Imagínate tener en tus manos la pieza clave para la comprensión de la vida. ¿Emocionante, verdad? Pues eso mismo debió sentir Rosalind Franklin cuando, a principios de la década de 1950, sostuvo la primera fotografía tomada con difracción de rayos X de la molécula de ADN.
Qué momento tan fascinante, tenía frente a sus ojos la imagen que desvelaba la verdadera forma del ADN y que refutaba el resto de teorías propuestas en aquel momento: en verdad, era una doble hélice.
La Fotografía 51 representa un auténtico hito trascendental en la historia de la biología. Sin embargo, a pesar de ser “una de las fotografías más hermosas que se han tomado alguna vez”, según el científico irlandés J. D. Bernal, también es una fotografía polémica y conflictiva: la imagen fue compartida a investigadores rivales de Franklin, Watson y Crick, sin el permiso de ella, atribuyéndose el logro y ninguneando a la científica.
LA REVOLUCIÓN GENÉTICA
En la década de 1950, el ácido desoxirribonucleico, también conocido como ADN, ya era un pilar clave a la hora de hablar sobre el código genético de las personas: era el portador de información que guiaba el desarrollo, las características y el metabolismo de los seres vivos.
No obstante, a pesar de ello, su estructura seguía siendo un completo misterio. Es lógico entonces que toda la comunidad científica se volcara de lleno en una carrera por descubrir cuál era su verdadera forma.
Concretamente, en los laboratorios más famosos de Reino Unido, existían dos equipos de científicos compitiendo por este descubrimiento: James Watson y Francis Crick en los Cavendish, de la Universidad de Cambridge, y Rosalind Franklin y Maurice Wilkins en el King’s College de Londres. Entre ambos, competían por hallar la estructura del ADN, siendo muy fuerte, sobre todo, la rivalidad entre Watson y Franklin, debido a la ideología sexista, racista y antisemita del científico.
Por su parte, Rosalind Franklin era una cristalógrafa de rayos X con un cierto renombre, que destacaba, sobre todo, por su enfoque meticuloso y su excepcional habilidad por capturar imágenes de alta calidad mediante la difracción de Rayos X.
Haciendo uso de esta habilidad, en 1952 y junto al estudiante que tutorizaba, Raymond Gosling, tomaron la famosa Fotografía 51, un icono de la época y un documento visual que cambiaría el curso de la historia.
Rosalind Franklin en 1955
LA FOTOGRAFÍA 51
La difracción de rayos X, la técnica protagonista en la captura de esta imagen, es una herramienta que permite estudiar la disposición de los átomos en las moléculas y, de esa forma, observar la estructura de los objetos en escalas muy pequeñas. En la Fotografía 51, los patrones fueron capturados en una placa fotográfica y revelaron una imagen algo difusa, pero crucial.
Franklin descubrió un patrón en forma de X que sugería una estructura helicoidal, un indicio fundamental para descifrar la naturaleza de la doble hélice del ADN. Ahora sabemos que en la imagen puede apreciarse el exterior de la cadena de ADN, el cual tiene un esqueleto de moléculas de desoxirribosa y fosfato alternantes, mientras que en el interior se ubican las bases que codifican la información genética para cada individuo.
EL CONFLICTO
A raíz de la toma de la fotografía, Franklin comenzó a descifrarla. Así, en enero de 1953, Franklin había reconciliado los datos que tenía en conflicto y concluyó que las formas de ADN que se veían estaban formadas por 2 hélices. De hecho, había comenzado a escribir en solitario, dado que la relación con Wilkins era cada vez más lejana e incómoda, una serie de tres manuscritos, dos de los cuales incluían la ilustración de un esqueleto de ADN de doble cadena.
Watson y Crick junto al modelo de ADN que propusieron en su artículo de la revista Nature y que dedujeron gracias a la investigación de Franklin.
Sin embargo, antes de terminar sus propias deducciones, el 30 de enero de 1953, recibió en el King’s College la visita de James Watson. El científico traía consigo una propuesta de estructura de ADN incorrecta para debatir con Wilkins, más colega suyo que de Franklin en aquel momento.
No obstante, al no encontrarlo, se dirigió a Rosalind, quien le anunció que su teoría era incorrecta, lo cual enfureció a Watson. Este esperó paciente la vuelta de su amigo y, una vez con él y a solas en el laboratorio, buscó su apoyo. Wilkins, empático, decidió compartir con Watson la imagen de ADN obtenida por difracción de rayos X, la Fotografía 51, a espaldas de su compañera.
La visión de la Fotografía 51, tomada por Franklin y Gosling, fue solo uno de los hechos que proporcionó a Watson y Crick la llave para determinar la estructura del ADN. A ello se sumó que, en febrero de 1953, el tutor de tesis de Crick compartiera con él un reporte de una visita al King’s que contenía muchos cálculos cristalográficos hechos por Franklin; o que, a finales de ese mes, ante el abandono de la institución por parte de Rosalind, Wilkins enviara la fotografía originales a ambos científicos.
Armados con esos recursos, Watson y Crick terminaron por construir su modelo en marzo de 1953. Poco después, su hallazgo fue publicado en Nature, acompañado de la Fotografía 51, pero carente de ningún tipo de referencia a Rosalind Franklin y al uso que habían dado de sus investigaciones. Finalmente, Watson, Crick y Wilkins recibieron el Premio Nobel de Medicina en 1962 por sus investigaciones sobre la estructura de los ácidos ribonucleicos.