El canto de Balaenoptera physalus, el rorcual común, es uno de los más potentes del océano. De hecho, los sonidos largos, altos y de baja frecuencia de estos cetáceos son, junto con los de la ballena azul, algunos de los sonidos de frecuencias más bajas producidos por un animal, y pueden detectarse incluso a cientos de kilómetros de distancia.
Cuando se trata de rorcuales, los científicos asocian estas vocalizaciones a fines puramente reproductivos, ya que son los machos los que exclusivamente exhiben estos cantos con la llegada de la época de reproducción de la especie. Sin embargo, lo que ahora acaba de descubrir un equipo de científicos de la Universidad del Estado de Oregón en Corvalis y el Instituto de Geofísica de la Academia de las Ciencias de la República Checa -IG-CAS-, es que los sonidos emitidos por estos increíbles gigantes oceánicos podrían emplearse como fuente sísmica para sondear la estructura de la corteza terrestre en el fondo marino
Una fuente sísmica es un dispositivo que genera un pulso en forma de onda y a partir del cual, al ser detectadas de vuelta las ondas emitidas, los investigadores pueden obtener información sobre las características de una porción específica del terreno.
Si bien hasta el momento los resultados obtenidos con esta nueva técnica presentan una menor resolución en comparación, por ejemplo, con las señales de pistola de aire de alta energía: una fuente sísmica empleada de forma común en estudios sísmicos en océano, los firmantes del estudio publicado en la revista Science bajo el título "Seismic crustal imaging using fin whale songs" defienden que los abundantes cantos de estos rorcuales a nivel mundial podrían complementar y mejorar sobremanera los estudios sísmicos donde no es posible emplear las técnicas convencionales desarrolladas en la actualidad.
“El estudio de la estructura de la corteza oceánica a menudo requiere poderosas ondas sísmicas” explica el investigador del IG-CAS y autor principal del artículo Václav Kuna. “Esto se logra normalmente gracias al uso de pistolas de aire instaladas en barcos que generan pulsos explosivos a altos decibelios”, continúa. “Pero si bien estas explosiones son efectivas, se trata de algunos de los sonidos más potentes producidos por el hombre en el océano y son potencialmente dañinos para la vida marina”, añade.
Las poderosas ondas sonoras de los rorcuales reverberan y refractan a través de las capas de roca proporcionando una información muy valiosa para los geólogos
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