Parece un artículo
científico, pero en realidad es una carga de dinamita estratégicamente colocada
en los cimientos en los que se sustenta la teoría del origen del "Homo
sapiens", nuestra especie. En apenas dos páginas de lucidez, publicadas hoy
en la prestigiosa revista científica "Science", tres reputados
biólogos rebaten la teoría del Out of Africa: esta teoría, hoy aceptada por la
mayoría de expertos en evolución humana, postula que los "Homo
sapiens" descendemos de una pequeña población que vivió en África hace no
más de 200.000 años.
"Nuestros resultados sugieren que nuesto ancestro común más reciente vivió
antes de lo que pensábamos", ha declarado Adam Eyre-Walker, biólogo de la
Universidad de Sussex (Reino Unido) y coautor de la investigación, a "La
Vanguardia". "Creemos que la hipótesis Out-of-Africa tendrá que ser
reconsiderada". Junto a Eyre-Walker, han realizado la investigación John Maynard
Smith -uno de los más eminentes biólogos evolutivos vivos- y Philip Awadalla.
La teoría Out-of-Africa se basa en gran parte en el análisis genético de las
mitocondrias, unos pequeños motores biológicos presentes en todas las células
humanas. Según han creído los biólogos hasta ahora, cuando se concibe un
embrión, las mitocondrias se heredan exclusivamente de la madre.
Por este motivo, el ADN de las mitocondrias apenas debería variar de una
generación a la siguiente: este ADN evoluciona por alteraciones genéticas
fortuitas, que son infrecuentes, y por lo tanto evoluciona lentamente.
Por el contrario, en el núcleo de las células, el ADN del espermatozoide se
mezcla con el del óvulo. Los científicos dicen que el ADN se recombina.
Resultado: la evolución genética del núcleo es más rápida.
La estabilidad del ADN de las mitocondrias se ha utilizado para rastrear la
historia de la especie humana gracias a unos métodos de investigación
desarrollados por el genetista italiano Luigi Cavalli-Sforza, que ganó el premi
Internacional Catalunya en 1993. Esto ha permitido deducir que todas las
poblaciones humanas actuales descienden de unos antepasados comunes que
vivieron en África hace menos de 200.000 años.
Pero la nueva investigación demuestra que el ADN de las mitocondrias también se
recombina tanto en personas como en chimpancés. Cómo lo hace no está claro.
Según ha informado Eyre-Smith, caben dos posibilidades: o el ADN mitocondrial
del espermatozoide no se destruya completamente en el momento de la concepción,
o bien una parte del ADN mitocondrial se incorpora al núcleo y después se
vuelve a recombinar con el de las mitocondrias.
Lo que sí está claro, según Eyre-Smith, es que "muchas inferencias que se
habían hecho sobre el patrón y el ritmo de la evolución humana se van a tener
que replantear".
Josep Corbella
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