¿Qué hace un homínido como tú en una cueva como esta? Es la pregunta –o alguna equivalente– que se están haciendo hoy paleoantropólogos de todo el mundo después de que ayer se anunciase que el Homo naledi, una especie humana de rasgos arcaicos, vivió hace poco más de 200.000 años.
Esto significa que los primeros Homo sapiens convivieron en el sur de África con esta otra especie humana que tenía un cerebro poco mayor que un chimpancé. Significa, por lo tanto, que la visión tradicional de la evolución humana como un largo camino hacia la inteligencia es errónea o incompleta.
Según esta visión, el tamaño del cerebro humano ha progresado desde los 610 centímetros cúbicos (cm3) que tenían los Homo habilis hace dos millones de años a los 865 cm3 de los Homo erectus hace un millón de años y los 1.300 cm3 de los Homo sapiens actuales. Pero los 610 cm3 del cráneo de un Homo naledi que vivió hace entre 236.000 y 335.000 años, presentado ayer en la revista electrónica eLife, no se ajustan a esta tendencia.
El Homo naledi, que medía 1,50 metros y pesaba unos 50 kilos, ha sido un enigma desde que sus descubridores lo presentaron a la comunidad científica en septiembre del 2015, dos años después de que aparecieran sus primeros fósiles en una cueva de Sudáfrica.
Su pequeño cerebro, sus grandes molares similares a los de un australopiteco, sus dedos curvados y la estructura de su hombro, adaptada a desplazarse por los árboles, invitaban a considerarlo como una de las especies más antiguas del género humano.
Pero sus fósiles habían aparecido misteriosamente acumulados en una cámara oscura en el fondo de una cueva, lo cual sugería que los habían llevado allí en algún tipo de comportamiento funerario y que debían controlar el fuego para poder adentrarse en la oscuridad de la cueva. Ni el comportamiento funerario ni el control del fuego, que sólo se han descrito en grupos humanos del último millón de años, podían explicarse en una de las especies humanas más antiguas.
Aclarar dónde encaja el Homo naledi en el rompecabezas de la evolución humana requería datar sus fósiles con precisión. Es lo que ha hecho ahora un equipo internacional dirigido por Lee Berger, de la Universidad Witwatersrand de Johannesburgo (Sudáfrica), que además presenta fósiles de otros tres individuos de la especie –dos adultos y un niño– descubiertos en una cámara en el fondo de otra cueva.
Los resultados, publicados ayer en tres artículos en la revista electrónica eLife, certifican que el Homo naledi vivía en el sur de África en una época reciente de la evolución humana. Y refuerzan la hipótesis de que ya enterraban a sus muertos en el fondo de las cuevas, ya que han aparecido acumulaciones de fósiles en dos cámaras distintas.
Pero la investigación, lejos de resolver el enigma del Homo naledi, deja nuevas preguntas abiertas. ¿Es una especie arcaica que sobrevivió casi dos millones de años con un cerebro pequeño o es una especie más reciente con un cerebro más pequeño que el de sus ancestros? ¿Se extinguió en cuanto entró en contacto con los Homo sapiens, como los neandertales en Europa? También como los neandertales, ¿se apareó con los Homo sapiens y tenemos herencia del Homo naledi en nuestro ADN? ¿Qué aptitudes cognitivas tenía? En busca de respuestas, Lee Berger y su equipo iniciaron una nueva campaña de excavaciones la semana pasada, informó ayer Nature en su web.
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