miércoles, 30 de septiembre de 2020

altos niveles de radiación en la Luna

 Los niveles de radiación en la Luna son 200 veces más altos que los de la Tierra, de acuerdo con un estudio publicado en la revista científica Science Advances.

Un equipo chino-alemán informó sobre los datos de radiación recopilados por la sonda Chang’e 4, los cuales son fundamentales de cara a la próxima misión a la Luna, fechada para 2024.

Luna llena

Los astronautas de la misión Apolo, desarrollada en la década de los 60 del siglo pasado, sí llevaron instrumentos para medir la radiación de la Luna, sin embargo, esta no se reportó.

Así, las primeras mediciones de radiación documentadas de forma sistemática se llevaron a cabo en enero de 2019, cuando Chang’e 4, enviada por China, alunizó en el lado más alejado del satélite natural.

Para otra referencia, los astronautas en misiones hacia el satélite experimentarían una dosis de radiación diaria 2.6 veces más alta que la que recibe la tripulación de la Estación Espacial Internacional, según el estudio.

Además de que los niveles de radiación deberían ser prácticamente los mismos en toda la Luna —excepto cerca de las paredes de los cráteres profundos—, Robert Wimmer-Schweingruber, profesor de la Universidad de Kiel, en Alemania, refirió que “los humanos no estamos realmente hechos para estos niveles de radiación”.

Los datos proporcionados por Chang’e 4 coinciden con las mediciones realizadas por un detector en un orbitador de la NASA que ha estado dando vueltas a la Luna durante más de una década, de acuerdo con Kerry Lee, experto en radiación espacial del Centro Espacial Johnson, en Houston.

La NASA informó que se espera que la primera pareja de astronautas que aterrice en la Luna en 2024, como parte del programa Artemisa, permanezca en la superficie lunar durante una semana y realice un mínimo de dos caminatas. Las expediciones durarían de uno a dos meses.

los planetas extragalácticos

 POR @WICHO — 29 DE SEPTIEMBRE DE 2020

El planeta extrasolar Matusalén – NASA y G. Bacon (STScI)
El planeta extrasolar Matusalén – NASA y G. Bacon (STScI)

Hace unos días un grupo de científicos de la Universidad de Cornell liderado por Rosanne Di Stefano publicaba un estudio en el que afirman haber descubierto el primer candidato a planeta extragaláctico, un planeta que orbita una estrrella en otra galaxia: M51-ULS-1b: The First Candidate for a Planet in an External Galaxy

Si desde hace unos años hemos podido comprobar que numerosas estrellas de nuestra galaxia tienen planetas que orbitan a su alrededor es lógico suponer que en otras galaxias sucede lo mismo. Pero si ya es complicado detectar planetas extrasolares en la Vía Láctea debido a las enormes distancias involucradas localizar un planeta en otra galaxia parece poco menos que imposible.

Y por si fuera poco en este caso se trata de un planeta situado en la galaxia M51, también conocida como la galaxia Remolino, que está situada a la friolera de unos 25 millones de años luz de nosotros. ¿Quién dijo lejos?

Resulta que el 20 de septiembre de 2012 el telescopio espacial Chandra registró un descenso de las emisiones de M51-ULS-1, una de las más brillantes fuentes de rayos X conocidas, que durante casi tres horas quedó casi totalmente apagada antes de volver a aparecer. En su momento nadie se dio cuenta porque nadie estaba buscando variaciones tan cortas. Pero como los datos quedan ahí guardados para que cualquier los pueda volver a usar Di Stefano y su equipo localizaron ese bajón dentro de su proyecto para intentar localizar planetas gracias a las fuentes de rayos X.

M51-ULS-1 es una estrella binaria de rayos x de alta masa. Esto quiere decir que está compuesta por bien un agujero negro o una estrella de neutrones y otra estrella normal masiva. El agujero negro o la estrella de neutrones están absorbiendo materia de su compañera, lo que produce las potentísimas emisiones en la banda de los ratos X que lo caracterizan.

Según el equipo de Di Stefano la explicación más plausible –descartada la presencia de otra estrella cercana que pueda tapar M51-ULS-1 momentáneamente por las características del sistema o que se haya interrumpido momentáneamente la caída de material en el agujero negro o la estrella de neutrones– es que haya un planeta algo más pequeño que Saturno que en su órbita se cruza entre la estrella y nosotros y produce esos eclipses. Y es que los agujeros negros o las estrellas de neutrones pueden llegar a ser lo suficientemente pequeños como para que los pueda tapar un planeta de tamaño no especialmente descomunal.

Habrá que hacer más observaciones para confirmar la existencia de M51-ULS-1b (sí, los nombres de los planetas extrasolares son meh), por eso por ahora sólo hablamos de un candidato a planeta extrasolar. Si se confirma validaría el método de buscar ocultaciones de fuentes de rayos X para detectar planetas extrasolares.

Pero lo que igual es discutible es eso que afirma el título del trabajo de que es el primer candidato a planeta en otra galaxia. De hecho podría ser hasta el tercero. El artículo Probing Planets in Extragalactic Galaxies Using Quasar Microlensing, también de un grupo de la Universidad de Cornell, de enero de 208 ya propone la presencia de planetas extragalácticos alrededor del quasar RXJ1131-1231. Y el artículo Pixel-lensing as a way to detect extrasolar planets in M31 de 2009 también propone la existencia de un palneta extragaláctico en la galaxia de Andrómeda.

Eso sí, el planeta extragaláctico propuesto por Di Stefano y sus colegas es, de todos ellos, el que tiene una explicación más fácil para su existencia. Y de hecho sabemos que hay estrellas de neutrones que tienen planetas a su alrededor: el púlsar Lich, situado en la Vía Láctea, tiene tres planetas a su alrededor: Draugr, Poltergeist y Phobetor, que además fueron los tres primeros planetas extrasolares que encontramos; por su parte Matusalén está en órbita alrededor de PSR B1620-26, un sistema formado por un púlsar (una estrella de neutroes que gira rápidamente sobre sí misma) y una enena blanca.

En cualquier caso lo que parece claro es que según vayamos refinando las técnicas de observación y de análisis de datos irán apareciendo más planetas en galaxias muy, muy lejanas (o no tanto). Y es que igual que la Tierra no es más que un planeta insignificante en el universo nuestra galaxia no es más que una galaxia más en el universo que no tiene nada de especial más allá de que es nuestro hogar.

Los viajes en el tiempo libres de paradojas son teóricamente posibles de acuerdo con un nuevo modelo matemático

 'Regreso al futuro', 'Terminator' y 'Atrapado en el tiempo' son solo tres de las muchas películas de ciencia ficción que recurren a las paradojas temporales para dar consistencia a su hilo argumental. Lo interesante es que este fenómeno provocado por los viajes en el tiempo no ha sido explorado únicamente por el cine; los físicos llevan décadas trabajando en modelos matemáticos que persiguen explicar cuál es la naturaleza de las paradojas temporales y en qué circunstancias podrían evitarse. O producirse.

Sin embargo, un artículo publicado hace solo unos días en la revista científica 'Classical and Quantum Gravity' por dos investigadores de la Universidad de Queensland, en Australia, propone un modelo matemático muy original que describe la posibilidad de que los viajes en el tiempo libres de paradojas sean factibles. El enfoque de este artículo es innovador, y, lo que es más importante, plantea la solución a uno de los grandes problemas derivados de los viajes en el tiempo desde una perspectiva teórica.

En busca de la reconciliación de la mecánica clásica y la relatividad general

Este es uno de los mayores desafíos a los que los físicos se enfrentan desde hace décadas, y muy de cuando en cuando surge algún destello que parece acercarnos un poco más a la unificación de ambos paradigmasEl artículo que han publicado los físicos Fabio Costa y Germain Tobar probablemente solo es una brizna de hierba en un prado cuyo límite aún no somos capaces de ver, pero su sustrato matemático propone, como he mencionado en el párrafo anterior, una solución a uno de los principales problemas planteados por los viajes en el tiempo.

El artículo de los físicos Fabio Costa y Germain Tobar propone una solución a uno de los principales problemas planteados por los viajes en el tiempo

La mecánica clásica defiende que si conoces el estado de un sistema físico en un instante determinado puedes describir sus estados anteriores, y también puedes predecir sus estados futuros. Buena parte de nuestra tecnología se asienta sobre este principio. Una forma sencilla de entender qué es lo que propone consiste en imaginar que dejamos caer una pelota de tenis desde el tejado de un edificio. La mecánica clásica nos permite calcular con mucha precisión qué posición ocupará en cada instante la pelota y cuál será su velocidad a lo largo de su trayectoria de caída hacia el suelo de la calle.

Lo curioso es que, a pesar de que la mecánica clásica ha demostrado encajar correctamente en muchos de los fenómenos físicos que podemos observar en nuestro mundo macroscópico, la Teoría General de la Relatividad descrita por Albert Einstein en 1915 defiende algo muy diferente. Y es que predice la existencia de bucles temporales, de manera que un sistema físico puede ocupar simultáneamente dos estados diferentes correspondientes a su pasado y su futuro.

Relojtiempoap

Esta idea es lo suficientemente antiintuitiva para que no resulte fácil entenderla, pero después de que Einstein la describiese en su Relatividad General otros muchos físicos y matemáticos, entre los que destacan Kurt Gödel y Willem Jacob van Stockum, recogieron su testigo para desarrollarla más y comprender sus implicaciones. Una de ellas fue descrita, precisamente, por Gödel y van Stockum, y pone sobre la mesa la posibilidad matemática de llevar a cabo viajes en el tiempo gracias a un fenómeno conocido como curva temporal cerrada.

Explicar qué es escapa al propósito de este artículo por su complejidad, pero al menos nos interesa saber que estas curvas temporales describen la posibilidad de que un sistema físico pueda regresar al mismo estado del que partió inicialmente. Este fenómeno es un viaje en el tiempo en toda regla, aunque es importante que tengamos presente que todas las ideas que estamos desarrollando en este artículo quedan confinadas en el interior del ámbito teórico. Las máquinas para viajar en el tiempo solo están al alcance de las películas de ciencia ficción. Al menos por el momento.

El fin de la paradoja del abuelo

El porvenir de Marty McFly, el protagonista de la trilogía 'Regreso al futuro', nunca ha estado amenazado. Esto es, al menos, lo que podemos concluir después de leer el artículo publicado por Fabio Costa y Germain Tobar. Y es que el modelo matemático propuesto por estos investigadores describe que es posible viajar en el tiempo preservando el libre albedrío y sin que se produzcan paradojas temporales u otro tipo de inconsistencias. De nuevo es importante que tengamos presente que es un modelo matemático que queda circunscrito al ámbito teórico.

Según Costa y Tobar los acontecimientos a los que está sometido un sistema físico siempre se reajustan para prevenir las inconsistencias

La conclusión a la que han llegado Costa y Tobar es que los acontecimientos a los que está sometido un sistema físico siempre se reajustan para prevenir las inconsistencias. Incluso aunque nos esforcemos para originar una paradoja como la del abuelo, que plantea qué sucedería si viajamos al pasado y asesinamos a nuestro abuelo antes de que conozca a nuestra abuela. En esta situación nuestro padre nunca habría sido concebido; nosotros, tampoco, y la motivación que nos llevó a viajar en el tiempo desaparecerá, generando una paradoja o inconsistencia temporal.

El ejemplo con el que Costa y Tobar han ilustrado su hallazgo es muy fácil de entender, así que os propongo que recurramos a él. Imaginemos que tenemos la tecnología necesaria para viajar en el tiempo y decidimos utilizarla para retroceder unos meses, viajar a China e impedir que el paciente cero se infecte con el coronavirus con el propósito de conseguir que la pandemia no se produzca. Si lo conseguimos surgiría una paradojaporque desaparecería el motivo que nos llevó a viajar en el tiempo.

El modelo matemático de estos investigadores resuelve esta inconsistencia permitiendo que el viajero en el tiempo mantenga su libre albedrío y haga aquello que debe hacer, pero sin anular el evento que propició el viaje temporal. En el ejemplo al que hemos recurrido el paciente cero original no se infectaría, pero el sistema se reajustaría a nuestro alrededor para mantener el equilibrio sin importar lo que hagamos nosotros. La pandemia finalmente se produciría, por lo que el paciente cero original podría ser reemplazado por otra persona. Quizá, incluso, por el propio viajero en el tiempo, que en su esfuerzo por evitar la infección podría acabar contagiándose él mismo.

Las numerosas mutaciones del tomate

 El tomate adopta multitud de formas, tamaños y sabores. Ahora, un nuevo estudio basado en técnicas punteras de secuenciación del ADN ha logrado trazar por fin la base genética de tales diferencias. La comparación de las secuencias genéticas de 100 variedades de tomate ha revelado una cantidad asombrosa de variaciones en su ADN: más de 230.000.

Averiguar cómo esas mutaciones modifican los tomates dará a los mejoradores y a los científicos nuevas herramientas para refinar esta hortaliza y otras, explica Zachary Lippman, biólogo vegetal en el Laboratorio de Cold Spring Harbor, en Nueva York, y uno de los autores del estudio, publicado en julio en Cell. Lippman y sus colaboradores secuenciaron y compararon los genomas de tomates muy diversos, de antiguas variedades casi desaparecidas y silvestres, así como de otras modernas. Usaron una técnica denominada secuenciación de lectura larga para localizar segmentos grandes de ADN que habían sido copiados (duplicaciones), suprimidos (eliminaciones) o desplazados a otro lugar (traslocaciones). Las técnicas precedentes no permitían descubrir esos cambios estructurales importantes en el genoma del tomate, pues solo leían pequeños fragmentos al mismo tiempo.

Se sabía que el ADN de una especie puede presentar variaciones estructurales notables. Pero esta es la primera determinación exhaustiva de su extensión y naturaleza, afirma el biólogo Jim Giovannoni del Instituto Boyce Thompson, en Nueva York, que no ha participado en el estudio.

Una vez los investigadores identificaron las cuantiosas mutaciones, examinaron su influencia en las características de la hortaliza. Eligieron tres cualidades: el sabor, el tamaño y la facilidad de recolección. En una prueba, el equipo descubrió un gen que confiere un sabor ahumado, lo cual ofrece a los mejoradores una cualidad que podría ser acentuada o suprimida a voluntad. En otro experimento modificaron la estructura del ADN y alteraron el tamaño del fruto. Lo consiguieron multiplicando las copias de cierto gen con la herramienta de edición génica CRISPR. Por último, investigaron de qué modo ciertas variaciones influyen en un carácter que facilita la recolección de los tomates pero reduce la producción. Los autores muestran cómo cuatro variaciones estructurales modifican genes relevantes que mantienen la fácil recolección sin rebajar la productividad, y crean un protocolo de selección para lograr dicho equilibrio.

El estudio «revela miles de otras variaciones estructurales asociadas a genes que explican numerosos rasgos importantes del tomate y sobre los que ahora se puede actuar, como la respuesta a las enfermedades, la tolerancia al estrés, el rendimiento y la calidad», afirma Giovannoni. Saber en qué gen hay que incidir para modificar un carácter es el «santo grial» para cualquier fitomejorador o genetista, afirma Lippman, quien destaca que estudios como este pueden sentar la base para la mejora de las especies cultivadas mediante un cambio preciso y de resultados predecibles.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

De la penicilina a la COVID-19: el vital y poco reconocido papel de las microbiólogas

 La historia del descubrimiento de la penicilina es digna de una película. En 1928, un científico llamado Fleming, con una gran curiosidad y partiendo de un hallazgo casual, llega a una de las aportaciones más importante en la lucha contra las enfermedades. 

La única pega fue que el compuesto era poco estable. Y hubo que esperar más de 10 años hasta que Florey y Chain lograron purificarla. Una vez cristalizada y purificada, la penicilina se pudo producir en cantidad suficiente para salvar, entre otros, a los soldados heridos en la Segunda Guerra Mundial.

¿No hay papeles femeninos en esta película?

Si leemos la mayoría de los artículos sobre este tema, en pocos se hace mención a Mary Hunt. Ella era una experta en hongos de un laboratorio de Estados Unidos. El hongo con el que Fleming realizó su descubrimiento producía una cantidad muy baja de penicilina. Mary Hunt encontró la cepa que permitió la producción masiva de este antibiótico.

Amalia Koutsouri-Vourekas se unió al laboratorio de Sir Alexander Fleming en 1946. Investigaba en resistencia a antibióticos y también desarrolló nuevas técnicas de laboratorio. Publicó numerosos artículos, varios como única autora y otros como primera firmante. En 1953 se casaron, y ella pasó a ser conocida como Lady Amalia Fleming.

Otras microbiólogas que contribuyeron al éxito de los antibióticos

Elizabeth Bugie, especialista en antibióticos.Waksman Museum

Los nombres femeninos afloran allí donde miremos. Elizabeth Bugie, por ejemplo, participó en el descubrimiento de la estreptomicina, el primer antibiótico eficaz frente a la tuberculosis. Sin embargo, sus compañeros varones decidieron no incluir su nombre en la patente del antibiótico, a pesar de que ella era una de las autoras del artículo en el que describían este fármaco

Alice Catherine Evans alrededor de 1910.Wikimedia Commons

Dos “gigantes” de la microbiología

Otro persona a recordar es Alice Evans. En 1918 publicó un importante artículo en el que explicaba que la causa de una enfermedad humana, la brucelosis, era la ingestión de leche de vacas enfermas. Aunque inicialmente no le hicieron demasiado caso, su descubrimiento fue confirmado pronto por otros científicos. Propuso además la solución al problema, consiguiendo cambiar la ley para que fuera obligatorio pasteurizar la leche. Fue nombrada presidenta de la Sociedad Americana de Bacteriología en 1928, todo un logro para una mujer en esa época.

La segunda mujer al frente de la Sociedad Americana de Bacteriología fue Rebecca Lancefield, en 1943. Su artículo proponiendo un sistema de clasificación de los estreptococos fue publicado en 1933. Esta clasificación es muy útil para el diagnóstico de diversas enfermedades humanas y animales. Su sistema sigue vigente en la actualidad.

Malaria, insulina y microbioma

La lista no acaba aquí. A pesar de ser seres unicelulares, las bacterias se comunican entre si y pueden coordinarse para actuar. Este ha sido el campo de investigación de la Dra. Bonnie Bassler. Esta científica estadounidense, nacida en 1962, propuso la idea de que interrumpir la comunicación entre las bacterias puede contribuir a la lucha contra las infecciones. 

Tu Youyou. © Nobel Media AB. Photo: A. Mahmoud

En 2015, el Premio Nobel de Fisiología o Medicina fue concedido a Tu Youyou, una científica que en los años 70 descubrió la artemisina. Los medicamentos basados en esta sustancia se usan para el tratamiento de la malaria y han salvado millones de vidas. 

Los tratamientos para otra grave enfermedad, la diabetes, se vieron favorecidos por el trabajo de Lydia Villa-Komaroff. En 1978, consiguió producir insulina humana utilizando bacterias modificadas. De este modo, se podía obtener gran cantidad de insulina en poco tiempo y con un coste económico razonable. 

La Dra. Abigail Salyers es conocida por sus estudios pioneros sobre el microbioma. Actualmente se considera al microbioma como un “órgano” más, que si se altera puede desencadenar diversas enfermedades. Además de artículos científicos, Salyers escribió numerosos libros de divulgación. El más conocido, La venganza de los microbios, explica la resistencia a antibióticos.

Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, premio Princesa de Asturias 2015. Fundación Princesa de Asturias

El sistema bacteriano CRISPR/Cas9, conocido como “tijeras genéticas”, permite editar el ADN de forma sencilla. Numerosos investigadores lo utilizan para modificar genes de plantas, insectos y animales. Ha supuesto un importante avance en la investigación de enfermedades causadas por defectos genéticos. Por este descubrimiento, Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier obtuvieron el Premio Princesa de Asturias en 2015 así como otros numerosos premios y distinciones. 

COVID-19 con nombre de mujer

Recientemente, Maria Rosaria Capobianchi, Concetta Castilletti y Francesca Colavita consiguieron aislar el coronavirus que está causando la pandemia de COVID-19. Algunos periodistas se refirieron a ellas usando solo su nombre, sin apellido. Además las denominaban “ángeles de la investigación”. Es poco probable que un grupo de científicos varones recibiera un trato parecido.

A esto se suma que la primera persona que obtuvo imágenes de un coronavirus humano fue otra mujer, June Almeida, en 1964. Junto a David Tyrrell demostró que estos virus causan infecciones respiratorias agudas en humanos. También fue la primera en obtener imágenes del virus de la rubeola. A finales de los años 80, ya jubilada, publicó junto a otros colegas las primeras imágenes del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

En 1976, Patricia Ann Webb identificó el virus Ébola. Su grupo de investigación desarrolló importantes estudios sobre virus transmitidos por artrópodos. Demostraron como se transmitían y los métodos que se debían utilizar para su control. 

La importancia de reconocer el papel de las científicas

La relación de los microorganismos con su entorno ha sido un importante campo de trabajo para numerosas microbiólogas. Han investigado el papel de los microorganismos en el espacio exterior (Millicent Goldschmidt), los océanos (Sallie Chisholm, Carol D. Litchfield) o en diversos ecosistemas terrestres (Mary Firestone, Katrina Edwards).

Además de las citadas, muchas otras mujeres han realizado aportaciones importantes a la Microbiología. Fanny Hesse, que sugirió a su marido que usara agar para cultivar bacterias. Esther Lederberg, que no fue incluida en el premio Nobel a pesar de sus contribuciones a la hipótesis “un gen, una proteína”. Lynn Margulis, que propuso la teoría del endosimbionte para explicar el origen de las células eucariotas. La lista es enorme.

Todas ellas merecen que se reconozca su trabajo, a pesar de los años que puedan haber transcurrido desde que realizaron sus descubrimientos.

Aun hoy en día, hay países en los que ni siquiera se permite estudiar a las mujeres y, mucho menos, carreras de ciencias o tecnología. Podemos afirmar que aún hoy las mujeres no tienen las mismas oportunidades que los hombres en la ciencia. En muchos países, a pesar de que son mayoría entre los estudiantes de Biología, Medicina o Veterinaria, a medida que se avanza en el escalafón, la proporción de mujeres desciende bruscamente. 

Quizás se deba a que existen muchos prejuicios sobre la capacidad científica de las mujeres. Pero además de causas externas, la decisión de formar una familia puede influir en estos datos, ya que la investigación requiere tiempo y dedicación. Curiosamente, eso no parece influir en los científicos varones.

Es necesario que existan referentes para las alumnas de carreras de ciencias, dado que contribuye a que las jóvenes estudiantes vean hasta dónde pueden llegar. Conocer los logros de estas científicas puede ayudar a que las nuevas generaciones de microbiólogas decidan dedicarse profesionalmente a la investigación.

descubren huesos humanos en un nuevo dolmen milenario en antequera

 

Arqueólogos de la Universidad de Sevilla han encontrado restos humanos en el interior de una nueva estructura funeraria que al parecer es más antigua que los tres famosos dólmenes Patrimonio de la Humanidad de esta localidad malagueña.

Peña de los enamorados, cerca de Antequera, donde los arqueólogos han realizado este descubrimiento.

Peña de los enamorados, cerca de Antequera, donde los arqueólogos han realizado este descubrimiento. iStock

a los pies de La Peña de los Enamorados (cuyo perfil recuerda el rostro de una persona tumbada), en una zona conocida como Piedras Blancas, cerca del conjunto megalítico de Antequera, en Málaga, un grupo de arqueólogos del Departamento de Prehistoria de la Universidad de Sevilla, dirigido por Leonardo García Sanjuán, con la colaboración de David Wheatley, de la Universidad de Southamptonha realizado el descubrimiento de tres cráneos humanos enterrados en el interior de una estructura funeraria. El departamento de Prehistoria de la universidad sevillana afirma que esta estructura es más antigua que el cercano dolmen de Menga, construido hacia 3750 a.C., y que los dólmenes de Viera y El Romeral (conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad en 2016), y aunque es mucho menos monumental, podría explicar la construcción de estas estructuras posteriores.

Los arqueólogos han descubierto tres cráneos humanos dentro de una estructura funeraria que muy posiblemente es anterior a otros dólmenes de la zona.

"Es algo nuevo. Menga o Viera habían sido barridos por las sociedades posteriores. Allí no había este tipo de restos, que nos pueden dar el origen de estos conjuntos. Además, los restos humanos arrojan datos como las dietas, las enfermedades, el ADN o sus organizaciones sociales", afirma García Sanjuán. Gracias a las modernas tecnologías de estudio, como las pruebas de radiocarbono y luminiscencia, será posible datar la edad de los huesos, lo que resultará de gran ayuda para precisar aún más la fecha de construcción de estas estructuras.

Dolmen de Menga, en Antequera.

Dolmen de Menga, en Antequera.

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PINTURAS RUPESTRES

Desde hace unos años se sabe de la existencia de vestigios megalíticos en la zona de Piedras Blancas. Este yacimiento se investigó y documentó entre 2009 y 2013, después de su hallazgo en 2006, y se constató la existencia allí de menhires tumbados y de una estructura megalítica bastante inédita. El descubrimiento se hizo en unos terrenos privados, por lo que la obtención de los permisos de excavación ha sido bastante dificultosa.

El yacimiento se descubrió en 2005, en unos terrenos privados, y se investigó y documentó entre 2009 y 2013.

El sitio se encuentra cerca del abrigo rocoso de Matacabras, donde existen unas pinturas rupestres, cuya datación es anterior a la construcción del dolmen de Menga. En 2018, el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla publicó un estudio en el que afirmaba que estas pinturas rupestres datan de aproximadamente 3.900 a.C., lo que hace del lugar el santuario más antiguo conocido de la zona y sugiere que ya estaba en uso antes de la construcción del dolmen de Menga, que se levantó orientado hacia él, según García Sanjuán.

Tholos de El Romeral, en Antequera.

Tholos de El Romeral, en Antequera.

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Dolmen de Viera, en Antequera.

Dolmen de Viera, en Antequera.

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SANTUARIO Y TUMBA

Durante las recientes excavaciones, además de los cráneos han aparecido restos de una industria microlítica (pequeñas láminas talladas) y lo que parece ser un betilo o piedra sagrada, cuya función era garantizar la protección de los difuntos. Estos hallazgos sugieren que el uso de este "dolmen" no sólo era solo funerario, sino que también tuvo una función de santuario.

Para realizar esta construcción, los antiguos pobladores aprovecharon la propia naturaleza, ya que parte de este enterramiento se compone de paredes naturales y otra parte está compuesta por lajas de piedra. "Los moradores del entorno aprovechaban las estructuras naturales, como se observa en las pinturas de cuevas o abrigos de la montaña", recalca García Sanjuán. Pudo ser un paso anterior a la erección de monumentos sagrados mucho más complejos, como el dolmen de Menga.

Los antiguos pobladores aprovecharon la propia naturaleza para construir este "dolmen", pues una parte se compone de paredes naturales y lajas de piedra.

Excavación arqueológica en el dolmen hallado en Piedras Blancas.

Excavación arqueológica en el dolmen hallado en Piedras Blancas.

Leonardo García Sanjuán. Universidad de Sevilla

Según han afirmado desde el Ayuntamiento de Antequera, este nuevo hallazgo "permitirá también comprender mejor los procesos que condujeron a la creación de Menga y a explicar su singular y pionera orientación, teniendo como objetivo general datar con mayor precisión la actividad neolítica documentada en nuestro municipio mediante la aplicación de métodos de datación científica como radiocarbono y luminiscencia por estimulación óptica, permitiendo también conocer mejor la sociedad y el medioambiente existentes en la época en que se construyó Menga".