueran los fenómenos que podían preocupar al hombre mesopotámico, siempre estaba convencido de que los dioses se manifestaban a través de esas apariencias.
Para él, la verdadera ciencia estaba integrada por enormes complicaciones adivinatorias que establecían las correspondencias entre la voluntad divina y su expresión simbólica en el mundo de los hombres.

Unidades de medida en Mesopotamia

Uno de los grandes avances por los que destacaron los sumerios fue por su capacidad para medir distancias, áreas, pesos y todo tipo de variables mediante su propio sistema sexagesimal. Hoy en día parece algo totalmente normal, casi como mirar la hora, pero ellos fueron una de las civilizaciones que permitieron que conocimientos como estos se extendieran.
mesopotamia
Los sumerios designaron un sistema de medidas de longitud y usaban cuerdas y otros elementos para medir las tierras. La unidad estándar de medida más pequeña era el dígito, que equivalía a 1,65 centímetros. Por otro lado, 30 dígitos equivalían a un Kus, 49,5 centímetros. Otras unidades de medida más grandes era la “caña”, y otra de la cual no se sabe el nombre, y que equivalía a 12 Kus.
Los habitantes de Mesopotamia no solo idearon medidas para calcular la longitud, sino también para calcular el área de las superficies. Un Sar equivalía en la actualidad a 36 m2. 100 Sar equivalían a 1 Iku y 1.800 Iku a I Búr.
El comercio también se desarrolló mucho en Mesopotamia por lo que comenzó a ser preciso un sistema para calcular el peso de los objetos o víveres al hacer las transacciones. De ello se derivó un sistema de medida de pesos. La unidad más pequeña sería el Gin, unos 8 gramos. Un Ma-na sería el equivalente a 60 Gin, es decir 480 gramos. Y 60 Ma-na era igual a un Glú, unos 2,8 Kilogramos.
Por último, tenemos que hacer referencia a las medidas de capacidad. En el sistema sumerio 1 Sila equivalía a 0,82 litros. 10 Sila eran igual a 1 Ban, 8,2 Kg. Para cantidades más grandes se usaban la Nígida (49 litros) o el Gur (246 litros).
Si quierés saber más cosas acerca de esta fascinante civilización, no solo de su ciencia sino de muchos más aspectos, echadle un vistazo al siguiente video:
sobrehistoria.com

El Pre-Triceratops Wendiceratops pinhonrnensis

Una nueva y sorprendente especie de dinosaurio con cuernos (ceratopsiano), bautizado como «Wendiceratops pinhornensis», ha sido descubierto en el sur de Alberta (Canadá), donde vivió hace unos 79 millones de años, medía seis metros de largo y pesaba más de una tonelada.
Su antigüedad hace de este ejemplar uno de los miembros más viejos conocidos de la familia de los grandes dinosaurios cornudos, a la que pertenecen el Triceratops o el Ceratopsiadae, según publica este jueves la revista PLOS One.

200 huesos

El «Wendiceratops pinhornensis», que se ha reconstruido con más de 200 huesos procedentes de al menos cuatro individuos diferentes (tres adultos y uno joven), era herbívoro y se cree que se alimentaba de plantas bajas gracias un pico similar al de un loro. 
Este dinosaurio tenía el cráneo «fantásticamente» adornado, en especial para ser uno de los miembros más antiguos de esa familia.Uno de sus rasgos más característicos era una serie de pequeños cuernos doblados hacia adelante y dispuestos alrededor de una especie de estructura a modo de gola que le salía de la parte posterior del cráneo.
El doctor David Evans del Museo Real de Ontario, en Toronto explicó que este ejemplar «ayudará a entender la evolución temprana de la ornamentación del cráneo en un grupo icónico de dinosaurios caracterizado por tener cuernos en la cara». El Wendiceratops tenía en la nariz un cuerno en vertical y es posible que también los tuviera sobre los ojos, explicó el experto.

Cuerno nasal 

El cuerno nasal es también una de sus características «más interesante». Aunque el hueso nasal se ha reconstruido con fragmentos y se desconoce su forma completa «está claro que servía de sustento» a un prominente cuerno que surgía en vertical.
Se convierte así en la primera evidencia documentada de un cuerno nasal alto en la familia de los ceratópsidos, que muestra la evolución intermedia entre los apéndices bajos de forma redondeada de los primeros dinosaurios cornudos y los largos cuernos del Styracosauris y sus parientes, agrega el estudio. 
Este ejemplar fue bautizado como Wendiceratops en honor a la buscadora de fósiles Wendy Slodoba, que en 2010 descubrió el sitio del que salieron los restos fósiles y que en las últimas tres décadas localizó cientos de fósiles importantes.
ABC

¿Qué es el efecto forer?

¿Alguna vez te has preguntado por qué algunos horóscopos parecieran hechos para ti? ¿Te has entretenido con tests de personalidad en la web? Quizá hayas sido víctima del efecto Forer.
Hace muchos años conocí a la persona encargada de hacer los horóscopos de una revista que tenían fama de ser muy precisos, tanto que la gente les escribía felicitándolos por su astrólogo. Resulta que esta persona era un periodista común y corriente, sin ninguna formación en el área de astrología ni nada parecido, que escribía lo que se le ocurría en el momento. La razón por la cual todas las personas sentían que ese horóscopo era tan acertado (o que creen en cualquier pseudo-ciencia) está intimamente relacionada con el efecto Forer.
¿Qué es el efecto Forer?
El efecto Forer, conocido también como el efecto Barnum, ocurre cuando una persona acepta como válido una aseveración acerca de si misma, pues creen que proviene de una fuente confiable. En otras palabras, las personas son víctimas de la falacia de la validación personal, y aceptan como propias generalizaciones que pueden ser válidas para cualquier individuo. 
El nombre de este efecto viene del psicólogo Bertram R. Forer, quien encontró que la mayoría de las personas aceptaban estas descripciones vagas como personales y acertadas, así que realizó un experimento en 1948, en el que entregó un grupo de afirmaciones a sus estudiantes como resultado de un test de personalidad y pidió que evaluaran sus resultados, afirmando si eran acertados. Lo que no sabían sus estudiantes es que todos tenían la misma hoja de resultados, que decía esto:
“Tienes necesidad de ser aceptado por los demás y buscas que te admiren, sin embargo, tiendes a ser muy crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades de personalidad, generalmente logras compensarlas. Tienes una capacidad increíble que no has convertido en tu ventaja. Disciplinado y autocontrolado en el exterior, tiendes a preocuparte y ser inseguro en tu interior. A veces tienes grandes dudas sobre si has tomado la decisión correcta o si has hecho lo adecuado. Prefieres cierta cantidad de cambio y variedad y te sientes insatisfecho cuando te acorralan las restricciones y limitaciones. También te enorgulleces de ser un pensador independiente, no aceptas lo que digan los demás sin pruebas satisfactorias. Pero has descubierto que es poco sabio ser muy franco y revelarte a ti mismo ante los otros. A veces eres extrovertido, afable y sociable, mientras que en otras ocasiones eres introvertido y reservado. Algunas de tus expectativa pueden ser más bien irreales.”
Forer pidió que calificaran la exactitud de los resultados en una escala de 0 a 5, donde el 5 significaba que el alumno sentía que los resultados eran excelente y acertados, mientras que un 4 expresaba que los resultados habían sido buenos. El promedio de la evaluación de la clase fue de 4,26; es decir que consideraron que el resultado realmente definía sus personalidades, aunque Forer había tomado estas aseveraciones de una columna de astrología de una revista cualquiera.

¿Cómo funciona el efecto forer?

Fotografía: agsandrew - Shutterstock
Fotografía: agsandrew - Shutterstock
Casi todos somos vulnerables al efecto Forer, aún más cuando está relacionado a pseudo-ciencias como la astrología, grafología, lectura de auras y demás. Una de las razones es que normalmente no hay nada en lo que puedas estar en desacuerdo con las afirmaciones, pues la mayoría te presentan dos opciones: “eres X, pero a veces eres Y”. Esto es lo suficientemente vago como para ajustarse prácticamente a cualquier ser humano. Si le dices a alguien: “eres muy inteligente, pero a veces haces tonterías”, cualquier persona del mundo podría aceptar ese análisis como válido.
Por un breve espacio de tiempo sientes que puedes saber lo que va a ocurrir y podrás evitarlo o cambiarlo.
Otra de las razones por las cuales las personas pueden caer en el efecto Barnum es que éste resulta aún más potente cuando hace predicciones a futuro, pues ofrece un sentido de reafirmación y control de lo desconocido. A los seres humanos nos encanta sentir que podemos controlar, así que estas predicciones nos ofrecen una ventana a lo que no podemos controlar, aún sin importar que esta ventana no sea muy transparente ni certera; por un breve espacio de tiempo sientes que puedes saber lo que va a ocurrir y podrás evitarlo o cambiarlo.
Del mismo modo, el efecto forer suele estar relacionado con el sesgo cognitivo de confirmación, y en parte debe su éxito a ello. El sesgo de confirmación ocurre cuando lees una predicción astrológica que confirma tus propias creencias. Por ejemplo, si te sientes un poco triste o desanimado y tu horóscopo dice que “vienen momentos complicados de los que saldrás airoso”, está confirmando cómo te sientes; te da la razón y no hay nada más que nos agrade que tener la razón. 
Por divertido que parezca, el efecto Forer puede afectar la vida de las personas, que no sólo invertirán sumas astronómicas para que les saquen la carta astral, les lean la palma de la mano o el café; sino que además pueden tomar decisiones importantes basados en el sesgo cognitivo, que como vemos, no suele ser un consejo sólido.

¿Cómo evitar ser víctima del efecto Forer?

Fotografía: Africa Studio - Shutterstock
Fotografía: Africa Studio - Shutterstock
El conocimiento es poder, así que nada más saber lo que es el efecto Forer puede prevenirte para que no caigas en las trampas de las pseudo-cienciasInvestiga, infórmate y descarta las fuentes débiles. Asimismo, busca evidencia sólidas. Un test online no puede decirte mucho acerca de tu carácter, pero los psicólogos cuentan con herramientas psicométricas que podrían ayudarte. Leer entre líneas las intenciones de quien intenta hacerte creer en lo que dice y dilucidar entre afirmaciones vagas y generales es de vital importancia para determinar la fiabilidad de un instrumento. Para finalizar, si necesitas consejo o ayuda, es mejor acudir a un profesional (un psicólogo o terapeuta, por ejemplo) que esté capacitado para acompañarte en tus procesos. No caigas en la trampa, utiliza la lógica y el raciocinio en vez de creer en horóscopos y predicciones baratas.

Un ciervo gigante de hace 780.000 años

Megaloceros novocarhaginiensis es el nombre que Jan van der Made, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha dado a la especie de ciervo que acaba de descubrir. Tal y como informa la agencia Sinc, se trata de un cérvido que vivió durante el Pleistoceno temprano, hace 780.000 años. Asimismo, el científico ha descrito fósiles de la especie Dama cf. vallonnetensis, un gamo que ya se conocía.
Megaloceros, que tenía un aspecto similar al de los ciervos, medía casi dos metros de altura, es decir, era más pequeño que la especie M. giganeus y mayor que M. savini. El material paleontológico ha sido encontrado en Cueva Victoria, un yacimiento situado en Cartagena(Murcia).
En cuanto a Dama vallonnetensis,es un gamo cuya talla era algo menor que el ciervo común. «Sus astas eran proporcionalmente más grandes que en los especímenes actuales de gamo persa, Dama mesopotámica, y el pelaje, aunque no lo podemos saberlo por los fósiles, debía ser parecido al de los gamos que conocemos hoy en día, Dama dama», explica Jan van der Made, investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC).
En el estudio, publicado en la revista Mastia, el científico examinó 153 fósiles del ciervo gigante y 34 de la especie más pequeña. «Tras comparar los fósiles, que incluyen astas, dientes y huesos de las extremidades, comprobé que, en el caso del ciervo, no coincidían con ninguna de las especies conocidas hasta ahora», comenta el investigador. «Estos descubrimientos nos ayudan a completar la historia evolutiva de la familia de los cérvidos», continúa.
Gracias a las dataciones, basadas en los cambios de polaridad del campo magnético de la Tierra, el equipo ha determinado que ambas especies habitaron la Península hace más de 780.000 años.
«El magnetismo de la Tierra ha cambiado varias veces a lo largo de su historia, estos cambios quedan reflejados en las rocas sedimentarias y, gracias a estas huellas geológicas que dejan los cambios de polaridad y a los datos sobre el estado evolutivo de las especies animales, podemos saber la edad aproximada en la que vivieron ambas especies», concluye Van der Made.
MNCN
ABC.es

Reconstruyen el cerebro de los monos primitivos

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Reconstrucción del cerebro de Victoriapithecus macinnesi / Fred Spoor (Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology)
En 1997, el hallazgo en una de las islas del Lago Victoria (Kenia) de la calavera de Victoriapithecus macinnesi supuso un importante hito para el estudio de la evolución. Con 15 millones de años de antigüedad, era el fósil más antiguo de los pertenecientes a la familia de los monos del Viejo Mundo, una especie de primates que incluye a ejemplares como los macacos o los babuinos.
Desde entonces, y debido a la falta de restos de la época, “es una de las pocas pistas que tenemos para conocer la evolución temprana del cerebro”, destaca Brenda Benefit, antropóloga de la Universidad Estatal de Nuevo México (EE UU) que fue la primera en hallar el fósil.
El cerebro era la mitad de pequeño que el de otros monos del mismo tamaño, pero el bulbo olfativo triplicaba el tamaño previsto
Ahora, según revelan Benefit y sus compañeros en un estudio publicado en la revista Nature Communications, esta calavera ha aportado nueva información gracias a una técnica de imagen de alta resolución con rayos X, que ha permitido explorar su cavidad craneal y reconstruir su cerebro utilizando un modelo informático de 3D.
Los cálculos efectuados por los científicos establecieron que Victoriapithecus tenía un cerebro de 36 centímetros cúbicos, unas dimensiones relativamente reducidas si se compara con su cuerpo. Por ejemplo, ocupa menos de la mitad de espacio que el de los monos actuales que tienen su mismo tamaño.  
Pese a este pequeño volumen, el cerebro resultó ser más complejo de lo que los expertos pensaban. Los escáneres efectuados revelaron que tenía varias arrugas y pliegues distintivos y que el bulbo olfatorio –la parte destinada a percibir y analizar los olores– era tres veces más grandes de lo que se preveía.   
A diferencia de otros primates, Victoriaphitecus  pudo haber mantenido un buen olfato mientras mejoraba su visión
“Seguramente, Victoriapithecus tenía mejor olfato que la mayoría de primates actuales, que poseen un cerebro muy grande y un bulbo olfatorio muy pequeño, probablemente porque a medida que mejora la visión, empeora el olfato”, explica Lauren Gonzales, antropóloga biológica de la Universidad de Duke de Durham (Carolina del Norte, EE UU) y coautora del estudio.
“En lugar de esta compensación entre vista y olfato, Victoriaphitecus pudo haber conservado ambas capacidades”, añade la experta.
Trascendencia evolutiva
Según destacan los científicos, estos hallazgos podrían ofrecer nuevas pistas sobre la evolución del cerebro de los primates en un período del que no se han hallado muchos fósiles.
Esta falta de pruebas ha provocado que los expertos no se pongan de acuerdo sobre si el cerebro de los monos creció primero y luego se plegó e hizo más complejo o si el proceso fue a la inversa.
“Este estudio es una de las pruebas más firmes de que primero vino la complejidad y luego el aumento del tamaño”, concluye Gonzales.   
Referencia bibliográfica:
Gonzales, L. et al. "Cerebral Complexity Preceded Enlarged Brain Size and Reduced Olfactory Bulbs in Old World Monkeys". Nature Communications July 2015. DOI: 10.1038/ncomms8580

El Antepasado de las Tortugas

Un grupo internacional de científicos ha encontrado al ancestro común de las tortugas actuales, carente de caparazón, de costillas anchas y con huesos en su vientre

Durante mucho tiempo, el origen y la evolución temprana de las tortugas ha sido uno de los temas de la zoología que ha generado mayor polémica. La falta de fósiles que permitieran explicar la transición desde los ejemplares primitivos hasta los actuales, junto con la diversidad de opiniones entre paleontólogos y expertos en evolución molecular contribuía a alimentar la controversia.
Pappochelysno tenía caparazón pero, en su lugar, contaba con costillas anchas y una serie de huesos a lo largo de su vientre
Estas diferencias se solventan con el estudio publicado hoy en Nature en el que se presentan los fósiles de Pappochelys, una tortuga primitiva encontrada en el lago Vellberg (Alemania) de 20 cm de largo y que data de hace unos 240 millones de años, del Triásico medio.
Pappochelys no tenía caparazón pero, en su lugar, contaba con costillas anchas, características de criaturas del linaje de las primeras tortugas, y una serie de huesos a lo largo de su vientre. Sin embargo, entre sus características físicas, la clave se encuentra en la presencia de diápsidas –pequeñas aberturas que se encuentran detrás de la cuenca de cada ojo– en su cráneo.
«Las tortugas de hoy en día no tienen tales aberturas por lo que algunos paleontólogos pensaban que estas se habían desarrollado a partir de los arcosaurios (dinosaurios y aves)», explica Hans-Dieter Sues, investigador en el Museo de Historia Natural de Washington (EE UU) y coautor del estudio.
De este modo, «las diápsidas dan la razón a la hipótesis de los evolucionistas moleculares que sostenían que estos reptiles procedían de la familia de los lepidosaurios (lagartos y serpientes) que actualmente presentan estos orificios».

Un puente en la evolución 

El hallazgo de los fósiles permite además crear un vínculo entre los ancestros más primitivos y los ejemplares de tortugas actuales. «Durante años no tuvimos una serie fósil cronológicamente completa de los ancestros de las tortugas», explica el investigador alemán.
«Los restos de tortugas que disponíamos eran del Triásico tardío como Proganochelys Proterochersis, también procedentes de Alemania, que ya habían desarrollado completamente sus caparazones», añade el experto.
Según el estudio, a diferencia de estos, Pappochelys presentaba una ampliación en la zona del vientre para permitir una mayor ampliación en la zona de las costillas, al no haber desarrollado caparazón.

El origen del caparazón

En este sentido, el científico comenta que «este tronco grueso permitió que los huesos y los nervios se fusionaran entre sí, que es lo que muchos embriólogos sostienen como el origen del desarrollo del caparazón de las tortugas».
Los fósiles de Pappochelys se encontraron en los alrededores de un lago, lo que indica que las primeras tortugas habitaban zonas húmedas. «Es probable que este animal viviera una gran parte de su vida en un lago de agua dulce junto a una rica fauna de peces, anfibios y pequeños reptiles», apunta Sues.
Para los investigadores, el esqueleto de este nuevo ejemplar lo convierte en el intermediario perfecto entre el Eunotosaurusla tortuga más antigua conocida hasta ahora, de 260 millones de años de antigüedad, y las tortugas posteriores.
ABC.es

Reconstruyen Hallucigenia

Logran reconstruir el Hallucigenia, un enigma evolutivo durante 106 años
En 1909, el paleontólogo estadounidense Charles Walcott encontró los restos de una criatura única en el suroeste de Canadá. Se trataba de un pequeño gusano con espinas, pero su fisonomía ha sido un misterio para los paleobiólogos hasta hoy. Su correcta caracterización ha revelado de paso un error de bulto que llevaba en vigor desde los 70.
El Hallucigenia recibió su nombre mucho después, gracias al trabajo del paleontóligo británico Simon Conway Morris. En los 70, un científico neoyorquino llamado Stephen Jay Gould utilizó las taxonomías de Morris para tratar de probar sus propias teorías acerca de que la evolución era un proceso caótico que no seguía ningún patrón. El gusano Hallucigenia era especialmente indicado para apoyar las teorías de Gould.
Lamentablemente, ambos científicos cometieron un error de bulto. El único fósil de Hallucigenia mostraba una mancha oscura que los investigadores creyeron que era la cabeza del animal. Además, asumieron que este pequeño gusano caminaba sobre una especie de espinas y tenía una s protuberancias como tubos flexibles en la espalda.
Logran reconstruir el Hallucigenia, un enigma evolutivo durante 106 años
La realidad es que el fósil estaba al revés. Las espinas están sobre su lomo y eran un simple mecanismo de defensa. Lo que Morris y Gould creían que eran tubos para respirar o alimentarse, en realidad eran las patas del animal. En cuanto a la cabeza, se trataba de una acumulación informe de fluidos y vísceras que posiblemente escaparon del animal cuando quedó atrapado en los sedimentos.
Más de 100 años después de su descubrimiento y 40 desde que lo caracterizaran mal, el Hallucigenia por fin recupera la cabeza, literalmente. Un grupo de paleobiólogos de las Universidades de Cambridge y Toronto han determinado ya con exactitud el aspecto de este gusano gracias al análisis de nuevos restos fósiles mediante microscopio electrónico.
El aspecto del Hallucigenia no mejora mucho en cuanto a rareza. Su cabeza tubular presenta dos pequeños ojos y una boca redondeada llena de colmillos afilados como agujas, Una serie de tentáculos probablemente le servían para ayudarse a atrapar alimento o a sujetarse. Los investigadores han elaborado una animación 3D con el aspecto, ahora sí completo de este gusano que vivió hace más de 508 millones de años.
¿Por qué tanto alboroto por un gusano? La razón es el período en el que vivió. El Hallucigeniapertenece a un período conocido com la Explosión Cámbrica. En esas fechas asomaron en nuestro planeta los primeros animales y, en muy poco tiempo, se diversificaron en la multitud de familias y especies que han evolucionado hasta nuestros días. Este pequeño gusano de apenas tres centímetros es lo más cercano que hemos encontrado al padre de todos los ecdisozoos, una amplia familia que hoy incluye desde los gusanos hasta los escorpiones. Todo un eslabón perdido a su pequeña manera. [Nature vía Science]
Gizmodo

El timo de la estampita científica

Hace dos años, el periodista de ciencia y biólogo John Bohannon hizo algo que enfureció a muchos: envió 304 estudios científicos inventados, ridículamente malos para alguien con el conocimiento necesario, a otras tantas revistas especializadas; de ellos, 157 fueron aceptados para su publicación.
Figura 1 del 'estudio' de Mazières y Kohler.
Figura 1 del ‘estudio’ de Mazières y Kohler.
Antes de explicar el qué y el cómo, hay que aclarar el porqué. Las revistas científicas tradicionales, como Nature y Science –Bohannon trabaja para esta última–, funcionan según un modelo de negocio basado en suscripciones y publicidad, como cualquier publicación clásica, aunque muchas de ellas también cargan una tarifa a los autores por publicar sus estudios.
Desde principios de siglo ha surgido en la ciencia un modelo alternativo llamado Open Access, o acceso abierto. Las revistas adscritas a este sistema, todas ellas digitales, ofrecen sus contenidos de forma libre y gratuita en internet para todos los lectores, y a cambio obtienen sus ganancias exclusivamente de las tasas de publicación cobradas a los autores. Ciertas revistas ofrecen un modelo mixto, permitiendo a los autores que elijan si desean que su estudio sea de acceso abierto a cambio de una tarifa. Algunos científicos prefieren asumir este coste –que en muchos casos sale de sus bolsillos– porque su principal interés es que sus estudios se lean, se conozcan y se citen, y el acceso abierto amplía la difusión de sus investigaciones.
Pero cualquier revista científica, sea de suscripción o acceso abierto, solo puede ser calificada como tal si incluye un sistema de peer review o revisión por pares:todo estudio con pretensiones de publicarse debe ser examinado concienzudamente por expertos independientes (referees), quienes darán su veredicto al editor. Es extremadamente improbable, si es que alguna vez ocurre, que un estudio sea aceptado tal cual lo enviaron sus autores; las respuestas más habituales se reparten entre el rechazo directo, o bien la petición a los investigadores de ciertas modificaciones de mayor o menor calado, que pueden incluir la necesidad de llevar a cabo experimentos adicionales.
Algunas revistas Open Access de nuevo cuño, como F1000Research o PeerJ, publican los estudios según se reciben con la sola aprobación de los editores, y el proceso de peer review se lleva a cabo después de forma pública y transparente. La ventaja de este sistema es que acelera enormemente la difusión de los resultados científicos; el modelo tradicional puede demorar la publicación de un trabajo hasta más de un año, entre rechazos y modificaciones. Pero todo el que consulte tales estudios siempre debe tener presente cuál es su estado de revisión.
Sin embargo, el acceso abierto también tiene un lado oscuro y podrido. Internet es el paraíso de timadores, trapacistas y listillos en general, desde la carta nigeriana a las modelos rusas buscando marido. Y allí donde hay posibilidad de hacer dinero fácil a costa de algún incauto, aparecen. Los científicos son víctimas propiciatorias: necesitan desesperadamente publicar sus trabajos, porque de ello dependen sus proyectos, ayudas, becas y carreras. Así que basta con constituir una sociedad con sede donde sea, crear una revista-web con algún nombre pomposo —International Journal ofWhatever–, comprar un ISSN (el equivalente al ISBN de los libros), hacerse con una base de datos de correos de investigadores, enviar una tanda de emails a algunos elogiando su trabajo e invitándolos a actuar desinteresadamente como referees –lo que también suma al currículum de un científico–, enviar una segunda tanda de emails a otros invitándolos a someter sus trabajos para publicación sin mencionar las tarifas… Y listos; a sentarse y hacer caja: por cada artículo, trescientos dólares, quinientos, mil, dos mil, cinco mil…
Lo cierto es que no hay nada estrictamente ilegal o delictivo, aunque en muchos casos quien esté detrás del International Journal of Superhipermegamaxiexcellent Science sea una sola persona que no tiene la menor idea de ciencia, ni exista realmente ningún peer review y los artículos sean aceptados sin revisión, mientras algunos de los que recibieron la primera tanda de emails tal vez lleguen a descubrir que figuran como referees de una revista sin haber revisado jamás un solo trabajo. No hay nada estrictamente ilegal o delictivo, pero sí un devastador atentado contra la ética científica, porque esta práctica tramposa está otorgando el marchamo de ciencia sin criterio alguno a trabajos de pésima calidad y enfangando el sistema de publicación que guía el progreso científico tan dependiente del conocimiento colectivo.
Nada ilustra mejor el extremo al que llega el problema que el caso del estudio creado en 2005 por los científicos computacionales David Mazières y Eddie Kohler. Hartos de recibir toneladas de spam invitándolos a conferencias no deseadas, escribieron un estudio titulado Get me off your fucking mailing list (Sácame de tu puta lista de correo). Las diez páginas del trabajo repetían una y otra vez la misma y única frase del título, incluso en los gráficos, en el mejor estilo de Jack Torrance en El resplandor. El estudio circuló por la red, y tiempo después un científico australiano llamado Peter Vamplew decidió enviarlo a una revista llamada International Journal of Advanced Computer Technology en respuesta a un email que le invitaba a publicar sus trabajos. Vamplew esperaba con ello detener el spam, pero lo que ocurrió en su lugar fue muy diferente: la revista aceptó su estudio calificándolo de “excelente” y adjuntando la factura: 150 dólares.
Primera página del 'estudio' de Mazières y Kohler.
Primera página del ‘estudio’ de Mazières y Kohler.
El caso de Vamplew es solo una anécdota que, sin embargo, sugiere la existencia de un problema serio de fondo. En 2013, Bohannon se propuso analizar y calibrar la magnitud de este problema, a raíz del caso de una investigadora africana que al parecer podía ser víctima de un timo similar. Para ello decidió fabricar un montaje a gran escala que destapara la estafa de las (apelativo que no me gusta nada) revistas depredadoras.
Bohannon se inventó que el compuesto X extraído del liquen Y frenaba el crecimiento de las células tumorales Z, y que el efecto era mayor en presencia de una dosis de radiación inferior a la habitual en radioterapia. Utilizando distintos X, Y y Z, creó por ordenador un total de 304 estudios por lo demás idénticos. Para cualquier profano, los estudios resultarían simplemente tan ininteligibles como cualquier otro trabajo auténtico; pero bastaría un nivel de estudiante de doctorado en biología celular para detectar al primer golpe de vista que los experimentos estaban desastrosamente diseñados y que no apoyaban en absoluto las conclusiones, sino más bien lo contrario. Todos ellos iban firmados por científicos ficticios de falsas instituciones africanas, lo que en opinión de Bohannon no levantaría sospechas si algún editor avispado trataba de rastrearlos en internet.
Los resultados del montaje de Bohannon se detallan en el artículo que escribió para Science, pero valga este resumen: 157 revistas aceptaron el estudio y solo 98 lo rechazaron; el resto de las publicaciones ya no existían o se demoraron en responder. De las 255 que tomaron una decisión, el 60% lo hicieron sin signos de revisión alguna. De las 106 que sí revisaron, el 70% aceptaron el estudio con solo sugerencias menores referentes al formato o al lenguaje, no al contenido científico. Solo en 36 casos hubo críticas a la calidad científica, pero incluso en 16 de estos los editores dieron el visto bueno a la publicación.
Con todo lo pasmoso de las cifras, lo más preocupante se revela en dos detalles. En primer lugar, 167 de las 304 revistas figuran en el Directory of Open Access Journals, un índice creado en la Universidad sueca de Lund que presume de incluir solo publicaciones suficientemente acreditadas; de esas 167, el 45% de las que completaron el proceso aceptaron el estudio de Bohannon. En segundo lugar, no tiene nada de raro que muchas de las revistas predadoras utilicen palabras como American o European en sus títulos y exhiban presuntas sedes sociales en EE. UU. o Europa, pero que sus direcciones IP revelen negocios basados en India, Paquistán, China o Turquía (también varios en EE. UU.; ninguno en España); pero en cambio, resulta inaudito que algunas de las revistas que aceptaron el estudio pertenezcan a poderosas multinacionales de la publicación científica como Elsevier, Wolters Kluwer y Sage.
Después de que Bohannon publicara sus conclusiones, Wolters Kluwer cerró el Journal of Natural Pharmaceuticals, la revista que había aceptado el estudio. Por su parte, Elsevier se lavó las manos alegando que Drug Invention Today en realidad no pertenecía a la compañía sino a un tercero; el científico indio que figuraba como director declaró a su vez que el proceso editorial dependía de Elsevier. Pero más ignominiosa fue la respuesta del prestigioso científico británico que dirigía el Journal of International Medical Research, la revista del grupo Sage que aceptó el estudio sin un solo pero y adjuntando una factura de 3.100 dólares; Malcolm Lader admitió su completa responsabilidad, pero arremetió contra Bohannon: “Debe existir necesariamente un elemento de confianza en la investigación […]. Estas actividades suyas desmerecen esa confianza”, escribió Lader.
El montaje de Bohannon ha inspirado desde entonces a otros para seguir poniendo en evidencia la existencia de revistas depredadoras. En abril de 2014, el periodista del diario Ottawa Citizen Tom Spears decidió llevar el experimento al extremo para comprobar hasta qué punto un estudio enteramente disparatado, plagiado meclando trozos de estudios auténticos para construir un Frankenstein sin ningún sentido ni razón, podía abrirse paso hasta la carta de aceptación.
El título del estudio de Spears era Acidity and aridity: Soil inorganic carbon storage exhibits complex relationship with low-pH soils and myeloablation followed by autologous PBSC infusion. O sea: Acidez y aridez: el almacenamiento de carbono inorgánico en el suelo exhibe relación compleja con suelos de bajo pH y mieloablación seguida por infusión autóloga de PBSCY tan compleja; porque la primera parte del título habla de geología del suelo, mientras que la segunda fue extraída de un trabajo sobre el tratamiento del cáncer con células madre. El resto del estudio seguía el mismo patrón, incluyendo algunos párrafos sobre Marte, referencias a la química del vino y el glorioso invento de algo llamado “plaquetas sísmicas”. Spears envió su manuscrito a 18 revistas. Ocho de ellas lo aceptaron.
En diciembre de 2014, el científico computacional Alex Smolyanitsky coló en dos revistas de su área un estudio firmado por dos personajes de Los Simpson, Margaret Simpson (Maggie) y Edna Krabappel (la sita Carapapel en España), junto con un tercer autor llamado Kim Jong Fun (un juego de palabras con el nombre del dictador norcoreano y la palabra “diversión” en inglés). El texto era un descabellado galimatías creado con SCIgen, un generador automático de estudios absurdos diseñado en 2005 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y disponible en internet.
Bien pensado, tal vez si muchos más científicos emularan a Smolyanitsky, el creciente problema de las revistas depredadoras podría aminorarse. Los seudoeditores no quieren publicar estudios falsos, ya que eso acabaría con su negocio; el timo se basa en esa “confianza” de la que hablaba Lader. Si sus oleadas de spam recibieran como respuesta otros tantos miles de estudios, sabrían con certeza que muchos de ellos serían falsos, por lo que no tendrían más remedio que revisarlos, posiblemente sin el conocimiento ni el criterio necesarios para hacerlo, emprendiendo además miles de búsquedas en internet para comprobar la existencia real de los firmantes. Y en cualquier caso, tampoco recibirían ningún pago por los finalmente aceptados; se verían obligados a cerrar. Sería tan fácil como que los científicos afectados por este acoso copiaran y pegaran textos de estudios ya publicados, como hizo Spears.
Con todo, hay lenguas maldicientes que quieren ver en el montaje de Bohannon una causa general contra el movimiento Open Access, dado que él trabaja para Science. Pero él mismo mencionaba en su texto que el modelo de revista tradicional tampoco necesariamente está exento de posibles agujeros graves en su proceso editorial; desde hace tiempo se viene hablando de la crisis del sistema de peer reviewEn febrero de 2014, dos grandes grupos editoriales como IEEE y Springer se vieron obligados a reconocer que les habían colado nada menos que 120 estudios falsos, generados por SCIgen, en 30 recopilaciones de comunicaciones a congresos. Estas pasan un filtro mucho menos exigente que el peer review de las revistas, pero en cualquier caso se supone que un humano las revisa para comprobar su autenticidad.
Recientemente, Bohannon ha vuelto a dar la campanada con otro experimento científico-editorial, que en este caso además destapa la baja calidad del presunto periodismo de ciencia que se practica en muchos medios

http://blogs.20minutos.es/ciencias-mixtas/2015/06/13/el-timo-de-la-estampita-cientifica/