Los elefantes no huyen en desbandada ante un ratón, pero sí hay un insecto que eluden a toda costa: las abejas. Tanto, que los conservacionistas han comenzado a aprovechar ese temor para mantenerlos alejados de los campos de cultivo en África, parte de un conflicto que provoca la muerte a cientos de elefantes y personas cada año.
El proyecto Elephants and Bees («Elefantes y Abejas»), a cargo de la ONG Save the Elephants («Salvemos los elefantes»), pretende impedir que estos paquidermos devoren y arrasen los cultivos levantando vallados con abejas: cercas metálicas enristradas de colmenas. El proyecto piloto comenzó en Kenia en 2008 y desde entonces se ha extendido a otros seis países del continente. Según un artículo de inminente publicación en Conservation Biology, los vallados zumbantes han ahuyentado al 80 por ciento de los elefantes que se han acercado a su perímetro. Estas peculiares barreras también aportan a los lugareños dividendos adicionales en forma de miel, asegura la directora del proyecto Lucy King.
El programa Air Shepherd («Vigilancia del Aire»), de la Fundación Charles A. y Anne Morrow Lindbergh, está simulando el zumbido de las abejas para minimizar el conflicto. El pasado verano los investigadores hicieron volar drones sobre Malawi en busca de cazadores furtivos, y descubrieron que el rumor de los cuadricópteros espantaba a los elefantes. «Zumban como abejas», explica Otto Werdmuller Von Elgg, responsable de operaciones con drones del programa. Además de su iniciativa contra el furtivismo, ahora el programa lanza al aire, casi cada noche, los cuadricópteros sobre los vallados de los cultivos y en los alrededores del Parque Nacional de Liwonde, como repelente para los elefantes. Estos ingenios voladores aún no son legales en todos los países africanos, pero Von Elgg cree que la idea acabará siendo adoptada en más lugares. «Con un solo dron es posible controlar una manada entera de cien ejemplares», asegura.
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