La función de las rayas que lucen las cebras ha suscitado un interesante debate entre los zoólogos durante décadas. Una de las hipótesis más extendidas considera que estas les sirven para confundirse con el entorno. Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores de las universidades de California, en Davis (EE. UU.), y de Calgary, en Canadá, parece rebatir esta idea.
Tras estimar la distancia a la que los leones y las hienas perciben las rayas, estos expertos han podido determinar que no son muy eficaces como camuflaje, pues antes de que los depredadores puedan llegar a detectarlas, es muy probable que ya hayan oído u olfateado a sus propietarias.
En general, se pensaba que en la zonas boscosas las rayas negras permitían a las cebras confundirse con los troncos de los árboles y las blancas con los haces de luz que se filtraban entre sus copas. En un ensayo publicado en la revista PLOS ONE, estos científicos, coordinados por la profesora de Antropología biológica Amanda Melin, de la citada institución canadiense, indican que, en realidad, los depredadores apenas pueden percibirlas a más de 50 metros cuando es de día, y a más de 30 cuando cae la tarde. En las noches de luna nueva, no las distinguen a más de 9 metros.
Para determinarlo, utilizaron filtros que permitían simular cómo las verían los carnívoros a través de sus propios ojos. En su opinión, esto sugiere que las rayas no constituyen una herramienta de ocultación. Es más, en los espacios abiertos, donde las cebras pasan la mayor parte del tiempo, los leones y las hienas son capaces de percibir su silueta tan fácilmente como la de otras posibles presas de similar tamaño.
Timothy Caro, un biólogo de la Universidad de California que también ha participado en esta iniciativa, planteó hace tiempo que las rayas podían ser una adaptación evolutiva que permitiría a estos cuadrúpedos evitar las picaduras de algunos insectos.
Abraham Alonso
MUY INTERESANTE
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