El Comité Asesor de Ciencia Espacial de la ESA se reunió la semana pasada en Paris para analizar medio centenar de propuestas de investigación remitidas por la comunidad científica que marcarán la actividad europea en el espacio en el periodo 2015-2025. Entre las seleccionadas se encuentra Laplace, una misión destinada a estudiar Júpiter y sus lunas, y en concreto Europa, que según sospechan los científicos esconde un océano entre su corteza helada geodinámicamente activa y su manto de silicato. El objetivo será dilucidar si hay o hubo en algún momento vida en este satélite. La ESA también ha planteado el envío de nuevos instrumentos a dos satélites de Saturno, Titán y Encelade, con el fin de conocer su potencial astrobiológico, en una misión bautizada como Tandem. Además, en París los astrónomos europeos hablaron de Marco Polo, una sonda con destino a un asteroide que recogería y traería a la Tierra una muestra para responder a cuestiones esenciales como el nacimiento y la evolución del Sistema Solar, el papel de los cuerpos menores (asteroides y cometas) en ese proceso, y los orígenes de la Tierra y la vida. Otras apuestas de futuro de la agencia especial son Plato, un nuevo buscador de planetas extrasolares basado en técnicas de fotometría; Spica, el observatorio infrarrojo que indagará acerca del origen del universo y la formación de planetas, en alianza con la Agencia Espacial Japonesa (JAXA); o Dune, para la exploración de la materia oscura y la energía oscura. “La madurez de la mayoría de las propuestas recibidas demuestra la excelencia de la comunidad científica europea”, declaraba el experto alemán Tilman Spohn tras la reunión. Y vaticinaba que “la próxima década será muy excitante para la exploración científica del espacio”
Pareze que la conquista espacial ha comenzado, ¡y por todo lo alto!
Marc Chesa
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