Con Marte en el horizonte, la conquista del espacio sigue siendo la última frontera que al hombre le queda por explorar. “A pesar de que la exploración forma parte de nuestro ADN, y de que ya hace 60 años que volamos al espacio, aún no hemos conseguido ir muy lejos”, explica Ellen Baker, exastronauta de la NASA, que ayer dio una conferencia en el CCCB dentro de la Biennal Ciutat i Ciència, organizada por el Ayuntamiento de Barcelona.
Pero sin duda, la gran pregunta que los seres humanos nos hacemos es si estamos solos o no en el universo. Ellen Louise Shulman Baker, 65 años lo tiene claro: “¡Por supuesto que puede haber vida en otros planetas! El universo es demasiado grande y sabemos demasiado poco de él para que no exista esta posibilidad. Lo que no sabemos es si seremos nosotros los que los encontraremos a ellos o será al revés”. Y queda otra cosa por resolver: “Si será relativamente pronto o dentro de miles o de millones de años”.
“Las empresas privadas no podrán ellas solas llevar un hombre a Marte, porque es demasiado caro”
La cosa tiene su miga, pues en el caso de que exista efectivamente vida en otro lugar del espacio, la que descubra la otra será sin duda aquella que está en posesión de la tecnología más avanzada.
En todo caso, por lo que a nosotros respecta, parece que será más tarde que pronto. El hombre no pisa la Luna desde diciembre de 1972, y EE.UU. abandonó su programa de transbordadores espaciales tras los accidentes del Challenger (1986) y del Columbia (2003). Ahora mismo, tanto rusos como estadounidenses se limitan a volar a la Estación Espacial Internacional (EEI), que orbita alrededor de la Tierra a sólo 408 kilómetros de distancia.
Según Baker, el problema es que “los viajes espaciales son caros, difíciles y peligrosos. Se necesitan a muchas personas inteligentes trabajando juntas para conseguir que los cohetes despeguen, vuelen y regresen, y hay muchas cosas que tienen que salir todas bien al mismo tiempo. Viajar al espacio no es como enseñan las películas de Hollywood”.
De todas formas, y a pesar de su optimismo sobre la posibilidad de que haya vida más allá de la Tierra, Baker no da “ninguna credibilidad” a las teorías que ha defendido las últimas semanas Avi Loeb, el prestigioso astrónomo de la Universidad de Harvard. Según Loeb, los primeros extraterrestres ya habitan entre nosotros, y también asegura que hay una nave espacial alienígena, Oumuamua, surcando el sistema solar. “Hemos visto meteoritos, asteroides, y cosas maravillosas, pero le aseguro que jamás una nave espacial de origen extraterrestre”, dice Baker.
Ella sabe bien de lo que habla, pues participó en tres misiones de 1989 a 1995 –durante la época de los transbordadores espaciales– en las que acumuló hasta 680 horas de vuelo. Luego participó en los procesos de selección y entrenamiento de astronautas. Ahora, ya retirada de sus obligaciones en la agencia espacial estadounidense, la doctora Baker –licenciada en Geología, doctora en Medicina y con un máster en Salud Pública– se dedica a ayudar a gente con cáncer en Sudáfrica y Mozambique.
Claro que siempre hay quien piensa que a la humanidad la azuzan mayores problemas y más prioritarios como para asumir los elevados costes de la exploración espacial. A estos escépticos, la ex responsable de la división de Educación y Medicina de la NASA les recuerda que “lo que destina EE.UU. a este apartado sólo representa el 1,5% del total del presupuesto federal. Exactamente lo mismo que se destina a la sanidad”.
Actualmente la competición por la exploración del espacio exterior parece que se ha trasladado al sector privado con empresas como SpaceX –propiedad de Elon Musk–, Blue Origin –en manos de Jeff Bezos– y Virgin Galactic –dirigida por Richard Branson– a la cabeza.
El turismo espacial pero, sobre todo, llegar a Marte es el próximo gran reto que afronta la industria aeroespacial. “Tenemos que colaborar todos juntos para conseguir este objetivo”, opina Baker. “Es demasiado caro como para que una sola empresa privada lo pueda lograr, y además, en mi opinión, este debe ser un esfuerzo liderado por un consorcio de gobiernos de distintos países”, dice Baker.
Un gran paso para la humanidad que para la exastronauta pasa, necesariamente, por volver a la Luna. “Espero que volvamos pronto. La Luna es un sitio fantástico para aprender cómo será vivir en otro planeta y poder mandar gente a Marte. Hemos ido varias veces, pero en total sólo hemos vivido allí tres días”, explica Baker.
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