martes, 6 de febrero de 2024

El repentino caos de ‘Europa’: la luna de Júpiter da más pistas sobre su océano

 Una región kilométrica en ‘Europa’, la luna congelada de Júpiter, muestra señales de actividad inusual. El territorio presenta características caóticas que pueden estar asociadas a la presunta agua líquida que yace en el subsuelo del satélite. Los resultados de la reciente observación a través de la sonda Juno fueron publicados en la revista Advancing Earth and Space Science.

Los científicos identificaron la posible actividad espacial comparando las imágenes tomadas por la Unidad de Referencia Estelar (SRU) de la sonda Juno con la información obtenida de la misión Galileo. En ambas capturas de ‘Europa’, que presentan 20 años de diferencia, se identificó un cambio en la morfología de una porción de territorio con forma de "ornitorrinco".

luna europa region congelada ornitorrinco

Arriba la imagen de la región “ornitorrinco” de Europa tomada en 2022. Abajo, la misma zona fotografiada por Galileo.

 
JUNO/HEIDI N. BECKER ET AL

Según los resultados del equipo del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en el sur de la figura se perciben dos grandes bloques de hielo que proyectan sombras sobre el piso congelado. El cambio es común en algunos planetas, pero el satélite se ha caracterizado por ser consistente en su morfología. El inesperado caos creado en dos décadas ha emocionado a los científicos pues puede revelar un comportamiento marino activo. "Esta zona alterada de la superficie helada es única dentro de la región observada por la SRU y parece haber sufrido un proceso inusual en comparación con el terreno circundante", adelanta el reporte.

No es la primera vez que se identifica actividad similar en ‘Europa’. La Sonda Galileo recorrió el sistema joviano hasta 2003. En su misión, encontró al menos dos sitios con bloques de hielo que emergieron de pronto y modificaron su territorio. Los tres eventos de la luna de Júpiter se agrupan a lo largo de su ecuador, mientras que su única relación aparente es una línea de fractura sobre la superficie.


En septiembre de 2023, la sonda Juno avistó un rostro en Júpiter.
La cámara de la sonda Juno captó una imagen de los torbellinos de gases de Júpiter que permite imaginar un enorme rostro.

El caos de ‘Europa’ abre más enigmas

Los hallazgos no pueden ser tomados como prueba de algo concreto, aceptan los científicos. La única evidencia de la actividad en ‘Europa’ es la sombra proyectada sobre el piso aparentemente liso. Aun así, la disminución de la luz en regiones concretas es un punto a analizar en el futuro. Las sondas visitaron el satélite cuando este recibía por rebote la máxima luz disponible de Júpiter. En un ejercicio metafórico, el vistazo de Juno y Galileo fue como observar una ciudad desde lo alto a medio día, donde nada debería proyectar sombra.

“Hasta que se comprenda mejor el alcance global de tales características y el mecanismo para su formación, las implicaciones de estas correspondencias son inciertas. Dada la escasa cobertura existente de ‘Europa’, se justifica cautela al interpretar estas curiosas unidades de caos bilobuladas”, advierte el documento.

Por ahora no es posible verificar la naturaleza de la actividad, pero el trabajo de los investigadores ha puesto un objetivo para las sondas Clipper de la NASA y Juice de la ESA. Ambas llegarán al sistema joviano en unos años para investigar a profundidad sus lunas y crear un mapa más preciso de su superficie.

‘Europa’, la luna prometida

‘Europa’, junto con Ío, Ganímedes y Calisto, pertenecen a la categoría de los satélites galileanos. Se les llama así en honor al astrónomo Galileo Galilei que las descubrió en 1610. ‘Europa’ es la luna más pequeña de este grupo y la sexta más cercana a Júpiter. Aunque en su superficie la temperatura desciende hasta los -223°C y se encuentre a una distancia de 628 millones de kilómetros de la Tierra, es uno de los cuerpos espaciales más estudiados por su potencial de albergar vida.

En septiembre de 2023, el Telescopio Espacial James Webb identificó rastros de dióxido de carbono emanando de la superficie del satélite congelado. La hipótesis más aceptada sobre el origen del gas es que la corteza se fracturó y facilitó un intercambio de material entre el océano subterráneo y la superficie.

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