jueves, 28 de octubre de 2021

5 CONSEJOS PARA POTENCIAR LA INTELIGENCIA.

La inteligencia nos conduce a la felicidad y se potencia con ORDEN, CONSTANCIA, VOLUNTAD, MOTIVACIÓN Y CAPACIDAD DE OBSERVACIÓN.


- El orden es el mejor amigo de la inteligencia, la buena disposición de las cosas entre si y saber poner cada una de ellas en el lugar que le corresponde.

- La constancia es la firmeza y perseverancia en los objetivos que uno se ha puesto.

- Entender que una persona con voluntad llega más lejos que una persona inteligente.

- La motivación conduce a la acción. A través de ella nos vemos llevados a realizar ese algo valioso que hemos elegido alcanzar.

- Con la capacidad de observación prestamos atención a un suceso para darnos cuenta de cómo sucede.


Enrique Rojas

lunes, 25 de octubre de 2021

El hallazgo de etanolamina en el espacio y su implicación en el origen de la vida

 Si hay una pregunta que estremece a la mayoría de las personas es el origen de la vida. Múltiples teorías se han enfrentado a esta pregunta dando respuestas plausibles y, en varios casos, se ha planteado la posibilidad de que nuestra vida no sea única en el vasto universo. 

Etanolamina en la Vía Láctea

Mediante el uso de radiotelescopios podemos descubrir moléculas en zonas lejanas del universo. Cualquier onda puede interactuar con átomos y moléculas para provocar en ellos ciertos cambios, dependiendo de la energía de la onda en cuestión. 

Estos cambios pueden observarse y jugar a quién es quién hasta dar con la molécula elegida. Un pequeño ejemplo: si alguien nos empuja, dependiendo de la fuerza con la que lo haga, reaccionaremos de una forma u otra. Pues una cosa parecida pasa con las moléculas, solo que el empujón es la onda y la reacción es lo que estos radiotelescopios captan.

El grupo de Víctor M. Rivilla han usado los radiotelescopios IRAM de Pico Veleta (Granada) y del Observatorio de Yebes (Guadalajara). Esto les ha servido para encontrar etanolamina en una nube de moléculas llamada G+0.693-0.027, cerca del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

¿Qué es la etanolamina?

Esta simpática molécula es realmente simple y ahí radica parte de su belleza. La etanolamina no es más que etanol (2 carbonos, 1 oxígeno y 6 hidrógenos) y una amina (1 nitrógeno y 2 hidrógenos) unidos. Esto hace una molécula de fórmula C₂H₇NO, cuya importancia es debida a la presencia de nitrógeno y oxígeno: es polar. 

Que una molécula sea polar significa que, dentro de la misma, los electrones no se sienten atraídos de igual forma por unos núcleos de átomos que por otros. Respecto a lo que atañe a la vida es mucho más fácil: las sustancias polares se llevan bien con el agua, nuestro disolvente universal y la base de nuestra vida.

Importancia biológica de la etanolamina

Esta molécula no se presenta sola en los seres vivos, normalmente está unida a otros tipos de biomoléculas. Su pareja perfecta son los ácidos grasos, pero para unirse con ellos necesita de otra molécula: el glicerol-3-fosfato. 

Digamos que esta molécula es como una especie de puente entre la etanolamina y los ácidos grasos. Esta unión (etanolamina, glicerol-3-fosfato y ácidos grasos) da lugar a un grupo de moléculas llamadas fosfolípidos muy particulares, tanto que estos compuestos son esenciales para la vida tal y como la conocemos.

Los ácidos grasos, como el aceite, son moléculas largas no polares (apolares). Por tanto, no se llevan bien con el agua (a fin de cuentas, el agua y el aceite no se mezclan). 

Entonces, en el caso de los fosfolípidos tenemos una situación muy especial: los ácidos grasos no se mezclan con el agua, como hemos dicho, pero la etanolamina sí. Esto hace que nos podamos imaginar los fosfolípidos como moléculas que tienen una cabezaque interactúa con el agua y unas colitas que huyen de ella.

El fenómeno interesante es que las cabezas se alinean y las colas también (como en la imagen). Esto no es ni más ni menos que una membrana, el principio de una célula. Esta membrana es una especie de cercado que delimita la célula. Por tanto, sin etanolamina no habría fosfolípidos y, sin ellos, no habría células y, por tanto, vida. 

¿Acaso no es de vital importancia la etanolamina?

El origen de la etanolamina

En muchos casos se especula con la posibilidad de que, antes de que existiese la vida, las moléculas necesarias para el origen de la misma podrían haber llegado a la Tierra transportadas en meteoritos. Estos meteoritos impactarían en nuestro planeta y dejarían esas moléculas libres para que se combinasen con otras e ir construyendo paso a paso la vida que conocemos.

En el caso de la etanolamina, los autores de este estudio creen que mil billones de litros de esta podrían haber llegado a la Tierra en meteoritos. Por tanto, la etanolamina en la Tierra fue extraterrestre hace millones de años y, gracias a este hecho, estaba disponible para formar nuevas moléculas. 

Una vez más, como nos hacía pensar Carl Sagan, somos hijos de las estrellas y del universo. Una parte de nosotros proviene de fuera de la Tierra, de lugares que todavía desconocemos.

Entender el cómo se forman estas semillas de vida en el espacio es clave para entender el origen de la vida, como dice Rivilla. Este pensamiento nos siembra la duda de si estamos solos en el universo, si somos la única vida que existe. Esta idea ha sido explorada varias veces por el investigador Carlos Briones. Concretamente, en esta entrevista habla sobre la posibilidad de encontrar vida fuera en el espacio. 

Quizás haya que empezar a pensar en la posibilidad que dice Briones: “A lo mejor el Cosmos está lleno de vida”. Puede que, en parte, sea debido a estas moléculas presentes por todo el universo.

La competitividad en la ciencia puede estar lastrando el progreso del conocimiento

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Al igual que el resto de profesiones en un sistema económico capitalista, la investigación científica se rige por la competencia, bajo la premisa de que esta es la manera más eficiente de hacer avanzar en el conocimiento. Sin embargo esto puede ser contraproducente y, en algunos casos, puede hacer que la ciencia avance con mayor lentitud de la deseada.

El sistema competitivo que rige la ciencia se basa principalmente en los méritos, aunque esto se traduce fundamentalmente en la publicación en revistas especializadas de alto impacto. Cuando un científico solicita un proyecto o compite por un puesto de trabajo, el principal baremo que siguen las instituciones para evaluar su mérito y capacidad es el número y la calidad de las publicaciones realizadas. De ellas dependen su futuro, el de su laboratorio y su línea de investigación. Esto tiene varias consecuencias perversas, una de ellas es que la urgencia y la necesidad de publicar favorece la proliferación de resultados poco fiables, no replicables o, sencillamente, falsos. Este tipo de resultados crean confusión, hacen perder el tiempo al resto de investigadores y, decididamente, no contribuyen al avance de la ciencia.

Otra de las consecuencias del sistema de alta competitividad es el secretismo en torno a los resultados de un laboratorio. Es lo que ocurre en los laboratorios de ciencia molecular y celular, donde el gasto económico es muy elevado: los reactivos, los equipamientos y las instalaciones son carísimos. Un estudio de excelencia en este campo consta de decenas de experimentos que, a través de un hilo argumental conductor, debe llegar finalmente a la propuesta de un mecanismo de acción del objeto a estudio para poder publicarse. Este proceso puede llevar años y cientos de experimentos de los cuales, siendo generosos, en torno al 70-80% son "resultados negativos"; esto es: el resultado no fue el esperado (demostró no tener relevancia para nuestra hipótesis de trabajo), el planteamiento del experimento no era el correcto o el experimento salió mal. Los resultados negativos son aparcados en un cajón de forma indefinida, no se publican y no se sabe si algún día se utilizarán. Al no ser publicados, muchos serán repetidos una y otra vez en distintas partes del mundo con resultado equivalente, ya que no existe una forma efectiva de consultar si ya se hicieron. Aunque muchos investigadores no tendrán tiempo o interés en conocer todos los entresijos de un estudio, aquellos interesados en replicarlo o aplicar sus técnicas podrían sacar un gran provecho de conocer los experimentos que no se han incluido en una publicación.

Hace algunos años surgieron las primeras revistas interesadas en publicar resultados negativos. Desafortunadamente, no parece que hayan tenido un gran éxito entre los investigadores, que parecen preferir mantener esos resultados en sus cajones. No da la impresión de que sea prestigioso ni valorado publicar en dichas revistas, que en algunos ámbitos son tomadas incluso en broma, y realmente su impacto es mínimo por el momento. Una de las causas es, sin duda, la falsa percepción de que solo se aprende de los aciertos, aunque la realidad sea más bien la contraria, y aunque formalmente se acepta que la ciencia avanza rechazando hipótesis, no confirmándolas.

Como hemos dicho, la preparación de un artículo de alto impacto en ciencia molecular lleva años para un investigador. Pueden ser, con suerte, tres años, pero no es raro trabajar en un artículo durante siete u ocho años. Durante todo ese tiempo los resultados suelen permanecer ocultos, pues el hecho de que pudieran ser "utilizados" por competidores podría frustrar su publicación, comprometer la consecución exitosa de un proyecto científico y arruinar la carrera del investigador, que no tendría mérito alguno que declarar para acceder al siguiente contrato o proyecto. Solamente cuando el trabajo está prácticamente concluido y listo para ser publicado, los autores osan comentar sus hallazgos con sus colegas y presentarlos en congresos, a sabiendas de que aunque intentasen usar algunos de esos resultados, no tendrían tiempo de publicarlos antes que ellos.

Las consecuencias de la competitividad en la ciencia no afectan sólo a los resultados. En los laboratorios moleculares continuamente se están desarrollando técnicas y protocolos para realizar nuevos experimentos. Estos protocolos tienen a menudo una componente muy artesanal: consisten en múltiples pasos, se extienden a lo largo de días y el resultado final puede ser muy variable, dependiendo en buena parte de la propia pericia del investigador. Cuando se publica un artículo, los autores deben dar cuenta de qué tipo de protocolos han usado pero, por razones de espacio, siempre se refieren a ello de forma muy sintética, que impide replicarlos de forma precisa. Imaginemos que hablamos de una receta para hacer pizza, pero solo nos dicen los ingredientes y la temperatura del horno; la pizza resultante puede ser deliciosa o un absoluto desastre, porque las instrucciones son muy vagas. Pues los laboratorios no son muy propensos a compartir sus refinadas "recetas", sus trucos, porque son uno de sus mejores activos: tener un protocolo mejor que tu competidor te hará llegar antes a la meta.

Cuando un nuevo reactivo, que puede costar cientos de euros, llega al laboratorio, la información de cómo utilizarlo se limita a unas breves instrucciones adjuntas al producto y a lo publicado en los artículos, habitualmente breve y poco detallado. Aunque tus contactos y un ambiente positivo de trabajo (algo que no siempre está garantizado) te permita recurrir a la buena voluntad de algún investigador con experiencia previa, lo más habitual es pasar una importante parte del tiempo tratando de diseñar tu propia "receta" para usarlo o, como se dice en el laboratorio, "poner a punto la técnica". Esto puede llevar semanas o meses; con suerte acabará funcionando. No es raro que una vez puesto a punto el protocolo, hayamos consumido buena parte del producto y haya que comprar uno nuevo. Tampoco es raro que, después de haberlo conseguido, tu resultado sea negativo y se quede "en el cajón". Y vuelta a empezar. Es el día a día.

El sueño de cualquier investigador en uno de estos laboratorios es contar con una base de datos en la que consultar protocolos fiables y detallados, que ahorren tiempo, esfuerzo y dinero. En la que buscar si cierto experimento ya se hizo antes en algún lugar del mundo, y si salió bien, regular o mal. Si alguien ya probó determinado reactivo y si funcionó, y cómo. Y poder contactar sin trabas con los investigadores que los llevaron a cabo. No creo estar exagerando si digo que así se ahorraría más de la mitad del tiempo y los medios empleados actualmente; lo que, matemáticamente, haría a los laboratorios de ciencia molecular el doble de eficientes. Pero conseguirlo requiere un enfoque colaborativo, no competitivo; que hiciera una valoración del mérito y capacidad basada no sólo en el número de artículos publicados, sino también en la cantidad de experimentos, protocolos y técnicas aportados a la comunidad científica. Un sistema en el que compartir tus especialidades, tus recetas y tus trucos proporcione prestigio y méritos, no desventajas. Un sistema en el que conste cuál es tu contribución real a la ciencia, no sólo aquello que tuviste la fortuna de publicar. El sistema de méritos empleado actualmente no siempre es realista, y a menudo trunca la carrera de investigadores capaces, trabajadores y talentosos que no han tenido la suerte de caer en el proyecto o el laboratorio adecuados.

La sacrosanta competitividad, que en algunos campos y circunstancias puede alimentar el avance de la ciencia, en otros puede tener un impacto negativo, ralentiza el progreso del conocimiento, lastra la carrera de los científicos y supone un enorme derroche de energía. Cuando un descubrimiento conlleva además un rendimiento económico, como es el caso de las patentes, entramos en el ámbito del secretismo absoluto, en el que prima el lucro económico. Imaginemos decenas de laboratorios tratando al mismo tiempo de generar un remedio contra la misma enfermedad y sin compartir sus avances. La institución que consiga el primer medicamento efectivo conseguirá importantes beneficios al vendérselo a sus competidores y vecinos. El progreso de la ciencia queda así lejos de la idea romántica de la generación de conocimiento para enriquecimiento de la humanidad en su conjunto: algo que nos contaron en la facultad y que hizo despertar, en muchos de nosotros, la vocación por la investigación. Una idea construida sobre casos admirables como el de Alexander Fleming, que no quiso patentar su descubrimiento del primer antibiótico, la penicilina, y lo puso a disposición de la humanidad, salvando con ello millones de vidas.

El sistema científico no es perfecto, no es infalible; tiene considerables defectos y muchos ya han sido de sobra detectados. Algunos se relacionan precisamente con el exceso de competitividad. El debate lleva suficiente tiempo abierto, pero hace falta la voluntad para asumir cambios que nos conduzcan a una nueva forma de hacer ciencia. Empezando, seguramente, por aquellos aspectos en los que la humanidad se está jugando su bienestar, o incluso su propia supervivencia.

¿La atmósfera de Plutón está a punto de desaparecer?

 Plutón se ha hecho cada vez más lejano, y con él parece desaparecer de nuestra vista la atmósfera. Por medio de observaciones con telescopios sofisticados y de un juego de luz y sombra entre el enano y una estrella, los científicos han encontrado evidencia de ello.

Plutón, ubicado a más de 4.800 millones de kilómetros de la Tierra en el Cinturón de Kuiper, está atravesando una transformación tan extraña que podría llevar a su atmósfera a extinguirse.

El vínculo entre el hielo de la superficie y la atmósfera de Plutón

La atmósfera de Plutón es conocida por ser muy delgada en comparación con la de otros como el nuestro. A pesar de ello, está compuesta principalmente por nitrógeno, como la de la Tierra, y además está sustentada por la presión de vapor del hielo en la superficie del planeta. Con base en ello, si el hielo llegara a calentarse o derretirse, esto traería grandes cambios en la densidad aparente de la atmósfera de Plutón.

Pero este escenario parece poco probable para el que fuera en algún momento el planeta más pequeño y alejado de nuestro sistema solar. En los últimos 25 años, Plutón se ha estado alejando cada vez más del sol, lo que lo ha hecho aún más frío de lo que era antes.

Usando telescopios ubicados en múltiples lugares de nuestro planeta, incluidos México y Estados Unidos, los astrónomos confirmaron esto. De hecho, las observaciones más recientes muestran que la atmósfera de Plutón se está volviendo a congelar a medida que se aleja del sol y se enfría su superficie.

La inercia térmica detrás de la atmósfera antes creciente de Plutón

Cuando se encontraba más cerca del sol, Plutón tenía un calor residual que hacía su atmósfera más abundante; esto gracias a un fenómeno conocido como inercia térmica que permitió que la presión superficial y la densidad atmosférica de Plutón aumentaran hasta el año 2018.

Sin embargo, a medida que se aleja del astro, esta inercia va desapareciendo, y con ella, la atmósfera del enano. De continuar así, el progreso este enfriamiento en la superficie seguirá “consumiendo” su atmósfera al punto de terminar en su “desaparición” total.

“Una analogía con esto es la forma en que el sol calienta la arena en una playa”, explicó la científica Leslie Young, del Southwest Research Institute (SwRI). “La luz del sol es más intensa al mediodía, pero la arena continúa absorbiendo el calor durante el transcurso de la tarde, por lo que hace más calor al final de la tarde”.

“La persistencia continua de la atmósfera de Plutón sugiere que se mantuvieron los depósitos de hielo de nitrógeno en la superficie de Plutón. se calientan por el calor almacenado debajo de la superficie”, añadió.

El destello de una estrella

Los investigadores descubrieron esto gracias a la luz de una estrella que se desvanecía a medida que Plutón se movía frente a ella. Una vez que el enano helado se hacía a un lado, la luz volvía ser visible. A este fenómeno se le conoce como ocultación, y ocurre cuando un objeto cósmico queda oculta a medida que pasa otro frente a él.

Cuando el planeta pasó frente a esta estrella en la noche del 15 de agosto de 2018, el instituto decidió aprovechar este enfoque para observar su atmósfera bajo esta luz sin igual. Entonces usaron este fenómeno para medir su abundancia general y confirmaron que estaba volviéndose a congelar.

De forma ingeniosa, el equipo usó la velocidad a la que la estrella entraba y salía a la vista, y por medio de esta pudieron determinar la densidad de la atmósfera de este pequeño. Este método basado en la ocultación ha constituido la base del estudio de este planeta desde el año 1988.

“La misión New Horizons obtuvo un perfil de densidad excelente de su sobrevuelo de 2015, consistente con la gran cantidad de atmósfera de Plutón que se duplica cada década”, dijo Eliot Young, gerente senior del programa SwRI. “Pero nuestras observaciones de 2018 no muestran que esa tendencia continúe desde 2015”.

En el proceso, los investigadores notaron una especie de “destello central” en el medio del camino de la sombra causada por el lejano planeta. En su artículo explican que este es resultado de paso de la luz de la atmósfera hacia el centro de la sombra; este cambió de tener una forma de “u” a tener forma de “w”, lo que confirma las sospechas.

Referencia:

SwRI scientists confirm decrease in Pluto’s atmospheric density. https://www.swri.org/press-release/scientists-confirm-decrease-plutos-atmospheric-density

¿Qué diferencia hay entre hipótesis, ley y teoría en la ciencia?

 

Miembros del Parque Nacional Galápagos, donde se gestó 'El origen de las especies', de Charles Darwin, liberan quince quelonios en una imagen de este pasado lunes.
Miembros del Parque Nacional Galápagos, donde se gestó 'El origen de las especies', de Charles Darwin, liberan quince quelonios en una imagen de este pasado lunes.PARQUE NACIONAL GALÁPAGOS (EFE)

Dentro del método científico uno de los elementos clave es la formulación de una hipótesis. Por ejemplo: algo cae al suelo, y cae al suelo aquí y allá, las cosas siempre caen al suelo. Alguien se preguntó en un momento por qué ocurría eso y formuló una primera explicación tentativa sobre ese hecho que estaba observando. Eso es una hipótesis, una explicación que se da el observador para un determinado fenómeno o problema y que generalmente se basa en la experiencia previa, el conocimiento científico que posee y las observaciones sobre ese hecho que a su vez, muchas veces, dependen del método con el que se está analizando.

Una hipótesis es una explicación que se da el observador para un determinado fenómeno o problema

Por ejemplo, cuando se hablaba de la evolución, Jean-Baptiste Lamarck (Bazentin, 1744 - París, 1829) decía: el medio es el que hace que los seres vivos cambien porque usan o dejan de usar algunas de sus características, con lo cual el medio es el que hace que los seres se transformen. Y ponía el clásico ejemplo de la jirafa. A la jirafa se le estira el cuello, pensaba Lamarck, porque como las ramitas que va a comer están en los árboles que son altos, su cuello se va estirando de tanto usarlo para alcanzarlas. Luego viene Charles Darwin (Shrewsbury, 1809-Down House, 1882) y dice, no, no creo que sea así, yo creo que los organismos sufren pequeños cambios que consiguen que cuando ocurre una transformación en el medio ambiente (externo o interno) les permiten adaptarse a esa novedad; sobrevivir y producir mayor cantidad de descendientes. Entonces su población aumentará a expensas de otras menos capaces de adaptarse a las nuevas circunstancias. Un observador externo lo ve como si los organismos hubieran sido seleccionados por acción directa del ambiente pero en realidad ha sido la condición de los organismos de tener variación y diversidad lo que les ha dado las oportunidades para adaptarse a los cambios, sobrevivir y, a la larga, evolucionar.

Hoy en día tenemos una teoría unificada que reúne las observaciones de Lamarck y de Darwin, las del genetista Gregor Mendel y más recientemente las observaciones de la genética molecular y la epigenética para explicar tanto la diversidad de los organismos que les permite adaptarse a nuevos cambios del ambiente como el impacto que los cambios tienen sobre los mecanismos genéticos que en la época de Darwin y Lamarck no se conocían.

Una ley es una manera de generalizar lo que puede ocurrir cuando tienes un conjunto acumulado de datos sobre un fenómeno determinado

En ese proceso de dar explicaciones para fenómenos surge muchas veces una concordancia o una generalización sobre los datos que uno tiene. Por ejemplo, si volvemos al ejemplo de la evolución, parece que siempre sobreviven los organismos que tienen las características que les permiten adaptarse a determinado ambiente. Cuando eso se encuentra en la ciencia, una manera compacta de describir un fenómeno, es decir de predecir qué es lo que va a suceder en una situación determinada, es una ley. Por ejemplo, la ley de la selección natural que dice: siempre sobreviven los individuos más aptos. Ahí se describe un hecho que se ha ido construyendo con las distintas hipótesis de las que se partía. Esa ley no te explica todo el proceso evolutivo pero sí te dice una manera de generalizar lo que puede ocurrir cuando tienes un conjunto acumulado de datos sobre un fenómeno determinado.

Las leyes científicas pueden ser modificadas o rechazadas. Hubo un tiempo en el que se creía que la vida surgía por generación espontánea, por ejemplo, pero el avance del conocimiento llevó a que esa idea se rechazara. Por último, surgen las teorías que son la construcción más compleja que elabora la ciencia. Por eso el sueño de las personas que se dedican a la ciencia y de la ciencia en general son las teorías unificadas porque son como súper teorías, súper construcciones de conocimiento que resumen toda la biología o toda la física o toda un área de la matemática o de la química.

Una nueva evidencia o una nueva forma creativa de observar el fenómeno del que trata una teoría puede hacer que se formule una nueva hipótesis

En física y en química se utilizan mucho las leyes. En biología, por la propia naturaleza del conocimiento científico, más que leyes se suelen hacer construcciones conceptuales más complejas como las teorías. Las teorías son una explicación amplia para una variedad de fenómenos e incluyen muchas hipótesis y leyes. Y deben tener una serie de características estructurales: deben ser concisas, deben ser sistemáticas, deben ser predictivas y deben ser aplicables de manera amplia. Generalmente, una teoría sobre un fenómeno determinado que es aceptada por la comunidad científica tiene muchas líneas de evidencia por lo que falsarlas, es decir, cambiarlas por otras, es difícil. Son muy estables. Pero eso no quiere decir que sean inmutables. Una nueva evidencia o una nueva forma creativa de observar el fenómeno del que trata una teoría puede hacer que se formule una nueva hipótesis y esa nueva hipótesis puede llegar a modificar la teoría.

Izaskun Petralanda-Jauregui es doctora Ciencias Biomédicas de la Salud Pública y experta en bioética. 

Pregunta enviada vía email por Hugo Barrios

Las hormigas siguen las leyes de la física del suelo para construir túneles largos y resistentes

 Las colonias de hormigas siguen las leyes de la física del suelo para construir túneles largos y resistentes, según ha revelado una investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). En los sorprendentes hormigueros hay complejos túneles que miden más de un metro de largo, duran décadas sin derrumbarse y se conectan entre sí. Los secretos de estas hormigas arquitectas fueron desvelados por un análisis de rayos X en tres dimensiones y por modelos de computación que observaron la posición y el movimiento de los animales mientras excavaban.

José Andrade, primer autor de la publicación y director del Laboratorio de Geomecánica en el Instituto de Tecnología de California, en EE UU, (Caltech) explica por correo electrónico que la construcción de estas ciudades con complejas estructuras subterráneas en las que pueden convivir millones de hormigas es posible gracias a un algoritmo de comportamiento que se ha ido adaptando y perfeccionando con la evolución de los insectos y les permite cavar túneles instintivamente sin que se derrumbe toda la estructura. “Nos inspiraron los nidos de hormigas exhumados que muestran lo impresionantes y grandes que son: ¡pueden ser del tamaño de una persona!”, dice Andrade. Entender y replicar estos algoritmos servirá en el futuro para crear robots de minería que simulen el funcionamiento de las hormigas y excaven el suelo de la Tierra y de otros planetas sin que haya riesgo de colapso.

Al comenzar la investigación, Andrade y sus colegas creían que las hormigas “podían determinar cuáles granos de tierra y de arena remover y cuáles no para garantizar la estabilidad de sus túneles”, a través de algún tipo de aprendizaje, dice el científico. Sin embargo, al final del trabajo descubrieron que esa conducta es inconsciente y está programada genéticamente. “Lo hacen sin saber realmente cómo hacerlo”. Andrade afirma que el algoritmo de comportamiento de las hormigas “les permite cavar túneles de acuerdo con las leyes de la física haciendo que sean más estables y al mismo tiempo más fáciles de construir y de mantener”.

Fuerzas granulares (líneas negras) en el mismo lugar del suelo antes (izquierda) y después (derecha) de la excavación de un túnel de hormigas.
Fuerzas granulares (líneas negras) en el mismo lugar del suelo antes (izquierda) y después (derecha) de la excavación de un túnel de hormigas.CALTECH

Los investigadores encontraron que la forma en que las colonias construyen sus túneles permite que las cargas se redistribuyan y creen un mecanismo de blindaje que reduce el riesgo de colapso. “Las hormigas parecen estar jugando a Jenga sin saberlo”, bromea Andrade al referirse al famoso juego de construcción en el que hay que tratar de quitar piezas sin derribar la torre.

Robert Buarque de Macedo, investigador de Caltech y coautor del estudio, explica por correo electrónico que las hormigas tienden a cavar los túneles en línea recta, eso hace que escojan el camino más rápido y más eficiente para llegar, por ejemplo, a la habitación donde duerme la reina de la colonia, o a los cuartos en los que se crían las hormigas bebés, o incluso a las pequeñas recámaras donde tiran la basura y se almacena la comida. “Eso tiene sentido porque una línea recta es el camino más corto entre dos puntos”, explica el investigador.

Buarque de Macedo insiste en que las hormigas cavan también lejos de las paredes y hacen los túneles por debajo del ángulo de reposo del suelo, es decir, por debajo del ángulo más empinado posible antes de que este se deslice. “Las hormigas pueden identificar qué tan empinado es el límite de ese ángulo para lo que sea que estén excavando, y no lo exceden”, explica el investigador. Otra de las claves de la construcción exitosa es que a medida que cavan el túnel, van formando arcos dentro del suelo que minimizan la fuerza y la presión de la superficie. “Esto reduce la posibilidad de que el túnel colapse cuando las hormigas quitan o reubican un grano de tierra”, explica el científico. Y añade: “es muy parecido al funcionamiento de los arcos romanos”.

Arquitectura del nido de la hormiga cosechadora de Florida, Pogonomyrmex badius
Arquitectura del nido de la hormiga cosechadora de Florida, Pogonomyrmex badius CALTECH

Los dos investigadores coinciden en que este comportamiento de construcción de los insectos es muy sorprendente. “Los seres humanos requieren mucha tecnología para mantener estables los túneles: pernos de roca, revestimiento, maquinaria pesada. Las hormigas no necesitan nada de esto para cavar redes de túneles vastas y profundas”, dice Buarque de Macedo.

José Andrade explica que las hormigas no son las únicas buenas arquitectas del mundo animal. Las termitas construyen ciudades similares, los panales de las abejas tienen estructuras impresionantes, los castores hacen represas estables en medio de caudalosos ríos, las aves tejen nidos en las copas de los árboles que resisten el viento y la lluvia. “No entendemos cómo todos tienen algoritmos de comportamiento que les permiten construir estas estructuras maravillosas. Aún tenemos miles de cosas que aprender de los animales”, dice Andrade.

Los investigadores confiesan que se divirtieron trabajando con las hormigas. “Luchamos mucho para que cooperaran con la investigación”, bromea Andrade. “Resulta que las hormigas cavan cuando quieren cavar, no cuando tú quieres que caven. Muchas veces estábamos mirando con rayos X y las hormigas dejaban de hacer túneles y luego dejábamos de mirar y volvían a hacerlo”. Buarque de Macedo coincide: “Tuvimos que hacer muchos intentos para capturar las imágenes que tomamos. Eso hizo que la investigación fuera mucho más interesante y divertida”.

Además de los ingenieros, en el trabajo también participó Joe Parker, profesor asistente de biología e ingeniería biológica. “Hasta ahora había sido un misterio cómo las hormigas construyen estas estructuras que puede persistir en buen estado durante décadas”, afirma Parker en un comunicado de prensa del Laboratorio de Geomecánica en el Instituto de Tecnología de California. Según el investigador, el algoritmo de comportamiento que permite la construcción exitosa de los túneles y que los científicos identificaron con los rayos X no existe dentro de una sola hormiga. “Es un comportamiento de colectivo, de la colonia, que emerge de todas las hormigas trabajadoras actuando juntas como un superorganismo”.

Andrade y Buarque de Macedo dicen que con los hallazgos de este estudio esperan trabajar en un sistema de inteligencia artificial que pueda emular el algoritmo de comportamiento de las hormigas al cavar. El propósito es crear robots que se puedan utilizar en minería y proteger así la vida de miles de trabajadores que muchas veces arriesgan su salud excavando en las profundidades de la tierra. Parte de esa emulación, dice Andrade, será determinar cómo escalar la física de las hormigas para túneles de tamaño humano. “Los materiales granulares se escalan de diferentes maneras que otros materiales como fluidos o sólidos”, dice. Y concluye: “¿El siguiente paso después de eso? Hormigas robóticas que podrían cavar túneles para humanos”.

Carne de momia y cuerno de unicornio: los mágicos orígenes de la farmacia

 La pezuña de la Gran Bestia, el cuerno de unicornio, la piedra bezoar, el almizcle, el cuerno de ciervo, la carne de momia, la enjundia humana, la triaca magna, el mitridato, el hueso de corazón de ciervo, el espodio, el escorpión, el castóreo, las esmeraldas, las perlas, el oro, la plata, el ajenjo. Estos y muchos otros remedios son los que conformaban la botica del misticismo, apoteca peregrina e insólita, también de inmundicias, y que han formado parte de la historia del arte de curar. Es decir, de la farmacia.

Desde las sociedades primitivas el hombre trató de curarse de las enfermedades empleando los productos que la naturaleza le ofrecía. En esos orígenes terapéuticos, la intención de esa farmacia simbólica y sagrada era apaciguar al dios o demonio causante de su enfermedad punitiva. Mediados por el brujo o el mago, se conciliaba estos productos con el rito y la magia, y no necesariamente basándose en la virtud curadora por sí misma de la planta escogida, mineral o animal.

Con el tiempo, el pensamiento mágico se va transformando en religioso. Se mantiene esta dualidad en pueblos como el mesopotámico y el egipcio, además de un empirismo que va tomando más protagonismo a medida que esas culturas avanzan.

Con la llegada del mundo clásico griego al escenario terapéutico, salvo en los templos de Asclepio, el concepto cambió radicalmente para tornarse en la búsqueda de un esquema fisiológico y filosófico en el que el medicamento pudiera explicarse desde el punto de vista de la razón y las proporciones armónicas. Su intención era alejarse de la esfera religiosa y mágica.

La supervivencia del mundo mágico

La conexión con el mundo exótico y mágico no desapareció. Se integró veladamente en la farmacia y, por ende, en las boticas. Estas obtenían por ello notables beneficios en no pocas ocasiones. Cuanto más vistosa, mística, singular, fantástica, increíble, prometedora y prodigiosa es la medicina, más vende, independientemente de su ineficacia absoluta en la mayoría de las ocasiones. Algunos herbarios, los lapidarios y los bestiarios, proporcionaron una buena mecha a este caldo de cultivo.

Los enfermos tampoco tuvieron en la farmacia exenta de estos ingredientes exóticos un panorama positivo o útil en la lucha contra la enfermedad, al menos hasta el siglo XIX. Es lógico que los pudientes se adhiriesen a los medicamentos prodigiosos, aunque fueran más caros y sorprendentes, porque se lo podían permitir, y era una buena forma de significar a las familias más potentadas. 

Si el doliente tenía pocos recursos, no tenía más remedio que acudir a la “botica de la abuela”, la del pueblo, la de las tradiciones. Esta era igual de ineficaz que la oficial, pero menos cara.

Guía de medicamentos fabulosos

Cuerno de ciervo.

Sus virtudes fueron exaltadas en los bestiarios al relacionarse a este animal con Cristo. Por lo tanto, solo podía proveer el bien a quien lo utilizara. Formaba parte de diferentes medicamentos. Por ejemplo, en el siglo XVI, de los polvos de diamargariton frío, que tiene por base perlas trituradas mezcladas en miel colada junto a cilantro, coral, aljófar, goma arábiga, rasuras de marfil, alcanfor, almizcle y agua de rosas. 

De forma más prudente en los beneficios que confería, estaba aún presente en la composición decimonónica de otros medicamentos, como el espíritu volátil de cuerno de ciervo, al cual, el Código de Medicamentos (Farmacopea Francesa) de 1840, le atribuía las acciones de antihelmíntico y antiespasmódico.

El cuerno de unicornio.

Este es el apéndice de un animal bello, fabuloso y curativo, imaginario y legendario, que representó a la farmacia en muchos países. Se empleó como alexifármaco o antídoto magnífico en la Edad Media y durante el Renacimiento, también era considerado antiepiléptico y sudorífico. 

En esencia, era el diente del narval.

Las piedras bezoares y el almizcle.

Se trata de concreciones que se forman en el estómago de algunos rumiantes. Se les atribuían virtudes energéticas, por lo que se aprovechaban para excitar el sudor y expulsar el veneno del cuerpo humano.

El almizcle procede de un simple animal de atrayente olor a madera que procede de una bolsa que el almizclero tiene en el vientre. A mediados del siglo XIX, en el Nuevo Tratado de Farmacia Teórico y Práctico de E. Soubeiran, se presentaba como un poderoso excitante, enérgico, antiespasmódico y útil para las enfermedades nerviosas.

Ejemplo de algún medicamento compuesto con los simples antes relatados eran las tabletas doradas del papa Julio II. Estas llevaban, entre sus treinta y ocho ingredientes, unicornio, piedra bezoar, almizcle, cuerno de ciervo, marfil, espodio y esmeraldas.


Enjundia humana y carne de momia.

La enjundia humana, o grasa humana, era obviamente muy cara. Estaba relacionada con la farmacia simbólica y tenía una nula actividad, pero por su escasez y elevado precio, se posicionaba en el periodo ilustrado como un simple animal de gran valor, apareciendo representada en la Real Botica.

La carne de momia convertida en polvo se usó como medicamento entre la Edad Media y la Ilustración. No obstante, el origen de su utilización estuvo en un equívoco lingüístico porque, en un principio, lo que se usaba eran sustancias bituminosas, ya fuera como antídoto o como medicamento contra los traumatismos (bitumen en persa era mum o mumiya). El término tornó después a identificar a las momias, y también su carne se pensó que era sanadora para muchas enfermedades.

La triaca magna.

Tras el mitridato, llegó la triaca magna, llamada de Andrómaco, que hunde sus raíces en el siglo III a. C y se empleó hasta el siglo XIX. Era un polifármaco compuesto por simples de los tres reinos, hasta setenta y siete, la mayoría vegetales, pero también animales y minerales –como la tierra sigillata (tierra sellada: alexifármaco y astringente)–. 

La triaca era un antídoto contra los venenos y con milagrosas virtudes terapéuticas, como alargar la vida. Entre sus componentes, la víbora le otorgaba el supuesto pero magnífico poder curativo, pues Galeno, en su explicación que “lo similar cura a lo similar” y, creyendo que la carne de víbora era venenosa, pensaba que un veneno podría ser neutralizado por otro. Además, la serpiente tiene un gran poder simbólico desde siempre, regenerador.

La complejidad realzaba al medicamento, las víboras, hembras y no preñadas, habrían de cazarse en verano, para después hacer los trociscos. También llevaba castóreo, sustancia olorosa contenida en dos bolsas que tienen a los lados de los órganos genitales externos los machos y las hembras del castor, producto al cual también se le atribuía un valor alexifármaco y antiespasmódico.

La triaca magna era un medicamento caro, afamado y exótico, infalible y universal, que en muchas ocasiones se falsificaba. Derivado de ello, Felipe V concedió, el 15 de marzo de 1732, la prerrogativa de su elaboración al Real Colegio de Profesores Boticarios de Madrid, el cual envolvía su elaboración en un halo de misterio que potenciaba su portentosa acción medicamentosa, absolutamente falsa. Si acaso, proporcionaba esperanza, lo único que le quedaba al pueblo, sobre el que la enfermedad se enseñoreaba sin tener un remedio que la apaciguara.


A todo esto, sangrar, purgar y lavativar eran los duros tratamientos que acompañaban a los medicamentos inútiles adscritos a la farmacología oficial. Lógico que esta terapéutica mágica no desapareciera, y más si estaba amparada en el miedo, en la desazón del afligido y en el aprovechamiento del comerciante, en muchos casos.

Actualmente los medicamentos milagro y los remedios secretos están prohibidos, pero esto no quiere decir que no haya productos hábilmente anunciados que, comercializados fuera de los cauces farmacéuticos oficiales, siguen proporcionando lo mismo: vender humo.

lunes, 18 de octubre de 2021

Tisis, sífilis y vampiros

 17 agosto: No comprendo cómo Lucy se está apagando como lo hace. Come bien y duerme bien, y goza del aire fresco; pero todo el tiempo las rosas en sus mejillas están marchitándose y día a día se vuelve más débil y más lánguida; por las noches la escucho boqueando como si le faltara el aire.

25 de agosto: Mi rostro está sumamente pálido, y me duele la garganta. Algo debe andar mal en mis pulmones, pues me parece que nunca aspiro suficiente aire.

Drácula, Bram Stoker

En el siglo XIX, la tuberculosis, tisis o consunción era vista como una enfermedad elegante, ya que quien la padecía moría de manera beatífica, casi sin síntomas y joven. Durante su convalecencia, la propia Charlotte Brontë escribió: “Soy consciente de que la consunción es una enfermedad halagadora”. 

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Ilustración que representa a Christine Nilsson como Violetta en ‘La Traviata’, 1864.Bibliothèque nationale de France/Wikimedia Commons

Alejandro Dumas, con su Margarita Gautier de La Dama de las camelias, y Giussepe Verdi, con su Violetta Valéry de La Traviata, establecieron el canon de la dulce enferma de tisis que se va consumiendo de manera lenta y lánguida. Y por los párrafos presentados al inicio podemos comprobar que el personaje de Lucy Westenra, con su pálida tez, su dificultad respiratoria y un hilillo de sangre en los labios, sería uno más de la larga lista de tuberculosos de la ficción… si no fuera porque la causa de su mal era la mordedura de un vampiro.

La tragedia de la familia Brown

Al parecer, Stoker se inspiró en la historia de Mercy Brown para diseñar el personaje de Lucy. Los Brown eran una familia de cinco miembros que vivían en Rhode Island. La madre y la hija mayor enfermaron de tuberculosis y murieron. Al poco el hijo también enfermó, por lo que el padre tomó la decisión de enviarle a Colorado Springs, confiando en que el clima de dicha población mejoraría su salud. Pero entonces su hermana Mercy enfermó y murió. El hijo regresó a su hogar, aunque su salud empeoraba día a día. Desesperado, su padre decidió aplicar un ritual que venía realizándose en Nueva Inglaterra desde finales del siglo XVIII. 

Lápida de Mercy Brown. Cbarry123/Wikimedia Commons

Según el folclore popular de dicha zona, los que sufrían consunción la padecían porque los parientes que habían fallecido de dicho mal robaban la fuerza vital a los que habían sobrevivido. Así que el padre pidió ayuda a un doctor y junto con algunos vecinos exhumaron los féretros de la madre y las dos hermanas. Al abrirlos encontraron que los cuerpos de la mujer y de la hija mayor estaban completamente descompuestos, pero el cuerpo de Mercy no, a pesar de haber transcurrido nueve semanas desde su muerte. El doctor examinó los órganos de Mercy y encontró que tanto el corazón como el hígado parecían contener sangre líquida. Así que fueron extraídos e incinerados antes de volver a enterrarla. 

Todo el ritual supersticioso no sirvió de nada ya que el hijo murió dos meses después.

En la época en la que Stoker escribía Drácula, estaba concluyendo uno de los debates científicos más importantes del siglo XIX. La hipótesis de que los microorganismos eran los causantes de las enfermedades infecciosas como la tuberculosis había sido comprobada experimentalmente gracias a los experimentos de Koch. En consecuencia, la teoría de que esas enfermedades eran causadas por aire putrefacto o miasmas había quedado refutada. 

Probablemente Stoker no era ajeno a dicho debate, si consideramos que dos de sus hermanos y su tío eran famosos médicos. En la novela, el vampirismo es una enfermedad contagiosa, ya que la mordedura de Drácula transforma a Lucy en un vampiro. Además, Van Helsing intenta aplicar una medida profiláctica al llenar la habitación de Lucy de ajos. Sin embargo, es la madre de Lucy la que condena a su hija al retirar los ajos y permitir que entre el aire fresco abriendo las ventanas. Lo malo es que no solo entró el aire por ellas. 

La sexualidad de los vampiros

También se ha sugerido que el vampirismo descrito por Stoker es en realidad una metáfora de la sífilis, ya que el contagio se produce por un contacto íntimo entre el vampiro y la víctima mediante un intercambio de fluidos. Es precisamente ese aspecto tan erótico el que más se ha resaltado en las obras cinematográficas derivadas a partir de la novela de Stoker. El pálido, calvo y deforme conde Orlock interpretado por Max Schreck en el Nosferatu de Murnau parece un afectado de sífilis congénita y es vencido tras pasar toda la noche bebiendo la sangre de la bella Ellen. Y los Drácula interpretados por Bela Lugosi y Christopher Lee son unos seductores incansables que siempre están acompañados por vampiresas despampanantes. 

Fotograma de ‘Nosferatu’, de Murnau. Kino Lorber

En 1992, el maestro Francis Ford Coppola estrenó la adaptación más fiel, pero también la más explícita y sensual de todas. En su Bram Stoker’s Dracula, la voluble y caprichosa Lucy es atacada por el vampiro y sufre un asalto sexual en toda regla tras el cual se transforma en una mujer lasciva. Posteriormente la vemos yacente y debilitada por la pérdida de sangre, pero sus inspiraciones para tomar aire son convertidas en una sucesión de placenteros gemidos. Además, el personaje de Van Helsing es introducido mientras imparte una clase sobre enfermedades de la sangre, entre las que menciona las enfermedades venéreas y resalta la sífilis, aunque si tenemos en cuenta que la película fue rodada en los años 90, es claramente una forma de referirse al sida

Cabe apuntar cómo la obra de Coppola recoge el espíritu del “cambio de era” mediante el choque entre un mundo antiguo, lleno de magia y seres oscuros, y uno nuevo con avances tecnológicos como el fonógrafo, el cinematógrafo, el microscopio y, por supuesto, las transfusiones de sangre.

Coppola además realizó un cambio sustancial en el protagonista. Mientras que en la novela y en la mayor parte de las películas previas, el vampiro representa el mal absoluto, en Bram Stoker’s Dracula pasa a ser un antihéroe romántico. Como señala Joel Griswell, lo que más destaca de la película de Coppola es que la sangre se convierte en un símbolo sexual. Una auténtica provocación en los años 90, cuando la epidemia de VIH parecía imparable. La secuencia en la que Mina bebe la sangre del pecho de Drácula representa el dolor, el horror y el amor de dicha historia. 


Resulta paradójico que un ser mítico que representa la oscuridad y que está asociado a patologías tan terribles y mortales como la tuberculosis o el sida goce de tan buena salud en el aspecto cultural. Probablemente porque nuestro miedo a la enfermedad es la sangre que lo hace inmortal.