¿Qué ocurre cuando algunos descubrimientos hacen tambalear tótems hasta ahora incuestionables? | Primero fue poner a caldo las teorías de Freud, ahora le toca a Einstein, en una teoría, la de la relatividad, que nadie había puesto en tela de juicio en 106 años
Habrá que reabrir la puerta de la interpretación. Poner patas arriba algunas teorías inamovibles es un ejercicio que, cíclicamente y a pesar de todo, ha conseguido hacer avanzar a la civilización. La caída –cuanto menos la sombra de la duda– de mitos ideológicos, políticos, artísticos y ahora científicos, hace tambalear ciertas premisas sociales. Es un movimiento lógico, dicen los expertos, que nos hace más vulnerables pero más creativos y que abre polémicas inacabables.
Más ignorantes y más sabios a la vez, apremiados por la búsqueda de respuestas, esos parones ideológicos nos sitúan ante la única certeza: nada es para siempre. Primero fue poner a caldo las teorías psicoanalíticas de Freud, ahora le toca a Einstein, en una teoría, la de la relatividad, que nadie había puesto en tela de juicio en 106 años –desde su proclamación– y por la que todos creíamos que nada supera la velocidad de la luz.
Rolf Heuer, director general de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en francés) lanzó el pasado octubre un mensaje de prudencia ante los primero resultados de un estudio que indicaba que... ¡los neutrinos alcanzan una velocidad superior a la luz! De ser eso cierto, temblaría la teoría de Albert Einstein. "Si se confirma, la teoría de la relatividad no quedará invalidada, pero habrá que transformarla" advierte el doctor en Filosofía Jordi Pigem. Para este filósofo de la ciencia hay que esperar aún unos meses... mientras el experimento se replica en otros laboratorios.
El fenómeno no es nuevo. Fueron vapuleados en su momento personajes que acabaron en el tribunal o en la hoguera por defender nuevas teorías. Entre los siglos XVI y XVII cayeron muchos mientras se fraguaba un cambio de paradigma entre el final de la edad media y el principio de la moderna. "Galileo, Descartes y Newton son posibles porque viven en una época en la que están cayendo grandes mitos. Pero los mitos que ellos construyeron ya no nos sirven. Hoy nos hace falta una nueva manera de ver y entender el mundo", dice Pigem.
Heuer ha animado a la comunidad científica a verificarlo porque "podría ser revolucionario". Deja claro que no supone que la teoría de Einstein sea errónea, porque podrían existir diferentes interpretaciones sobre el hallazgo. "Es el momento de que los teóricos de la ciencia se coman la cabeza", añade. Algunos ya lo han hecho a requerimiento de La Vanguardia. Para David Jou, científico y poeta, catedrático de Física de la Materia Condensada en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), si finalmente se demostrara que la velocidad de los neutrinos es superior a la de la luz habría que modificar la relatividad einsteniana. "La gran mayoría de sus resultados quedarán indemnes pero se abrirá una nueva puerta –hasta ahora inimaginable– en nuestra manera de interpretar la realidad".
Caen teorías y mitos ideológicos como caen símbolos políticos. ¿Es esa una circunstancia que nos obliga a crecer, a mejorar, como sociedad o nos convierte en más vulnerables, más frágiles? "La ciencia, la cultura, la sociedad, siempre avanza, precisamente, a base de esas grandes metamorfosis", defiende Jordi Pigem. Y evoca uno de esos grandes mitos que en los últimos años se ha ido derrumbando en el ámbito científico mientras continúa dominando la creencia popular: el determinismo genético. "La creencia de que los genes, prácticamente por sí solos, controlan cómo somos y qué enfermedades podemos tener. Pero si el principal impulsor del Projecte Genoma Humà, Craig Venter, ha reconocido que del genoma no sabemos prácticamente nada...".
A criterio de David Jou los mitos que de verdad hacen frágil a la sociedad son aquellos que la llevan a exigir el sacrificio de la libertad y de la vida. "Los otros son útiles: funcionan como respuestas provisionales a preguntas profundas de la vida, actúan como referencias en la incertidumbre, ayudan a expresar sentimientos. Proporcionan modelos de acción e inspiran las artes".
Heuer apuntó que "cuando en los años 80 se hablaba de la antimateria nadie lo entendía y era cuestión que no interesaba a nadie". Y parece que Einstein aventuró que, si un día, éramos capaces de enviar un mensaje más rápido que la luz –300.000 kilómetros por segundo– entonces "podremos iniciar un viaje al pasado". Partículas subatómicas lanzadas desde el CERN, en Ginebra, a un receptor en Italia llegaron 60 nanosegundos más rápido. ¿Y ahora qué?
En palabras de Jorge Wagensberg, director científico de la Fundació La Caixa, si la teoría de los neutrinos se confirma estamos ante un vacío que da vértigo pero que anima a trabajar. "Estamos en un choque frontal con la teoría de la relatividad". Pero, añade, la ciencia avanza justamente gracias a este tipo de contradicciones porque la coherencia es uno de sus requisitos innegociables. "Si lo que veo contradice lo que creo, entonces tengo dos opciones: o cambio mi manera de mirar o cambio mi manera de creer. Es decir, o corrijo el experimento o cambio la teoría vigente". Mantiene Wagensberg que todos los físicos están a favor de repetir el experimento cuantas veces haga falta "y todos están dispuestos a cambiar la teoría si la evidencia se impone".
El fin de un mito significa el principio de una revolución. En física –recuerda Wagensberg– la ruina del mito del determinismo de la mecánica de Newton dio paso a disciplinas científicas nuevas, la física estadística de Boltzmann, la física cuántica de Heisemberg, la física relativista de Einstein. En biología, el evolucionismo de Darwin y de Wallace convierte el mito del Arca de Noé en un poema. En cosmología el mito de Ptolomeo con la Tierra en el centro del universo se derrumba con Copérnico...
"Cuando se logra cambiar la respuesta entonces tenemos evolución, cuando lo que se logra cambiar es la pregunta, entonces tenemos revolución. Lo mismo sucede con el progreso moral, el fin del mito que restringe la condición de humano a solo parte de los ciudadanos, permite abolir la esclavitud o la redacción de la Declaración de los Derechos Humanos". Pero, para el científico, la sociedad mide con distinto rasero cultura y ciencia. Se le exige más. "La teoría de la relatividad, como cualquier otra teoría científica, no se da por definitiva ni después de un billón de confirmaciones experimentales, pero se da como superada con una sola refutación experimental. Qué injusto parecería algo así fuera de la ciencia".
Carla Gallén
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