sábado, 14 de enero de 2012

Acebedo: una despensa para el invierno

Como indica su nombre, las acebedas o acebales son los bosques donde predomina el acebo. Se trata de formaciones muy cerradas y densas en cuyo interior penetra muy poca luz y en los que, por tanto, viven muy pocas plantas de sotobosque. Sin embargo es muy conocido su interés para la fauna como dormidero y refugio ante el clima adverso o ante los predadores.
Las acebedas son muy escasas en España y más aún fuera de nuestro país. Se distinguen muy bien en invierno por el color verde oscuro y brillante que le da su característica hoja dura perenne (de la descomposición de las hojas se encarga un hongo especialista). En primer lugar, debemos hablar de su protagonista, el acebo o xardon (Ilex aqufolium), una especie perennifolia que puede ser arbusto o árbol, aunque raramente alcanza gran porte.
Sus flores son masculinas o femeninas, y brotan en diferentes pies de planta, por lo que hay acebos macho y acebos hembra. Solo las hembras darán el fruto rojo característico, y no todos los años lo producen con igual intensidad. La creencia popular describe los años muy fructíferos como años de nieves y temporales. Las flores macho son amarillentas, muy pequeñas y se dan en grupos.

 
Los excrementos de los animales dispersan sus semillas
El fruto rojo es venenoso para las personas, pero no para la avifauna ni para los mamíferos omnívoros. Zorros, tordos, zorzales y mirlos son importantes diseminadores del acebo a través de sus excrementos. Lo mejor para sembrar acebos es tomar las semillas de dichos excrementos y enterrarlas, porque si cogemos las semillas frescas y las limpiamos, tardarán tres años o más en salir y, además, solo germinarán en una pequeña proporcion. También se pueden estaquillar los acebos, pero esto requiere práctica y una temperatura y humedad constantes y controladas.
Cuando encontramos acebo en el campo es señal de que nos hallamos en un clima o microclima atlántico o de tipo centroeuropeo. El área de distribución del acebo en las zonas mediterráneas de nuestro país indica fielmente las zonas donde hubo en el pasado este tipo de climas más húmedos. En estas áreas se puede considerar al acebo como una especie testigo o especie-relicta.
El acebo llega hasta los bosques gaditanos y a Canarias, lo que parece indicar su posible origen subtropical. En el norte peninsular, el acebo es relativamente abundante y no presenta problemas de conservación, a pesar de ser una especie muy manejada por el hombre. Soporta bien la nieve, pero huye del frío excesivo y de los climas continentales.
Actualmente se piensa que las acebedas tienen dos origenes: unas se han formado de manera espontánea en lugares donde hayedos o robledales les han dejado hueco; otras, por el contrario, han sido favorecidas por las actividades tradicionales humanas, tales como ganadería, fuego, ramoneo y favorecimiento de brotes de raíz.

A partir de su corteza se hacía la "liga" para cazar pájaros
La especie humana ha hecho uso del acebo desde antiguo: su madera es muy buena y sus hojas se usaban para forraje de conejos y vacas. De su corteza exterior, lisa y blanquecina, se hacia la "liga" para cazar pájaros, método hoy totalmente prohibido, tanto por los árboles como por los pájaros.
Las dehesas boyales de acebo eran lugares preferidos para guardar el ganado en invierno. Los animales domésticos y salvajes gustan de morder la jugosa corteza y de rascarse los cuernos en el tronco, con el consiguiente perjuicio para los árboles, que se secan cuando hay mucha presión ganadera.
Hay cerca de 400 especies de acebos en todo el mundo. En Japón destaca Ilex crenata, cultivado incluso como bonsai; en el Nuevo Mundo, la más peculiar y conocida es Ilex araguayensis, el mate o yerbamate, bebida social similar al café o al té, muy popular en el llamado Cono Sur.
Todos los Ilex, por regla general, poseen alcaloides estimulantes del tipo de la cafeína o la teobromina (el del cacao) además de otros tóxicos. En las Islas Canarias viven dos especies de acebos silvestres, el acebiño y el naranjero o bojo, ambas especies escasas y amenazadas. El hibrido entre el acebo europeo y el canario (Ilex perado) es muy usado en jardinería y existen gran cantidad de variedades.


Emilio Blanco
Natura.

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