domingo, 12 de junio de 2016

La musica de los arrecifes atrae a las ostras



Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad estatal de Carolina del Norte ha demostrado que, como si de un canto de sirena se tratara, los sonidos producidos por un arrecife atraen a las jóvenes ostras para que se afinquen allí de manera permanente.
Las larvas de este bivalvo son animales planctónicos, lo que significa que no pueden nadar en contra o a través de las corrientes marinas. Sin embargo, sí tienen capacidad para moverse hacia arriba y hacia abajo dentro de una columna de agua. A medida que maduran, las jóvenes ostras desarrollan un músculo del «pie» que utilizan para detectar la presencia de escollos marinos. Cuando encuentran un lugar idóneo, se adhieren al mismo y permanecen allí durante toda su vida.
Los científicos saben que las larvas de ostra y otros bivalvos, como las almejas, responden a determinadas señales químicas y físicas del agua del mar para decidir cuándo empezar a buscar un hogar. Asimismo, Ashlee Lillis, estudiante de doctorado en ciencias del mar, se preguntó si el sonido producido por los arrecifes guardaba alguna relación con este fenómeno. Según ella, «a pesar de que las ostras no tienen oídos, son capaces de sentir la vibración producida por las corrientes marinas que atraviesan los escollos».
Lillis y David Eggleston, su director de tesis, decidieron poner a prueba esta hipótesis. Con la ayuda del geofísico Del Bohnenstiehl, realizaron grabaciones sonoras submarinas tanto en las cercanías de un arrecife como en el mar abierto. En una segunda fase, sometieron las muestras de larvas de ostra a dichos sonidos, en el medio natural así como en el laboratorio. Tal como publicaron en un artículo de la revista PLoS ONE, en ambos casos encontraron que la tasa de colonización aumentaba cuando los bivalvos eran expuestos a los sonidos de arrecifes en comparación con los del mar abierto.
«El océano presenta diferentes sonoridades, como ocurre en la superficie terrestre», apunta Lillis. «Vivir en un arrecife es como hacerlo en una zona urbana: hay una gran cantidad de residentes, mucha actividad y mucho ruido. En comparación, el fondo marino es más parecido a un tranquilo ambiente rural».
«Esta investigación representa el primer paso para entender cómo suenan los entornos marinos sanos» añade la estudiante de doctorado. «Si pudiéramos descifrar este misterio, sería posible mejorar la construcción de los cultivos de bivalvos y, a la vez, definir nuevos métodos para controlar la salud de los arrecifes marinos".
Los sonidos grabados por Lillis y su equipo están disponibles en este enlace: www.soundscapes.cmast.ncsu.edu
Más información en PLoS ONE.

Los REstos del Cachyuyp

Existe una notable continuidad biológica entre las costas del Pacífico y las del Océano Austral, desde Japón hasta Nueva Zelanda. Las zonas de afloramientos del Pacífico oriental han desempeñado un papel esencial en la dispersión de muchas especies y pudieron haber facilitado, incluso, la colonización humana de América. 
Restos de algas del género <em>Macrocystis</em> varadas en las costas del sur de Australia [Foto: Luis Cardona].
Restos de algas del género Macrocystis varadas en las costas del sur de Australia [Foto: Luis Cardona].
 
Las costas de las regiones frías de casi todo el mundo se caracterizan por la presencia de tres grupos de especies aparentemente no relacionadas entre sí: lobos marinosmacroalgas gigantes del género Macrocystis, y sardinas del género Sardinops. Estas últimas faltan en ciertos lugares, como la Patagonia argentina, Nueva Zelanda y las islas subantárticas. Tampoco existen algas del género Macrocystis, llamadas cachiyuyos, en el norte de Japón y Siberia. Pero desde la isla de Hokkaido hasta Nueva Zelanda existe una continuidad biogeográfica que pasa por Alaska, el oeste de Canadá y de los Estados Unidos, la Baja California y el mar de Cortés, Perú y Chile, Nambia y Sudáfrica, el sur de Australia y Tamania y se extiende hasta islas subantárticas como Malvinas, Crozet o Kerguelen. ¿Cómo es posible que lugares tan alejados geográficamente compartan estas especies y en cambio ninguna de ellas exista en las costas del Atlántico norte?
El motivo es histórico y geográfico. Tanto los antepasados de los lobos marinos como los del cachiyuyo y de las sardinas del género Sardinops evolucionaron en el Pacífico norte. De allí se extendieron hacia el hemisferio sur a lo largo de las frías y productivas zonas de afloramiento del margen occidental del continente americano. Durante este viaje tuvieron que atravesar la región tropical del Pacífico americano, relativamente estrecha durante los períodos glaciales, algo que en el caso de los lobos marinos sucedió en al menos tres ocasiones diferentes. Una vez en Tierra del Fuego, la Corriente Circumpolar Antártica les permitió dispersarse a través del Océano Austral, alcanzando así las islas subantárticas, el extremo meridional de África, Australia y Nueva Zelanda. Sin embargo, ninguna de estas especies fue capaz de viajar hacia el norte a través del Atlántico tropical, pues es mucho más amplio que la franja tropical del Pacífico oriental. Tampoco fueron capaces de cruzar el Ártico, al no ser especies realmente polares, lo que explica su ausencia en el Atlántico norte.
Pero el corredor costero del Pacífico también pudo haber cumplido una función en la colonización humana de América desde Asia. Hasta hace una década, los arqueólogos asumían que la colonización se había producido a pie, a través de la región del estrecho de Bering, hace unos 14.000 años. De ser cierta dicha hipótesis, la presencia humana en el extremo meridional de Sudamérica debía ser mucho más tardía. Los yacimientos costeros de Perú, datados en unos 11.000 años de antigüedad, casarían con esta hipótesis y sugerirían que los humanos habrían desarrollado economías marítimas de forma independiente en varios lugares de América. Sin embargo, el asentamiento humano de la localidad chilena de Monte Verde tendría entre 14.000 y 14.500 años de antigüedad y sería, por lo tanto, contemporáneo a la llegada decazadores-recolectores a Norteamérica a través de Beringia. ¿Cómo pudo aquella gente haber llegado hasta allí en una fecha tan temprana?
En realidad, América podría haber sido colonizada por, al menos, dos grupos humanos diferentes. Uno lo habría hecho hace unos 14.000 años, a pie, siguiendo las manadas de grandes herbívoros que vagaban por el corredor libre de hielo que apareció en el interior del continente un vez que el casquete canadiense empezó a fundirse. El otro habría iniciado la colonización de América unos dos mil años antes y lo habría hecho a lo largo de la costa, desplazándose en embarcaciones similares a las utilizadas por los aleutianos hasta hace 200 años y cazando, al igual que ellos, lobos marinos mediante arpones de hueso. La continuidad ecológica representada por los bosques de cachiyuyos, y sus abundantes recursos tróficos, en forma no sólo de mamíferos marinos, sino también de peces, aves y moluscos, habría facilitado la dispersión de este grupos humano hacia el sur, dando lugar a la llamada kelp highway o "ruta del cachiyuyo". Ciertamente, dicha continuidad se perdía en Centroamérica, pero los estuarios de la región ofrecerían una buena alternativa para esos grupos de canoeros paleolíticos.
De ser cierta, la hipótesis de la "ruta del cachiyuyo" no sólo explicaría la temprana presencia humana en Monte Verde. Además, sugeriría una continuidad cultural aquellos canoeros paleolíticos y los grupos de cazadores-recolectores fuertemente dependientes de las poblaciones de lobos marinos que hasta hace 200 años existían todavía en las Aleutianas, Oregón, los canales chilenos y Tierra del Fuego. El problema es la falta de pruebas arqueológicas de una dispersión temprana por la costa del Pacífico americano, pues el yacimiento costero más antiguo conocido en el Pacífico norte se halla en las Islas del Canal (California) y tiene unos 12.000 años. Aunque demuestra que en aquella época existían gentes capaces de cruzar brazos de mar, y por tanto dotadas de embarcaciones, es posterior a Monte Verde. De todos modos, es posible que la mayor parte de los yacimientos arqueológicos que pudieran documentar dicha expansión simplemente estén bajo el agua, pues en aquella época el nivel del mar era muy inferior al actual; por lo tanto, la mayor parte de los yacimientos de la época seguramente se inundaron durante la transgresión marina del Holoceno y permanecen, aún, bajo el agua.
Luís Cardona Pascual para IyC

Bibliografía
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Coyer JA, GJ Smith & RA Andersen. 2001. Evolution of Macrocystis spp. (Phaeophyceae) as determined by ITS1 and ITS2 sequences. Journal of Phycology 37: 574-585.
Dillehay et al. 2008. Monte Verde: seaweed, food, medicine, and the peopling of South America. Science 320: 784-786.
Erlandson et al. 2007. The Kelp Highway hypothesis: marine ecology, the coastal migration theory, and the peopling of the Americas. Journal of Island and Coastal Archaeology 2: 161–174.
Erlandson et al. 2011. Paleoindian seafaring, maritime technologies, and coastal foraging on California's Channel Islands. Science 331: 1181-1184.
Erlandson et al. 2015. Ecology of the Kelp Highway: did marine resources facilitate human dispersal from Northeast Asia to the Americas? Journal of Island and Coastal Archaeology 10: 392-411.
Keefer et al. 1998. Early maritime economy and El Niño events in Quebrada Tacahuay, Peru. Science 281: 1833-1835.
Yonozawa, T., Kohno, N., Hasegawa, M. 2009. The monophyletic origin of sea lions and fur seals (Carnivora; Otariidae) in the Southern Hemisphere. Gene 44: 89–99.

¿Volar o Bucear?

En contra de lo que pudiera parecer, la mayor parte de las aves marinas no son buenas buceadoras. Volar y bucear requieren adaptaciones difícilmente compatibles, aunque la destreza de álcidos y cormoranes demuestran que resulta posible hacerlo. Sin embargo, en las condiciones imperantes en la mayor parte de los océanos, volar resulta más provechoso que bucear.

Charranes y gaviotas descansando en una playa. [Foto: Luis Cardona]
Charranes y gaviotas descansando en una playa. [Foto: Luis Cardona]

Las gaviotas son incapaces de sumergirse. Tampoco pueden hacerlo los albatros, los págalos, los rabihorcados, los rabijuncos, los fulmares, los rayadores ni los falaropos. Las águilas pescadoras sólo se mojan las patas y la barriga tras sus vertiginosos picados, mientras que los alcatraces, los charranes, los pelícanos y los fulmareles apenas se sumergen unos pocos metros tras dejarse caer a plomo.  En cuanto a las pardelas, dependen del impulso de su vuelo rasante para capturar peces bajo el agua, siendo incapaces de iniciar la persecución estando en reposo en la superficie.
En cambio, los pingüinos, los potoyuncos, los álcidos (alcas, frailecillos y  araos)  y los cormoranes sí pueden hacerlo, tras lo cual inician la búsqueda y persecución de sus presas bajo el agua. También pueden hacerlo los pocos zampullines que frecuentan el mar, así como todas las especies de patos marinos, entre los que se encuentran los éideres y los negrones. Así que la pregunta resulta obvia ¿Por qué la mayor parte de las aves marinas no bucean? ¿Acaso volar y nadar no son similares?
Las aves logran volar gracias a una elevada tasa metabólica, a un sistema de sacos aéreos que permite el flujo unidireccional de aire a través de los pulmones y a una reducción de la densidad corporal derivada de la reducción de su masa esquelética. Ahora bien, el tiempo que un animal de respiración aérea puede permanecer sumergido depende de su tasa metabólica y de su reserva de oxígeno. Esta última depende, a su vez, de la capacidad de almacenamiento de la hemoglobina de la sangre y en la mioglobina de la musculatura, teniendo los pulmones un papel menor. Puestas así las cosas, se comprende que las aves puedan permanecer bajo el agua un tiempo muy limitado, pues su elevada tasa metabólica genera un elevado consumo de oxígeno, mientras su limitada masa corporal implica una exigua reserva del mismo gas. Además, la baja densidad corporal de las aves las hace flotar, lo que les dificulta aún más su permanencia bajo el agua.
Para poder bucear de modo eficiente, un ave debería, en primer lugar, aumentar su reserva de oxígeno mediante una mayor masa muscular o mediante un mayor volumen sanguíneo. También debería aumentar la densidad de su esqueleto, para aproximarla en lo posible a la del medio acuático. El problema es que más allá de un cierto punto, ambas modificaciones comprometen la posibilidad de volar. Las alcas pueden realizar buceos de hasta tres minutos y los cormoranes de hasta cuatro, conservando ambos la capacidad de vuelo. Para ir más allá y realizar sistemáticamente buceos prolongados, de más de diez minutos, sólo es posible si se renuncia a volar. Sólo los pingüinos, el cormorán áptero de las Galápagos (Phalacrocorax harrisi) y el alca gigante (Pinguinus impennis) han tomado este camino, pero aun así la mayoría de los pingüinos no realizan buceos mucho más largos que los de cormoranes y alcas. Así pues, las aves marinas pueden dejar de volar, pero la mayoría ha optado por conservar el vuelo y no bucear o hacer inmersiones muy cortas tras entrar volando en el agua. ¿Por qué? Existen al menos dos motivos para ello.
En primer lugar, volar permite nidificar en acantilados costeros, o incluso en árboles, lo que representa una clara ventaja allí donde existen depredadores terrestres como zorros o mustélidos. Seguramente, esto explica por qué los pingüinos han perdido el vuelo, mientras que los álcidos, tan similares en tantas otras cosas, la han conservado, salvo la ya extinta alca gigante.
En segundo lugar, y seguramente más importante, volar resulta mucho más eficiente que nadar a la hora de cubrir grandes distancias. En el mar, el alimento se encuentra disperso, especialmente en el océano abierto, así que volar puede ser mucho más útil que nadar para localizarlo. Además, al ser atacados desde abajo por atunes y delfines, los pequeños peces pelágicos intentan huir hacia la superficie. El chapoteo resultante se ve desde lejos y los pececillos puede ser capturados por las aves con un simple picado. Puestas así las cosas, a un animal pequeño, incapaz de realizar buceos largos, le resulta más rentable volar que nadar, a menos que realmente exista mucho alimento disponible o sea fácil de capturar bajo el agua.
Por ello, no resulta sorprendente que la mayor parte de las aves marinas buceadoras sean propias de aguas frías: los pingüinos y los potoyuncos del océano Austral y de la corriente de Humboldt, los álcidos del Atlántico y del Pacífico septentrionales y los patos marinos de las aguas subpolares de ambos hemisferios. En cuanto a los cormoranes, la mayor parte de las especies marinas se encuentran en el océano Austral o asociadas a la corriente de Humboldt o a la corriente de Benguela, ambas frías. Algunas especies de zampullines frecuentan los mares templados durante el invierno, y lo mismo hacen pequeños contingentes de álcidos y patos marinos.
El cormorán de Socotra (Phalacrocorax nigrogularus), la población mexicana de cormorán sargento (Phalacrocorax penicillatus) y las subespecies marroquí y mediterránea del cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) se encuentran entre las pocas especies realmente buceadoras que nidifican en mares templados, aunque las dos últimas se reproducen, curiosamente, en pleno invierno.
 Por lo que a los océanos tropicales se refiere, todos ellos están habitados por diversas especies de pardelas, piqueros, rabihorcados y rabijuncos, ninguno de los cuales bucea si no es como tras un picado. En cuanto a los charranes y gaviotas, se encuentran en todas partes.
Esta distribución espacial y temporal de las aves marinas buceadoras se explica por la diferente respuesta de peces y aves a los cambios de temperatura. Los peces son ectotermos y por lo tanto su temperatura corporal es igual a la del medio donde viven, salvo en unos pocos grandes depredadores oceánicos. Esto significa que su tasa metabólica, y su velocidad de huida se reducen al hacerlo la temperatura, generalmente por un factor de 2,3 cada 10 ºC. En cambio, la temperatura corporal de las aves es siempre constante, y elevada, por lo que el éxito de captura aumenta en aguas frías. Esto explica, por ejemplo, que el cormorán grande (Phalacrocroax carbo) pase el invierno en el Mediterráneo, pescando a temperaturas de unos 13 ºC, y el verano en el Báltico, también a temperaturas de unos 13-15 ºC. También explica por qué el cormorán moñudo del Mediterráneo (Phalacrocorax aristotelis desmarestii) nidifica en invierno, pues de este modo los padres deben incrementar la captura de alimento precisamente cuando les resulta más sencillo.
Si además, tenemos presente que la productividad marina aumenta en aguas frías, y con ello la abundancia de presas pelágicas, entenderemos por qué, para un animal potencialmente volador, sólo resulta rentable bucear para capturar peces en los mares fríos o durante el invierno.
Luís Cardona Pascual para IyC

Bibliografía
del Hoyo, J., Elliott, A., Sargata, J. 1992. Handbook of the birds of the world. Volume 1. Lynx.
del Hoyo, J., Elliott, A., Sargata, J. 1996. Handbook of the birds of the world. Volume 1. Lynx.
Furness, R.W., Monaghan, P. 2012. Seabird ecology. Blackie
Schreiber, E.A, Burger, J. 2001. Biology of sea birds. CRC Press.

Surf Rock

Las olas que disfrutamos hoy en la costa vasca francesa son el resultado de una historia de millones de años.
Si insistimos en dar credibilidad al popular dicho de que un clavo saca a otro clavo, se deduce que para librarnos de esta ola de calor que nos asola, debemos recurrir a otra ola, pero en este caso, marina.
Así que róbale a tu padre su casete de los Beach Boys, pídele a tu abuelo su coche, que será el único en el que la puedas escuchar, agarra tu tabla y vámonos al norte a surfear un poco.

Ola, komo ase

Hay varias maneras de formar olas en el mar, pero aquí nos ocuparemos de las olas generadas por el viento. La fricción que tiene lugar entre el agua y la atmósfera cuando hay viento provoca unas pequeñas ondas en la superficie del mar que, al añadir resistencia al paso del viento, van aumentando de tamaño en un proceso de retroalimentación.
Esquema de la formación de las olas. Tomado de Pedraza (1996).
Esquema de la formación de las olas. Tomado de Pedraza (1996).

Lejos de la costa se forman olas estacionarias que tienen órbitas circulares que se van atenuando en profundidad. Dicho de otro modo, un barco no se movería del sitio (salvo de arriba abajo), mientras que un submarino por debajo de la base del oleaje ni se enteraría de que hay olas.
Pero cuando, ya cerca de la costa, la base del oleaje se topa con el lecho marino, las órbitas, que siguen siendo estacionarias, se vuelven elípticas. Al disminuir la profundidad, los materiales del fondo frenan el avance de la ola y, cuando la velocidad de la cresta de la ola es superior a la de su base, el frente de la ola se ahueca y la cresta, al fallarle el soporte, se proyecta hacia delante, en lo que se llama rompiente (surf en inglés).
Las olas más seguras, perfectas para surfistas principiantes, reciben el nombre de olas de derrame (spilling o rolling waves en la literatura inglesa) y se dan cuando la costa es relativamente llana. Son las que se pueden encontrar, por ejemplo en la famosa playa de A Lanzada y que se pueden disfrutar incluso sin tabla. Sin embargo, los surfistas experimentados prefieren las llamadas olas de vuelco (plunging waves según los angloparlantes) que son de mejor calidad.
Las olas de vuelco se forman cuando disminuye súbitamente la profundidad del agua antes de tiempo. Esta somerizaciónpuede ser debida a que la costa tiene una gran pendiente o a que hay un obstáculo en el fondo marino, generalmente un arrecife o una barra de arena, como en el caso de la mítica ola de Mundaka, en Vizcaya. Así, al romper antes de lo que les correspondería, son mucho más energéticas (y también más peligrosas, no en vano, take the plunge también significa jugársela).

Rompientes naturales (o no)

Los dos obstáculos que he citado (arrecifes y barras de arena) son muy delicados. El primero no ve con buenos ojos la presión que podrían ejercer los surfistas (y bañistas en general) en su frágil equilibrio ecológico, mientras que el segundo es simplemente efímero desde el punto de vista geológico: un cambio en las corrientes, en el aporte de sedimentos, un dragado mal hecho, un cambio en el tiempo atmosférico, y otros muchos más procesos pueden hacer desaparecer una barra de arena.
En Estados Unidos, que son muy dados a estas cosas, han llegado a construir obstáculos artificiales en lugares donde los vientos son relativamente constantes para provocar estas olas tan codiciadas por los surfistas.
Pero, en raras ocasiones, la geología nos proporciona las condiciones ideales para surfear sin tener que preocuparnos de la fugacidad de los obstaculos naturales más comunes. Eso sí, han tenido que confluir multitud de factores a lo largo de millones de años para que podamos disfrutar de tan anheladas olas de vuelco. A partir de aquí os contaré la historia de uno de estos paraísos surferos situado en la costa vasca fancesa, cerca de San Juan de Luz.

Tectónica de placas y surf

Viajemos en el tiempo hasta el Mesozoico, que comenzó hace unos 250 Ma (252,17 ± 0,06 Ma para los Sheldon Cooper de la vida). En esa Era, el supercontinente Pangea, que acababa de amalgamarse, se fue resquebrajando lentamente debido a un proceso extensional. Es lo que suele ocurrir justo después de formarse una gran cordillera, su altura la hace inestable y se desparrama. Los supercontinentes son como una familia mal avenida en la cena de Navidad, y Pangea aguantó reunida muy poco tiempo. El océano Tethys primero y el Atlántico después se ocuparon de dispersar los continentes actuales. Esos mares serían como una especie de cuñados.
Durante la mayor parte del Cretácico, Iberia era una isla situada a medio camino entre África y Europa. Pero a finales del Cretácico, la apertura del Atlántico empujando hacia el este y África empujando hacia el norte, provocaron una rotación de la península y su posterior choque con Francia para dar lugar a los Pirineos y el levantamiento de la Cordillera Cantábrica.

Evolución de la isla/península ibérica durante el Mesozoico. Figura tomada de Vera (2004)
Evolución de la isla/península ibérica durante el Mesozoico. Figura tomada de Vera (2004)

Durante ese empuje al este y al norte, en el surco de mar que quedaba entre Francia e Iberia se formaron las rocas que nos interesan para nuestra historia y que nosotros agrupamos con el nombre de flysch.

¿Y eso qué es lo que es?

Un flysch es un conjunto de rocas formadas a partir de sedimentos depositados en el fondo del mar, al pie de grandes desniveles submarinos. Grandes tormentas o pequeños terremotos pueden causar una inestabilidad en los materiales depositados en la parte superior de esos desniveles (siempre bajo el agua) y provocar gigantescas avalanchas de material, que denominamos corrientes de turbidez. Nos lo explica el Dr. Thierry Mulder en el siguiente vídeo (en francés).
Las características físicas de dichas corrientes hacen que primero se depositen los materiales más gruesos y, a medida que disminuye la energía de la corriente, se vayan depositando los materiales más finos. Es lo que conocemos como secuencia de tipo Bouma.
Thierry Mulder nos muestra una de las capas arenosas de la secuencia de tipo Bouma que constituye el <em>flysch</em> en la costa vasca francesa. Por cierto, ¿alguien ha visto el pliegue?
Thierry Mulder nos muestra una de las capas arenosas de la secuencia de tipo Bouma que constituye el flysch en la costa vasca francesa. Por cierto, ¿alguien ha visto el pliegue?

Pues bien, en los alrededores de San Juan de Luz se puede encontrar un flysch (equivalente a nuestro conocido flysch de Zumaia, ese que sale en la película "8 apellidos vascos") y en él se han podido distinguir diversas unidades, en función de sus características litológicas. A nosotros nos interesan dos de estas unidades, las llamadas "flysch calcáreo" y "flysch de sílex".
Mapa geológico simplificado del País Vasco francés. Las dos unidades de <em>flysch</em> que nos interesan, el calcáreo y el de sílex, están marcadas con flechas rojas. La flecha azul señala la bahía de San Juan de Luz. Mapa tomado de: http://sigesaqi.brgm.fr/-Geologie-de-la-Cote-Basque-.html
Mapa geológico simplificado del País Vasco francés. Las dos unidades de flysch que nos interesan, el calcáreo y el de sílex, están marcadas con flechas rojas. La flecha azul señala la bahía de San Juan de Luz. Mapa tomado de: http://sigesaqi.brgm.fr/-Geologie-de-la-Cote-Basque-.html

La litología condiciona la forma de la costa

Es bastante llamativa la morfología de la costa según nos encontremos en el flysch calcáreo (en color verde claro) o en el flysch de sílex (verde más oscuro). El primero da lugar a una costa rectilínea, mientras que en el segundo hay multitud de pequeñas bahías.
Parece claro que el flysch calcáreo es más duro que el de sílex y forma una barrera frente a la erosión del mar, mientras que el segundo, más blando y alterado previamente, se erosiona con facilidad.
Pero en la zona de San Juan de Luz, el mar ha conseguido abrirse paso a través del flysch calcáreo y ha formado esa gran bahía (señalada con la flecha azul en el mapa anterior). En el siguiente esquema (tomado de Genna et al., 2004) podéis ver la evolución del proceso de erosión de la costa.
Cuando las olas consiguen traspasar la barrera del <em>flysch</em> calcáreo dan lugar a una gran bahía porque el <em>flysch</em> de sílex es menos resistente a la erosión.
Cuando las olas consiguen traspasar la barrera del flysch calcáreo dan lugar a una gran bahía porque el flysch de sílex es menos resistente a la erosión.

Pues resulta que los mejores sitios para surfear en esta zona se encuentran en el contacto entre estas dos unidades de flysch. El calcáreo, al ser más resistente, forma un obstáculo debajo del mar que provoca la rompiente de las olas antes de tiempo, justo lo que necesitamos para generar olas de vuelco.
La coincidencia de los mejores lugares para hacer surf con el límite entre las dos formaciones de <em>flysch</em> es bastante clara.
La coincidencia de los mejores lugares para hacer surf con el límite entre las dos formaciones de flysch es bastante clara.

En la siguiente imagen, Thierry Mulder nos muestra un esquema de la costa en los alrededores de San Juan de Luz, en una salida de campo realizada durante el pasado Congreso de la Sociedad Geológica francesa que tuvo lugar en Pau.
No hay nada como aprender geología en el campo.
No hay nada como aprender geología en el campo.
 
Y para muestra de las olas, un botón.

Si pensáis visitar la zona, os recomiendo la guía de Thierry Mulder y editada por el BRGM. No dejéis de ir a ver tampoco Zumaia, es simplemente espectacular. Y para amenizar el viaje, podéis encontrar maravillosos pildorazos surf en el podcast del programa de Radio 3 El Sótano.
Pedro Castiñeiras para IyC

Referencias

Genna, A., Capdeville, J.P., Mallet, C., Deshayes, L. (2004). Observatoire de la Côte Aquitaine-Etude géologique simplifiée de la Côte Basque. BRGM/RP-53258-FR, 42 pp.
Mulder, Th. (2014). Curiosités géologiques de la Côte Basque. BRGM Éditions, Orléans. 110 pp.
Pedraza, J. (1996). Geomorfología: Principios, métodos y aplicaciones. Editorial Rueda, Madrid. 414 pp.
Vera, J.A. (editor) (2004). Geología de España. SGE-IGME, Madrid. 890 pp.

El Mar és básico

El análisis de la composición del agua de mar permite responder preguntas fundamentales: ¿Por qué el mar es salado? ¿Cuál es su pH? ¿Es saludable beber agua de mar?
El término "básico" sugiere importancia y relevancia. Y, ciertamente, esta acepción del término puede aplicarse al mar, a los océanos, de forma plena. Sin ir más lejos, desde un punto de vista específicamente humano, el mar es el medio de transporte por excelencia y ha desempeñado un papel crítico en el devenir de la Historia, para bien y para mal. No pocas invasiones, conquistas y conflictos bélicos se han dirimido en el mar.
El mar en cifras
La cantidad total de agua que contiene el conjunto de los océanos y mares es tan elevada que es difícil imaginar. De poco sirve dar su valor numérico, 1400 trillones de kilos. Otra forma de verlo es que esta masa corresponde a 1350 millones de kilómetros cúbicos, que equivale a un cubo de 1100 kilómetros de lado. El agua terrestre ocupa el 72 % de la superficie terrestre, curiosamente un porcentaje muy parecido al contenido de agua en el cuerpo humano. Por supuesto, estas dos cifras no guardan relación, son una mera y agradable coincidencia.
No podemos concebir el planeta Tierra, tal como es, sin la influencia de su inmensa masa de agua salada que conforma los mares. El océano mundial define el agua interconectada que se divide típicamente en 5 océanos. Esta enorme masa ocupa el 71 % de la superficie terrestre, mientras que los mares interiores, como los Grandes Lagos, el mar Caspio, etc... ocupan el restante 1 %, del 72 % antes mencionado.
Origen y desarrollo de la vida
 
Las principales formas de vida se originaron en el mar. No en vano, los aminoácidos, los ladrillos estructurales de las proteínas, están presentes todavía hoy en el agua de mar, a razón de 2 microgramos equivalentes de nitrógeno, por litro de agua. Debe remarcarse, no obstante, que es probable que los minerales tuvieran también un papel muy relevante en las etapas iniciales de síntesis de las moléculas de la vida, tanto el ARN y el ADN, como las primeras proteínas. Y no debemos olvidar el papel de los meteoritos: las condritas carbonáceas, formaciones rocosas con un 12 % de agua y un 5 % de carbono, bombardearon masivamente nuestro planeta hace 3800 millones de años, en el episodio denominado “Gran Bombardeo Tardío", justo antes de que apareciera la vida en la Tierra, tal como cuentan Trigo y colaboradores en IyC (J.M. Trigo, C.E. Moyano y M. Martínez: “Condritas carbonáceas, mensajeros del pasado”, Investigación y Ciencia, 467 (2015) 44–45).
 
Actualmente se conocen unas 230.000 especies de animales marinos, aunque se estima que sólo se ha explorado un 5 % de los océanos. Por tanto, el número de especies podría llegar fácilmente a los 2 millones. Estas cifras, no obstante, no incluyen los virus y bacterias. Hasta los años 90 fue realmente difícil estimar el número de especies de microorganismos presentes en el agua marina. Las mejoras en las técnicas de caracterización, que incluyen el cifrado del ADN, están permitiendo trabajar con más rigor en este campo. La cifra actual es que un litro de agua contiene 20.000 especies diferentes, pero los expertos opinan que podrían existir más de 10 millones de bacterias y virus diferentes. Definitivamente se trata de un área del conocimiento que dará muchas sorpresas en un futuro muy cercano.
 
Economía y energía
 
El sistema económico mundial depende de forma crítica del mar. Por ejemplo, el transporte total de mercancías es de unos 700 millones de toneladas anuales, es decir, unos cien kilos por habitante y año. El mar proporciona también alimentos, de forma directa. Una fracción importante de los alimentos que consumimos a diario se obtienen del mar, siendo así el sustento de millones de personas en todo el planeta. Es más, en zonas económicamente poco desarrolladas, las comunidades de subsistencia pueden serlo gracias al alimento que capturan diariamente del mar.
 
La ausencia de accidentes geográficos, es decir, su plana geometría, está permitiendo, en tiempos recientes, el desarrollo de las centrales eólicas marinas, una forma ciertamente muy sostenible (aunque no 100 % sostenible) de generación de energía eléctrica. Las “wind farms” europeas, por ejemplo, están ya proporcionando una fracción muy importante de energía, al continente europeo. Actualmente representan el 8 % del suministro de energía eléctrica. Y una fracción cada vez más importante se debe a la energía eólica marina, hasta el punto que la primera mitad de 2015 ha supuesto un nuevo récord en potencia instalada, 2,3 GW, y en número de turbinas, 584, cada una de ellas proporcionando una potencia media de 4,2 MW.
 
Central eólica marina.  La cantidad y potencia de los generadores instalados se incrementa año tras año.
Central eólica marina. La cantidad y potencia de los generadores instalados se incrementa año tras año.
 
Hasta aquí las razones de origen antropológico por las que el mar es básico. El término, no obstante, admite mayor precisión, y el mar es básico en un sentido muy primordial, que tiene que ver con su composición. Veamos por qué.
 
¿Por qué el mar es salado?
 
Empecemos por el principio, analizando la característica más conocida del agua del mar, su sabor salado. Se trata de una pregunta que, muy probablemente, muchos se atrevan a responder. El agua del mar es salada debido al aporte de sales disueltas que, a través de miles de millones de años, realizan los ríos. Bien, se debe al aporte de sales, más la evaporación del agua que realiza la radiación solar, que permite que la sal se concentre lentamente; ¡sólo así la cantidad por litro, de sales en el mar, puede ser superior a la de los ríos!
 
Este modelo tradicional lo desarrolló Sir Edmond Halley, también descubridor del cometa que lleva su nombre, allá por 1750. Sin embargo, cuando este modelo se somete a prueba, surgen dificultades. La más importante, que el modelo no consigue explicar la enorme abundancia del cloruro sódico, la sal común, que es el compuesto disuelto más relevante. La razón es que en los minerales terrestres no existe suficiente concentración de iones cloruro, como para justificar su abundancia en el agua marina.
 
Actualmente se considera, entonces, que el modelo de Halley es sólo parcialmente correcto, puesto que hay dos aportaciones adicionales de sal. Por un lado, la propia agua marina extrae iones sodio de los minerales del fondo marino. Esto no es extraño, puesto que todos los compuestos que contienen sodio son bastante solubles. Por otro lado, los volcanes submarinos, y las chimeneas hidrotermales del fondo marino, aportan de forma casi continua ácido clorhídrico, gas que una vez disuelto en el agua genera iones cloruro. Por tanto, estas dos aportaciones extra justifican por qué el cloruro de sodio es la sal dominante, por mucho, en los mares.

La acidez de los mares proviene de los compuestos disueltos
Lo cierto es, sin embargo, que la mayor parte de estas sales no tienen influencia, o tienen muy, muy poca, en otra propiedad no menos importante, su nivel de acidez. Sorprendentemente, el mar es básico, es decir, su pH es superior a 7, prácticamente en cualquier lugar del planeta. Es un hecho importante y hasta cierto punto curioso.
Distribución del pH superficial del agua marina.
Distribución del pH superficial del agua marina.

El mapa muestra cómo los valores de pH en la zona central, ecuatorial, se sitúan alrededor de 8, mientras que se eleva gradualmente a medida que nos acercamos a las regiones polares. En algunas regiones costeras del hemisferio norte se dan los valores más básicos, cercanos a 8,5. Parece existir una cierta conexión entre aguas más frías y pH mayores, que sería consistente con el hecho que las aguas más frías albergan una mayor concentración de vida marina.
 
Las causas de la acidez de los océanos
 
¿De dónde proviene el peculiar pH de los océanos? Desde luego, no proviene del agua de los ríos, ni del agua de lluvia, puesto que en todos estos casos el pH es ácido, típicamente entre 5 y 6. Por tanto tiene que haber otro mecanismo que empuje el pH hacia valores básicos. Exhaustivas investigaciones han determinado que los seres vivos, en el interior del mar, desempeñan un rol decisivo. El pH de los océanos es básico, debido a la acción conjunta del CO2 atmosférico y los caparazones de los moluscos. Estos últimos se han ido depositando, durante miles de millones de años, en el fondo marino, a medida que los seres vivos morían.
 
El nivel de acidez de los océanos resulta por tanto del equilibrio entre dos procesos antagónicos.
 
Por un lado, la disolución del CO2 gaseoso es la fuente primaria de acidez. El proceso básico de transformación que tiene lugar puede en el siguiente vídeo.
 
 
Es decir, la compleja transformación del dióxido de carbono implica que, cuando el gas se introduce en el agua, se genera ácido carbónicobicarbonatocarbonato y protones. Cada uno de estos compuestos, sin embargo, se genera en cantidades diferentes, puesto que las diferentes etapas tienen lugar en diferente extensión y, además, se influencian unas a otras.
 
Por otro lado, diversas especies de seres vivos evolucionaron una forma de protección a partir de un caparazón calcáreo. El mecanismo de fabricación se basa en segregar iones calcio, que junto al carbonato presente en el agua, genera un sólido bastante insoluble, el carbonato de calcio, que recubre gradualmente las partes blandas del organismo. El consumo de carbonato, para formar los caparazones, tiene como efecto secundario el desplazamiento del pH hacia valores más básicos, así como una presencia mucho mayor de bicarbonato disuelto en el agua.
 
Una forma de cuantificar mejor la influencia de los seres vivos es mediante la siguiente tabla, donde se comparan las cantidades presentes de los diferentes compuestos, cuando no existe mineral calcáreo y cuando está presente. Sería una comparación entre lo que sucede en el agua en la que no existen organismos que forman caparazones, con agua en la que sí están presentes.
TableCO2
 
La tabla muestra que el agua del mar con carbonato mineral, contiene mucho más bicarbonato que sin el mineral. Curiosamente, esa cantidad de bicarbonato solo es el 0,14 % del total de sales disueltas en el agua de mar. En cambio, en los ríos, donde no hay seres vivos con caparazones calcáreos (o hay muchísimos menos que en el mar), el bicarbonato representa el 48 % de todas las sales disueltas. ¿Cómo se entiende esto? Por el contenido mucho menor de sales en los ríos, que hace que el 100 % de sales en el río sea mucho menos, en términos absolutos, que el 100 % de sales en el mar.
 
Excepción: los mares hipersalinos
 
Los mares cerrados, desconectados del Océano Mundial, pueden presentar situaciones diferentes, hasta el punto que el pH de sus aguas puede ser netamente ácido, alrededor de 6. Los casos más extremos corresponden al Mar Muerto, situado entre Israel y Jordania, y al Gran Lago Salado, situado en el estado de Utah, en Estados Unidos.
 
En estos pequeños mares, el elevado ritmo de evaporación, y la ausencia conexión con las grandes masas de agua oceánica, ha provocado que su nivel de salinidad se incremente hasta valores casi 10 veces superiores a la salinidad media de los océanos. Este nivel de salinidad tan elevado ha impedido la proliferación de seres vivos con caparazones calcáreos, impidiendo así la evolución del pH hacia valores básicos.
 
Pseudociencia y el pH del mar
 
Durante el proceso de documentación para el presente artículo, me he topado, cómo no, con un sinfín de blogs, entradas e incluso portales proclamando las bondades del consumo humano de agua de mar. Aquí tenéis un ejemplo reciente.
 
Afortunadamente, estos temas han tenido, y tienen, su correspondiente réplica, donde se analizan los graves problemas de salud que genera la ingesta continuada de agua salada. Las podéis consultar aquí y aquí.
 
Para no ser repetitivo, quisiera analizar aquí un aspecto que mis colegas no han tratado con tanto detalle.
 
Se argumenta que el consumo de agua de mar se desaconseja por la influencia de la potente industria embotelladora de agua dulce.
 
De ser eso cierto, lo que se habría observado es que el ser humano, históricamente, habría consumido agua de mar, hasta que la “presión” de este sector industrial habría obligado a abandonar ese hipotéticamente saludable hábito.
 
Sin embargo, esto no ha sido así, puesto que nunca se ha consumido agua de mar. De hecho, el ser humano ha padecido sobremanera la falta de agua potable. Históricamente, los últimos 40.000 años se han caracterizado por enormes corrientes migratorias, precisamente buscando enclaves que garantizaran el suministro de agua dulce. La falta de agua potable está detrás de muy importantes situaciones de extinción, o casi extinción. Un ejemplo no muy lejano sería el de los primeros colonos de las costas norteamericanas, a principios del siglo XVII. Incluso actualmente, se producen catástrofes humanitarias, por la falta de agua potable a raíz de sequías, tsunamis o terremotos.
 
¡Qué situaciones más absurdas, cuando la solución era simplemente beber agua de mar! ¡Qué ignorantes que han sido la totalidad de nuestros antepasados, y los pueblos que sufren actualmente las catástrofes!
 
Va a ser que no...
 
Ya puestos, dejadme terminar con unas reflexiones un poco más generales. Me parece demasiado fácil culpar a las grandes multinacionales de una buena parte de nuestros males. Es una forma demasiado fácil de ganar adeptos a "nuestra causa", culpando a un enemigo poderoso y externo, sin tener que entrar en argumentaciones serias y rigurosas. Sistemáticamente, estas acusaciones se basan no en hechos, sino simplemente en sembrar la sospecha de la duda, sin llegar a decir nada en concreto.
 
Personalmente, sólo puedo considerar fiables, las acusaciones de este tipo que entran en argumentaciones sobre la base fisicoquímica del problema y, sobre todo, cuando aportan datos contrastables al respecto.

Xavier Jimenez FOnt
Para IyC

miércoles, 1 de junio de 2016

Hallan pistas del colosal impacto de un asteroide contra la Tierra

Científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) han encontrado evidencias de un enorme asteroide que golpeó la Tierra primitiva con un impacto mayor que cualquier cosa que los seres humanos hayan experimentado jamás. La clave son perlas de vidrio muy pequeñas llamadas esférulas, halladas en el noroeste de Australia, que se forman a partir del material vaporizado del impacto de la roca. 
El impacto habría provocado terremotos varias órdenes de magnitud mayor que los seísmos terrestres, que habrían causado enormes tsunamis y que los acantilados se desmoronaran, describe Andrew Glikson, del Instituto Planetario de ANU. «El material del impacto se extendió por todo el mundo. Estas esférulas fueron encontradas en los sedimentos del fondo del mar que datan de hace 3,46 millones de años».
El asteroide es el segundo más antiguo conocido que haya golpeado la Tierra y uno de los más grandes. Probablemente tenía de 20 a 30 kilómetros de diámetro y habría creado un cráter de cientos de kilómetros de ancho. 
Hace aproximadamente 3.800 a 3.900 millones de años, la Luna fue golpeada por numerosos asteroides, que formaron los gigantescos cráteres llamados mares (maria), que todavía son visibles desde la Tierra. «Exactamente dónde este asteroide golpeó la Tierra sigue siendo un misterio», dice Glikson. «Cualquier cráter de esa época en la superficie de la Tierra ha sido borrado por la actividad volcánica y los movimientos tectónicos».

La punta del iceberg

Los investigadores encontraron las perlas de vidrio en un núcleo de perforación de Marble Bar, en el noroeste de Australia, en algunos de los más antiguos sedimentos conocidos en la Tierra. La capa de sedimento, que estaba originalmente en el fondo del océano, fue preservada entre dos capas volcánicas, lo que permitió datar su origen de forma muy precisa. 
Glikson lleva buscando evidencias de antiguos impactos durante más de 20 años e inmediatamente sospechó que esas perlas de vidrio se originaron a partir de un impacto de asteroide. Las pruebas posteriores encontraron que los niveles de elementos tales como el platino, el níquel y el cromo coincidían con los de los asteroides. Según el científico, puede que haya habido muchos más impactos similares, para los cuales no se han encontrado evidencias. «Esto es sólo la punta del iceberg. Sólo hemos encontrado pruebas de 17 impactos de más de 2.500 millones de años, pero podrían haber sido cientos». A su juicio, los impactos de asteroides de este calibre podrían haber provocado importantes cambios tectónicos y extensos flujos de magma. Podrían haber afectado de manera significativa la forma en la que evolucionó la Tierra.
ABC.es

o que vemos es lo que de verdad sucedió???

Es un lugar común en la experiencia humana: estamos convencidos de que vimos a un amigo en la calle, cuando realmente estaba en Australia; podríamos jurar que sólo había tres personas en una pelea, cuando había cinco; estamos seguros de que la bola de tenis cayó dentro, cuando de hecho...
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¿Cuán fiable es lo que vemos con nuestros propios ojos?
La pregunta es vital para el sistema de justicia.
Antes de que un jurado pueda condenar a un acusado en un juicio criminal, necesita tener la certeza de que es culpable.
Pero cuando sólo tiene el testimonio de testigos presenciales, ¿puede estar seguro?
A menudo no lo está, así el testigo no tenga ninguna duda de que está diciendo la verdad.

No es mentira, es error

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Image captionNo son mentiras, pero quizás sí son falsedades, aunque los testigos honestos estén seguros de que están relatando las cosas tal y como fueron. 
Los testigos honestos están convencidos de que vieron a X cometer el delito y de que la persona que identificaron efectivamente es X... y son convincentes.
Sin embargo, muchos casos han demostrado que testigos honestos pueden estar equivocados.
Pero la televigilancia o circuito cerrado de televisión (CCTV), el ADN o huellas digitales refutan sus versiones.
Para resolver el interrogante que esta realidad plantea, remontémonos a una época en la que no había ni CCTV ni sabíamos procesar el ADN.

Cause célèbre

Un día de diciembre de 1895, cuando el marinero convertido en comerciante noruego Adolf Beck tenía 54 años, fue arrestado en Londres.
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Image captionAunque a duras penas tenía dinero, Adolf Beck se aseguraba de vestirse elegantemente.
Acababa de salir de su apartamento en la calle Victoria esa tarde cuando una mujer se le acercó y lo miró de frente. Él sonrió.
"Yo lo conozco", dijo la mujer, Ottilie Meissonier, y empezó a llamarlo "ladrón".
Beck entró en pánico y salió corriendo; ella lo persiguió gritando. Ambos vieron a un policía y fueron a pedirle ayuda.
Él se quejó del lenguaje soez de ella; ella lo denunció. Ambos fueron llevados a la estación de policía.
Él se quedó ahí, detenido.

Identificado

Meissonier lo había reconocido. Era el hombre que hacía tres semanas se había puesto a conversar con ella en esa misma calle, había pasado una hora en su casa y, tras engañarla cruelmente, se había llevado objetos por valor de más de US$40.
La descripción que ella dio del delito coincidía en casi todos los detalles con otra estafa que había denunciado hacía unos pocos meses Daisy Grant, y la descripción física que dio del timador era similar a la de Beck.
Tanto Grant como la doncella de Meissonier, quien había visto a un hombre cuando estuvo en la casa, fueron citadas, y ambas señalaron sin titubear a Beckentre los siete hombres de la rueda de identificación.
Lo dejaron detenido, sordos a sus protestas de que se trataba de un terrible error.
La historia del estafador de la calle Victoria apareció en los diarios y, para sorpresa de todos, una procesión de mujeres se presentó en la estación de policía para declarar que habían sido víctimas de fraudes idénticos.
12 víctimas y otros testigos lo reconocieron en ruedas de identificación de hasta 18 hombres, sin vacilación, con declaraciones contundentes.
No tengo ninguna duda de que él es el hombre"
Minnie Lewis, timada en abril de 1895, al identificar a Adolf Beck
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Beck fue llevado a juicio acusado de 10 cargos por obtener ventajas mediante falsas pretensiones y robo.
Contaba con un abogado, pero no tenía ninguna coartada sólida para ninguno de los delitos.

La esperanza de Perú

Había sólo un dato algo complicado que podía ayudarlo a probar su inocencia.
El estafador siempre operaba de la misma forma.
  • Abordaba mujeres solteras, viudas o divorciadas, que aparentaban tener más de lo que tenían y atraídas por los hombres adinerados.
  • Se presentaba como un rico aristócrata llamado Lord Willoughby y con su encanto lograba que lo invitaran a sus casas.
  • Una vez ahí, les decía que necesitaba urgentemente un ama de llaves, que lo acompañara a viajar y a los bailes y otras citas sociales.
  • Les decía que iban a necesitar un nuevo vestuario, por el que él pagaría, y escribía una lista de la ropa y accesorios que debían comprar en las tiendas en las que él tenía cuenta. Además, les entregaba un cheque de una suma considerable, para gastos.
  • Finalmente les pedía que le mostraran las joyas que tenían, las juzgaba inapropiadas y les decía que se las llevaría para que les hicieran unas monturas más ostentosas.
  • El cheque era falso y las joyas desaparecían.
El abogado de Beck sabía que varios oficiales de policía habían notado que casi todos los detalles coincidían con una serie de delitos ocurridos en Londres en 1877, por los que alguien llamado John Smith había pagado 4 años de cárcel.
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Image captionAlguien había estado en la cárcel por delitos notablemente similares.
La pregunta era si Adolf Beck y John Smith eran el mismo hombre.
Uno de los oficiales que había visto a ambos estaba dispuesto a jurar que sí.
Pero Beck insistía que en 1877 estaba viviendo en Perú, y tenía testigos para probarlo.
Sin embargo, el juez prohibió cualquier mención de delitos pasados y ante la abrumadora evidencia presentada por la parte acusadora, que contaba con numerosos testigos, Beck fue condenado a 7 años de cárcel, de los que sirvió 5.

Pesadilla recurrente

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Image captionEn esa época, los jurados no tenían mucho más en qué apoyarse para llegar a un veredicto que los testimonios.
Tres años después de su liberación, en 1904, una mujer fue a la policía Scotland Yard para denunciar que un hombre llamado Lord Willoughby la había estafado.
Un detective reconoció la historia, la confrontó con Beck y ella lo reconoció.
Una vez más él se declaró inocente, la publicidad hizo que otras mujeres reportaran fraudes similares y lo identificaron con toda certeza.
Una vez más estuvo en el banquillo de los acusados por timar a cuatro mujeres.
El veredicto fue el mismo y a los 63 años de edad, Beck se enfrentaba a otros 5 años de prisión.
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Image captionDe nuevo, las grandiosas promesas habían cautivado a las ingenuas damas.
Pero en esta ocasión, mientras él estaba encerrado en la cárcel, una secuencia de eventos muy similar tuvo lugar en el otro extremo de Londres.
Un caballero elegantemente vestido visitó a dos hermanas y con promesas de un porvenir dorado las convenció de entregarle sus joyas.
Sólo que en este caso, las víctimas sospecharon y le pidieron al dueño de la casa que siguiera al "Lord", quien fue primero a una joyería a que valoraran las joyas y luego a un prestamista, antes de que un policía lo arrestara.
En cuestión de días, todo el misterio se resolvió. El hombre arrestado era el John Smith de 1877 (no se conoce su verdadero nombre); las otras mujeres se presentaron a acusar a "Smith" y él confesó.
Otra prueba contundente salió a la luz: se sabía desde hacía tiempo, por los registros de la cárcel, que Smith era circuncidado y Beck no.
Beck fue liberado, perdonado y compensado.
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Image captionPasaron 9 años desde que Beck fue acusado por primera vez en la calle hasta que se reconociera que era inocente. Murió devastado en 1909.
Fue un error judicial escandaloso.
Pero lo que lo hace relevante en las cortes y la razón por la que los abogados lo citan hasta el día de hoy es que es la prueba más vívida de la falta de fiabilidad de las identificaciones de los testigos.
Al menos 16 personas juraron que Beck era el estafador, lo hicieron independientemente y en la mayoría de los casos tras haber pasado al menos una hora en su compañía.

¿Cómo puede ser que tanta gente estuviera equivocada?

No hay ninguna razón para pensar que las mujeres que lo identificaron estaban mintiendo.
La edad y altura de los dos hombres eran parecidas, pero aparte de similitudes superficiales comunes entre muchos hombres de la época, estaban lejos de parecer gemelos.
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Image caption¿Cuán parecidos eran? Esta es la foto de la policía de Adolf Beck y "John Smith".
Entonces, ¿qué pasó?
"Hay varias explicaciones", asegura la psicóloga Amina Menon, experta en evidencia presencial en el Royal Holloway de la Universidad de Londres.
"Es muy difícil reconocer rostros que sólo hemos visto fugazmente".
"Además contaban con un grafólogo que aseguró que la escritura en las notas que el estafador le entregó a las damas a cambio de sus joyas era la de Beck, y ese no era el caso".
El experto en escritura de hecho se retractó cuando atraparon a John Smith.
"Es que hay algo que llamamos 'sesgo de confirmación forense': llamas a un experto para que confirme, pero lo que realmente estás buscando es confirmación", explica Menon.
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Image captionDe la gente a la que vemos por poco rato, recordamos generalidades pero se nos pueden olvidar los detalles.

¿Tres o dos?

En otro caso, mucho más reciente, en el que estuve involucrado, dos indudablemente honestos y completamente fiables testigos declararon que tres jóvenes los habían seguido hasta un cajero automático y los habían robado.
No obstante, las imágenes grabadas por los circuitos de televisión muestran que uno de los jóvenes se había ido y no había estado presente durante el robo.
Los testigos se asombraron cuando vieron las imágenes.
"En ese caso me pregunto si los testigos conversaron. Lo que un testigo recuerda puede alterar el recuerdo de otro. La memoria es reconstructiva y podemos equivocarnos", responde la experta en evidencia presencial.
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Image captionAnte eventos aterradores, tenemos que lidiar con mucha información inusual, así que entran otros elementos en juego para hilar el relato.
"Cuando tenemos muchos elementos para procesar, tomamos atajos. Hubo un incidente en un tren en el que apuñalaron a alguien. Luego les mostraron fotos a los que viajaban en ese vagón. Varios aseguraron que el puñal estaba en la mano de un hombre negro, a pesar de que había estado en la de blanco".
"La gente está codificando no solamente los eventos como los ve, sino que también se está formando opiniones que pueden estar basadas en estereotipos preexistentes".
El extraordinario caso de Adolf Beck dio paso a la institución del tribunal de apelaciones en Reino Unido.
Desde su época, hay varias salvaguardas en las cortes para contrarrestar nuestras debilidades.
Los problemas con la identificación de acusados han llevado a que los jueces estén mucho más dispuestos a intervenir y suspender casos mal sustentados. Además, alertan al jurado sobre los riesgos inherentes a las indentificaciones.
Y recientemente, la psicología cognitiva entró en los tribunales a hacer pruebas para revelar y proteger contra las trampas de los testimonios.