- La humanidad está muy acostumbrada a los hitos espaciales, y desde la conquista de la Luna todos los ojos han estado puestos en el planeta rojo.
- Pero ha habido numerosas misiones que tenían a Marte en el punto de mira, y hasta ahora ningún ser humano ha podido pisar su superficie. ¿Y si te dijéramos que las razones no tienen nada que ver con la tecnología?
- Aquí es donde la economía y la estrategia política entorpecen el lento transcurso de la conquista espacial.
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Esta es la transcripción del vídeo.
Narrador: La humanidad podría haber pisado Marte hace 30 años. En el mejor momento de la era del Apolo, a principios de los años 70, la NASA ya planeaba su siguiente viaje hacia lo desconocido. En su hoja de ruta estaba la construcción de múltiples estaciones espaciales, viajes regulares a la Luna y la primera misión tripulada al planeta rojo en la década de 1980. ¿Imaginas ver a los astronautas caminando por Marte en el mismo momento en el que los walkman estaban de moda?
Pero la NASA nunca llegó a enviar humanos a Marte en los años 80. Y aquí estamos, 30 años después, todavía soñando con esa posibilidad. La razón no es necesariamente una cuestión de tecnología o de falta de innovación. En realidad, todo se reduce a la política. Como agencia gubernamental, los objetivos de la NASA están condicionados por el poder ejecutivo. Desde su creación, la NASA ha crecido bajo la supervisión de al menos 12 presidentes de EEUU diferentes. Y, desde el principio, estaba claro que no todos los la apoyarían de la misma manera.
Hacia el final del Gobierno de Nixon, en 1974, el presupuesto de la NASA había caído en picado, pasando del 4% del presupuesto federal a menos del 1%. Las misiones Apolo 18 y 19, que contaban con toda la financiación, se abandonaron, junto a la del Apolo 20. Al mismo tiempo, Nixon desvió la atención de la NASA de la Luna y Marte y la orientó hacia la órbita terrestre más cerca de la superficie. Su regalo de despedida fue la firma de lo que acabaría siendo el programa de transbordadores espaciales de la NASA.
Peter Diamandis: lo que ha pasado a lo largo de toda la historia de la exploración espacial después de que se pusiera fin al programa Apolo fue empezar, parar, volver a empezar para parar y acabar cancelando. Hay presidentes, como Bush, que llegaron con el propósito de ir a la Luna y volver a Marte, y el siguiente presidente llegaba y lo cancelaba. La agencia es incapaz de conseguir una financiación consistente para lograr su objetivo.
No fue hasta que el Programa del Transbordador Espacial se acercaba a su jubilación cuando cobró protagonismo una misión tripulada de Marte, recibiendo el respaldo financiero necesario por parte de un presidente estadounidense. George W. Bush, en 2004, anunció:
George W. Bush: "Le daremos a la NASA un nuevo enfoque y una nueva visión para la exploración futura. Construiremos nuevas naves para llevar al hombre hacia el universo y conseguir un nuevo asentamiento en la Luna".
Narrador: el resultado fue el nacimiento del Programa ‘Constellation’ de la NASA. ¿No has oído hablar de él? Eso es porque fue cancelado solo unos años después. Su objetivo era enviar una misión tripulada a la Luna en 2020 y hacer aterrizar a los primeros humanos en Marte durante la década de 2030. Cuando Obama tomó posesión de su cargo como presidente, el Programa ‘Constellation’ acumulaba años de retraso y una desviación sobre el presupuesto. Un año después, Obama decidió dejar de financiarlo.
Barack Obama: "Todo eso tiene que cambiar. Y, con la estrategia que hoy presento, lo hará".
Narrador: Obama cambió los planes de la NASA de enviar humanos a la Luna y a Marte, focalizando los esfuerzos en enviar personas al planeta rojo. Para ello, pidió al Congreso que aumentara el presupuesto de la NASA en 6.000 millones de dólares en los siguientes 5 años. Como resultado, la NASA lanzó la iniciativa ‘Viaje a Marte’ en 2010. La idea era enviar humanos a la órbita de Marte a principios de la década de 2030. Y, hasta hace poco, la NASA iba por el buen camino, más o menos. Entonces, pasó esto.
Mike Pence: "El presidente Trump ha puesto en marcha el Consejo Nacional del Espacio y, en la reunión inaugural del consejo en octubre, se aprobó por unanimidad una propuesta para hacer que la NASA devuelva a los astronautas estadounidenses a la Luna y, a partir ahí, sentar las bases para una misión a Marte".
Narrador: curiosamente, la política espacial bajo los gobiernos de Trump y Obama parecen casi idénticas, salvo por 63 palabras. Con esas 63 palabras, la Administración Trump ha cambiado el enfoque una vez más hacia el siguiente planteamiento: “Primero la Luna, después Marte”. Esto no es nuevo para la NASA. Ha aprendido a reciclar viejos proyectos para adaptarlos a nuevas misiones. Por ejemplo, la cápsula Orión se desarrolló por primera vez para la ‘Constellation’ y desde entonces se ha ido rediseñando para la misión ‘Viaje a Marte’. Pero ni siquiera eso puede evitar los inevitables cambios que los programas de la NASA afrontan ahora bajo las distintas presidencias.
Robert M. Lightfood Jr, administrador interino de la NASA, en 2018: "También vamos a reajustar la estructura organizativa para responder mejor a esta nueva era de exploración. He pedido a Stephen Jurczyk, actual responsable de la exploración espacial, que dirija los trámites para diseñar un nuevo enfoque organizativo".
Narrador: mientras la NASA continúa avanzando, una nueva oportunidad ha ido creciendo en el horizonte. Compañías espaciales privadas como SpaceX también tienen sus miras puestas en el planeta rojo.
Diamandis: los científicos e ingenieros de la NASA son increíbles y han hecho cosas extraordinarias, pero tienen aversión al riesgo. Eso no nos permite hacer cosas nuevas y novedosas que estén justo en el límite. Hacer algo grande y audaz en el espacio es difícil y muy arriesgado. Son los empresarios los que se arriesgan hoy en día y los que están dispuestos a jugárselo todo.
Narrador: la carrera hacia Marte está en marcha. Aunque la NASA ha colaborado estrechamente con SpaceX y otras empresas espaciales privadas en los últimos años, finalmente no será la agencia la que escriba el próximo capítulo de la exploración espacial humana.
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