domingo, 25 de mayo de 2014

Fisuras en la tabla periódica


El descubrimiento del elemento 117 en 2010 completó por primera vez la tabla periódica tal como la conocemos, al menos hasta que nuevos descubrimientos obliguen a añadirle una nueva fila.
Sin embargo, la química de algunos elementos de incorporación reciente puede diferir de la de los elementos de la misma columna, rompiendo la regla periódica que había caracterizado la tabla durante un siglo y medio.
Este sorprendente comportamiento puede derivar de los efectos descritos por la teoría de la relatividad especial, que hacen que ciertos electrones orbiten de forma más compactada.
Los físicos nucleares siguen en su empeño por sintetizar nuevos elementos, que tendrán nuevos tipos de orbitales electrónicos, y por comprender su química mediante el estudio de un puñado de átomos efímeros.
Investigadores rusos anunciaron en 2010 que habían sintetizado por primera vez unos pocos núcleos del elemento 117. Este nuevo tipo de átomo no tenía todavía nombre, porque tradicionalmente la comunidad científica espera a tener una confirmación independiente antes de bautizar un nuevo elemento. Pero, salvo sorpresas, el 117 ocupa ya una plaza permanente en la tabla periódica de los elementos.
Todos los elementos hasta el 116, y el 118, habían sido previamente encontrados; el 117 llenó el último hueco que quedaba en la fila inferior. Este logro marca un hito en la historia. Cuando Dimitri Mendeléiev —también ruso— y otros científicos crearon la tabla periódica en los años sesenta del siglo XIX, generaron el primer gran esquema para organizar todos los elementos conocidos en aquel momento. Mendeléiev dejó algunos espacios en blanco en su tabla y formuló la audaz suposición de que algún día se descubrirían nuevos elementos que llenarían aquellos vacíos. Se han elaborado incontables revisiones de la tabla, pero nunca se había podido prescindir de los huecos... hasta ahora. Con el elemento 117 la tabla periódica de los elementos se ha completado por primera vez.
El espíritu de Mendeléiev probablemente saboreará el triunfo de su visión, por lo menos por un tiempo, hasta que los químicos y los físicos nucleares sinteticen nuevos elementos, que requerirán la adición de nuevas filas y posiblemente dejarán nuevos huecos.
Sin embargo, en el momento en que encajaban las últimas piezas del rompecabezas, empezó a sospecharse que algo fundamental fallaba. Algo que podría minar la misma base de la existencia de la tabla periódica: los patrones recurrentes que le dan nombre.
 Scerri, Eric R.

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