Una de las responsables del daño producido por patologías como el infarto de miocardio es la llamada lesión por isquemia-reperfusión. Clínicamente, este daño puedemanifestarse después del restablecimiento de la circulación coronaria previamente bloqueada, o después del uso de la bomba extracorpórea en cirugía cardíaca, tras un episodio de síndrome coronario agudo.

Sin embargo, esto podría ser cosa del pasado gracias a los resultados de un nuevo estudio publicado en Science donde se ha logrado modificar una proteína clave en dicha lesión en los corazones de ratones, lo que permitió que se recuperaran tras sufrir un infarto. 

Dicha modificación la han realizado investigadores del Centro Médico del Sudoeste de la Universidad de Texas, en Dallas, empleando la técnica de edición genética CRISPR-Cas9, pero utilizando una versión más sofisticada del mismo capaz de cambiar químicamente letras del genoma (por ejemplo, una A por una G) sin cortar el ADN. 

Concretamente, han usado un editor de bases para cambiar dos aminóacidos (dos metioninas) de una proteína quinasa llamada CaMKIIdelta, que cuando se oxida y reactiva es causa de enfermedades cardíacas graves.

USO FUTURO EN HUMANOS

Estas primeras evidencias preclínicas sugieren que algo parecido podría suceder si se inyectaran estos mismos reactivos CRISPR en una zona de un corazón humano afectada por un infarto. Así que los hallazgos sugieren que la edición de genes podría ofrecer una estrategia permanente y avanzada para tratar enfermedades cardíacas, la principal causa de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, e incluso servir como una intervención para reparar el daño cardíaco inmediatamente después de un ataque cardíaco.