A gran profundidad hay ausencia de luz (la
luz roja es la que penetra a mayor profundidad) adaptándose con
convergencias a la fauna cavernícola: desarrollo de la
bioluminiscencia y ausencia de órganos visuales..
Los animales ramoneadores o que se alimentan
de material sedimentívoro, así como los depredadores al acecho desarrollan técnicas sensoriales como los quimioreceptores, las líneas
laterales desarrolladas, reducción de
componentes esqueléticos por un bajo grado de osificación, reducción
muscular por su baja actividad y así ahorran componentes estructurales.
Nacho Padró
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