Beber más de una taza de café al día se asocia con entre un 22 y un 25 por ciento menos de riesgo de ictus en comparación con quienes toman menos, según un estudio del Instituto Nacional de Medicina Ambiental del Instituto Karolinska en Estocolmo (Suecia) que se publica en la revista 'Stroke: Journal of the American Heart Association'.
El consumo bajo o la ausencia de consumo se asociaba con un mayor riesgo de ictus en un estudio de 34.670 mujeres de entre 49 y 83 años que fueron seguidas durante una media de 10,4 años. Los investigadores señalan que aunque es demasiado pronto para cambiar los hábitos de los bebedores de café, el estudio podría reducir las preocupaciones de algunas mujeres.
Los grupos de mujeres que decían beber entre una y dos tazas diarias, tres o cuatro o más de cinco tazas mostraban beneficios similares en comparación con quienes tomaban menos de una taza diaria al día. Estas diferencias se mantuvieron con independencia del tabaquismo, el índice de masa corporal, los antecedentes de diabetes, hipertensión o consumo de alcohol, lo que sugiere que los efectos del café no están influidos por los factores de riesgo cardiovasculares conocidos.
Los investigadores recopilaron datos del Grupo de Mamografía Sueco que investigaba la asociación entre la dieta, el estilo de vida y el desarrollo de enfermedades. Los autores reunieron casos de primer ictus ocurrido entre enero de 1998 y diciembre de 2008 mediante su vinculación con las basa de los hospitales suecos hasta documentar un total de 1.680 ictus.
Según señala Susanna Larsson, responsable del estudio, tras tener en cuenta otras factores de riesgo, el consumo de café se asociaba con un menor riesgo de ictus total, infarto cerebral y hemorragia subaracnoidea. Los números pequeños de hemorragia intracraneal podrían deberse a la carencia de asociación con ese subtipo de ictus. En general, el infarto cerebral se asocia en mayor medida con los factores dietéticos.
Los cuestionarios de frecuencia alimentaria no realizaban distinciones entre el café descafeinado y el normal pero el consumo de café descafeinado en la población sueca es bajo.
Larsson señala que las posibles vías por las que el consumo de café podrían reducir el riesgo de ictus incluyen el debilitamiento subclínico de la inflamación, la reducción del estrés oxidativo y la mejora en la sensibilidad a la insulina.
"Algunas mujeres han evitado consumir café porque pensaban que no era sano. De hecho, existe una creciente evidencia que indica que el consumo moderado de café podría disminuir el riesgo de algunas enfermedades como la diabetes, el cáncer de hígado y posiblemente el ictus", concluye Larsson
Carla Gallén
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