Un equipo internacional compuesto por 35 científicos de 14 países ha regresado de una expedición científica de ocho semanas de duración a bordo del buque JOIDES Resolution, dentro del Programa Integrado de Perforación Oceánica (IODP, por sus siglas en inglés) tras investigar seis millones de años de historia de la tierra y perforar 5,5 kilómetros del fondo marino.
El buque JOIDES Resolution zarpó el pasado 17 de noviembre de las islas Azores hacia el Estrecho de Gibraltar y ha navegado sobre la línea de sutura profunda en la corteza terrestre que enlaza la Dorsal Medio-Atlántica --donde se originó el Océano Atlántico-- con el Mar Mediterráneo.
La expedición ha dado respuesta a muchas de las cuestiones planteadas al inicio, pero también ha aportado resultados científicos totalmente inesperados. Así, se ha conseguido comprender mucho mejor los rasgos que caracterizan a las contornitas y se ha validado el paradigma que plantea este tipo de sedimentación.
Los océanos y el clima están íntimamente ligados, y parece existir una señal muy potente de este nexo en los sedimentos contorníticos por lo que descifrar el código climático en las contornitas es más difícil ya que reciben una amplia variedad de sedimentos de diferentes fuentes, pero el potencial de la información que contienen puede ser incluso más significativo.
Asimismo, el equipo científico ha encontrado evidencias del "pulso tectónico" producido por la confluencia de las placas tectónicas Africana y Europea, responsable de constantes subidas y bajadas de las estructuras claves dentro y alrededor del pasillo oceánico. Además, este efecto tectónico ha producido fuertes terremotos y 'tsunamis' que han generado importantes flujos de masas arenosas al mar profundo.
En cuatro de los siete puntos de perforación, hay una parte importante del registro geológico que ha desaparecido. Estos hiatos evidencian la existencia de una corriente tan intensa que consiguió erosionar el fondo marino.
De esta forma, la investigación realizada ha permitido entender cómo el Estrecho de Gibraltar actuó primeramente como una barrera y luego como pasillo oceánico en los pasados 6 millones de años y ahora se dispone de un mejor conocimiento y registro de la poderosa circulación de la Corriente de Salida Mediterránea (Mediterranean Outflow) a través del Estrecho y su influencia en el Golfo de Cádiz y oeste de Portugal.
Otro descubrimiento sorprendente ha sido encontrar más arenas en los sedimentos contorníticos de lo que cabría esperar. Los científicos han descubierto "impresionantes" acumulaciones de arena lo que supone una muestra de la gran intensidad, alta velocidad y larga duración de las corrientes de fondo mediterráneas. Además, este hallazgo puede significar un giro en las futuras exploraciones de gas y petróleo a nivel mundial.
El estrecho de Gibraltar es uno de estos pasillos submarinos, el cual, después de haber estado aislado del Atlántico varios cientos de milenios, se re-abrió hace menos de 6 millones de años. En la actualidad, una poderosa cascada de agua Mediterránea se extiende hacia el Océano Atlántico, tras su salida a través del Estrecho de Gibraltar.
Esta masa de agua es más salada que las del Atlántico --por tanto más densa-- y se hunde talud abajo hasta profundidades mayores de 1.000 metros, erosionando los fondos marinos rocosos, excavando cañones submarinos y construyendo montañas de fango en un paisaje submarino apenas conocido.Estos depósitos albergan un registro climático y tectónico que se extiende más allá de los últimos 5,3 millones de años
Judith Tobeñas
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