¿Cuántas veces te has dado cuenta de que no puedes parar de canturrear mentalmente una melodía aleatoria? Seguro que sabes a lo que nos referimos y lo mucho que cuesta deshacerse de ese fragmento de canción que no para de sonar y sonar en lo más profundo de nuestro subconsciente. Nos habéis preguntado a qué se debe y cuál es la mejor forma de quitarnos la dichosa canción de la cabeza.
Los earworms, como se conoce a esta situación en inglés (gusanos de oreja), pueden comenzar por diferentes motivos. “Por ejemplo, al vernos expuestos repetidamente a una determinada canción o melodía. Si, además, esta es simple o intuitiva y podemos adivinar fácilmente su estructura melódica o anticipar los siguientes pasos de la composición, más papeletas tenemos para caer en earworms”, explicaba a Maldita.es el psicólogo Marc Ruiz.
¿Qué hacemos para quitarnos una canción de la cabeza? Las obsesiones pueden combatirse de dos maneras, según indicaba a Maldita.es la psicóloga Laura Morán: con distracción o con saturación. "Podemos encontrar otra actividad cognitiva que nos secuestre la atención, de forma que no podamos hacer caso a la dichosa cancioncilla (por ejemplo, hacer un sudoku o escuchar otras canciones)", propone. La alternativa, continúa, es 'saturarnos'. "Es decir, ponte la canción e intenta escucharla varias veces. Paradójicamente, la cancioncilla huirá", señalaba.
Qué son los pensamientos intrusivos, por qué afectan a todo el mundo y cuándo pueden convertirse en un problema para tu salud mental
Nos habéis preguntado por un vídeo de TikTok en el que un chico habla de una sensación que para muchos será familiar: cuando de pronto aparece en tu cabeza una idea inesperada e indeseada, a menudo violenta o desagradable. "Estaba en un edificio con un amigo y de pronto pensé: '¿y si le empujo? ¿Y si le empujo, se cae, y se muere? Que no lo hice, ¡nunca lo haría! Pero lo pienso, '¿qué pasa si le empujo?'", se pregunta el protagonista. Mientras unos carteles explican que esto a lo que se está refiriendo es lo que se llaman pensamientos intrusivos.
Los pensamientos automáticos son una parte normal del funcionamiento de nuestro cerebro. "Tenemos pensamientos automáticos tanto agradables como desagradables. Pueden aparecer al ver una película, al oír una palabra o al percibir un olor", explicaba a Maldita.es Rosana Pereira Davila, Directora de Haztúa Psicología Positiva.
Pero en determinadas ocasiones, especialmente aquellas que interpretamos como estresantes o en etapas en las que acumulamos dificultades o problemas, podemos estar en una situación de alerta y que esos pensamientos se vuelvan desagradables y se repitan una y otra vez. "Son lo que llamamos pensamientos intrusivos porque no depende de nosotros que aparezcan o no. Simplemente aparecen y nos invaden", añade Pereira.
Aunque su naturaleza no es agradable, estos pensamientos no son patológicos ni problemáticos en la mayoría de los casos, en los que llegan y se van de forma espontánea sin generar mayor sufrimiento. Pero en ocasiones se convierten en un problema. Por ejemplo, cuando nos hacen sufrir o cuando nos impiden llevar a cabo nuestras actividades cotidianas con normalidad.
¿Qué es la afantasía y por qué hay quienes no pueden visualizar imágenes mentales?
Piensa en un caballo. ¿Qué ves? Es posible que veas una imagen realista del animal en tu mente. También puede que distingas mentalmente una imagen borrosa o vaga. O que no vislumbres nada. Mientras que para algunas personas resulta muy fácil visualizar al caballo, otras tendrán que esforzarse más para pintar mentalmente esa imagen e incluso hay quienes no podrán ver al animal. Las personas con afantasía son incapaces de visualizar imágenes mentales.
Adam Zeman, neurólogo en la Universidad de Exeter y experto en trastornos de la imaginería visual, explicaba a Maldita.es que entre el 1% y el 3% de la población padece afantasía. Es decir, no puede ver lo que imagina. Ni objetos, ni personas, ni lugares. Estas personas no pueden visualizar por ejemplo “una manzana, sus últimas vacaciones o su boda”.
Por el contrario, ¿hay personas que imaginan más de lo normal o de una forma más vívida? Así es. El polo opuesto a la afantasía sería la hiperfantasía y, según Zeman, afecta a entre el 3% y el 10% de la población. Las personas con hiperfantasía tienen la capacidad de visualizar vívidamente todo lo que imaginan y, en ocasiones, pueden “tener problemas para decidir si algo sucedió realmente o simplemente lo imaginaron”.
Bicicleta o alquiler: ¿Por qué en este vídeo escuchas palabras distintas según lo que leas?
Nos habéis preguntado bastante por un vídeo que está circulando por TikTok en el que se plantea una cuestión: si, en un mismo audio, puedes escuchar la palabra alquiler o bicicleta. No es la primera vez que nos preguntáis por vídeos de este tipo. De hecho, en Maldita Ciencia ya explicamos por qué sucede este fenómeno a través de otro ejemplo, con las expresiones en inglés "green needle" y "brainstorm".
Esto tiene una explicación científica relacionada con los trucos que utiliza nuestro cerebro para procesar la información a nuestro alrededor de la forma más eficiente posible. Se llama efecto McGurk, un fenómeno relacionado con nuestra percepción que demuestra la estrecha interacción que hay entre lo que vemos y lo que escuchamos.
Si escuchamos un sonido pero recibimos un estímulo audiovisual relacionado con otro sonido, terminamos percibiendo ese otro sonido. Por eso al escuchar unas palabras poco claras terminamos escuchando las que leemos, y eso cambia si leemos palabras distintas aunque el sonido original sea el mismo. En Maldita.es también os hemos explicado cómo funcionan las ilusiones ópticas y auditivas que dejan al descubierto los trucos que usa nuestro cerebro para interpretar la realidad.
No, el color del que ves la zapatilla no depende de tu hemisferio dominante del cerebro
También se ha viralizado una fotografía de una zapatilla en una iluminación extraña que cada uno parecemos percibir de distinto color: o bien rosa y blanca o bien gris y verde. Junto a la foto va una supuesta explicación de esas diferencias: si te domina el hemisferio derecho del cerebro, verás la zapatilla rosa, y si te domina el izquierdo, lo verás gris.
Esta explicación es falsa. Hay una explicación para las distintas percepciones de los colores, pero no tiene nada que ver con los hemisferios cerebrales. Daniel Gómez, neurocientífico y divulgador que además emplea sus conocimientos sobre el cerebro y la percepción en espectáculos de magia, explicaba a Maldita.es que “es un efecto debido al sistema visual del cerebro, y el hemisferio cerebral no tiene nada que ver”. “A nivel visual, cada hemisferio cerebral procesa la mitad derecha o izquierda del campo visual de una manera idéntica, y no afecta al color o la forma de lo observado”, señalaba.
El motivo tiene que ver con cómo nuestro cerebro maneja los colores en distintos ambientes de iluminación. Cuando observamos una imagen, el cerebro ajusta su percepción de los colores dependiendo de la iluminación. Un ejemplo es que la luz del sol es blanca, pero las luces incandescentes, como la del fuego o la de algunas bombillas es amarilla, pero no por eso lo vemos todo amarillo bajo esa luz. El cerebro hace esos ajustes sin que nos demos cuenta.
Por qué si te miras al espejo durante un rato con poca luz puede que empieces a ver cómo se te deforma la cara
Imagina que estás en frente del espejo, con una luz tenue y de repente empiezas a ver cómo tu cara se distorsiona o incluso desaparece y aparece otro rostro en su lugar. Nos habéis preguntado si esto, que a priori puede sonar a leyenda urbana, es posible que ocurra. Pues sí.
Es lo que se conoce como fenómeno Bloody Mary o efecto Caputo. El psicólogo Giovanni Caputo fue el primero en estudiar qué pasa en nuestro cerebro cuando uno se mira fijamente en un espejo. “Si la iluminación de la cara es baja y te miras a los ojos, puede que empieces a ver caras extrañas después de mirarte durante un minuto”, explicaba Caputo a Maldita.es.
Pero, ¿qué es lo que pasa para que empecemos a ver cosas extrañas? El neurocientífico y divulgador Daniel Gómez nos explicaba que la culpa la tiene nuestro sistema de percepción visual: “Cuando recibimos estímulos visuales, la corteza visual (encargada de la vista) colabora con el hipocampo (encargado de la memoria) para identificar lo que estamos viendo e interpretarlo correctamente”.
¿De qué depende que nos acordemos o no de lo que hemos soñado?
Te despiertas y de repente olvidas el sueño (o pesadilla) en el que estabas inmerso un momento antes. ¿A ti también te ha pasado? ¿O haber dormido toda la noche y no recordar haber soñado ni una vez? Hay diversos factores que explican por qué a veces recordamos lo que soñamos y otras veces no: los principales son despertarse en mitad del sueño y si estamos en fase de movimientos oculares rápidos (REM, por sus siglas en inglés).
Recordar lo que soñamos es a veces difícil porque durante el sueño no funciona el sistema de almacenamiento de recuerdos y tampoco lo hace si sólo estamos despiertos un breve periodo de tiempo, inferior a los 5 minutos, según aclaraban a Maldita.es desde la Sociedad Española de Neurociencia (SENC).
“Por eso es normal que nos despertemos de noche en medio de un sueño que somos capaces de recordar, nos quedemos dormidos de nuevo rápidamente y al despertar por la mañana no recordemos el sueño (o incluso no recordemos haber despertado aunque, en este caso, al no haber recuerdo, no habrá ninguna sensación de falta)”, explicaban.
¿Por qué tenemos pesadillas y en qué fase del sueño se producen?
También nos habéis preguntado por qué tenemos pesadillas y en qué fase del sueño se producen. Las pesadillas tienen lugar durante las fases REM del sueño, que son las de sueño profundo, y corresponden a un fenómeno que se denomina parasomnias. Tenerlas de vez en cuando no debe ser motivo de alarma.
A veces aparecen tras la vivencia de episodios traumáticos, según nos contaba Joselin Miranda, psicóloga del Colegio Oficial de Psicología de Madrid y del gabinete Center Psicología Clínica, y recoge un artículo publicado en la revista Journal of Sleep Research. En ese caso, “los sueños recurrentes con contenido relacionado al trauma se dan más fácilmente”. “Esto ocurre por ejemplo en el trastorno por estrés postraumático, aunque también puede ocurrir en episodios depresivos o en patologías del espectro de la esquizofrenia”, añadía Miranda.
Aunque las pesadillas puedan darse frente a eventos traumáticos, diferentes expertos en trastornos del sueño también señalan que pueden ser efectos secundarios de algunos medicamentos o desencadenarse con eventos estresantes cotidianos. Miranda menciona el embarazo, las rupturas amorosas, las pérdidas, los duelos, los cambios significantes en la vida o el estrés laboral.
Primera fecha de publicación de este artículo: 24/06/2021
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