lunes, 6 de septiembre de 2021

Así es la paradoja de Fermi: ¿estamos o no estamos solos en el universo?

 Recientemente, el rover Curiosity de la NASA que se encuentra rastreando Marte desde 2012, ha detectado una fuente misteriosa de metano, un gas producido usualmente por microbios, es decir, seres vivos. Por lo que de demostrarse podría ser una de las primeras evidencias de que hubo vida en otros planetas. Esto sólo se ha encontrado en el planeta vecino, sin embargo, hemos de tener en cuenta que nos encontramos en una galaxia con alrededor 400.000 millones de estrellas, las cuales podrían tener uno o más planetas, y que existen otras 2 billones de galaxias, aproximadamente. 

Por tanto, podría resultar egocéntrico pensar que, de entre todas las galaxias, estrellas y planetas que existen en todo el universo, el ser humano esté completamente solo. Así se lo planteó Enrico Fermi, físico italiano y uno de los científicos más notables del siglo XX, que trató de responder a la pregunta “¿Somos los seres humanos la única civilización avanzada en el Universo?”.

El planteamiento comienza en pleno desarrollo del Proyecto Manhattan, con el que se pretendía crear la primera bomba atómica estadounidense. Enrico Fermi mantenía una conversación informal con varios amigos sobre los extraterrestres cuando le surgió la pregunta: “¿Dónde están?”. El científico se planteó esta cuestión al notar la evidente contradicción entre la posibilidad teórica de que existiera vida inteligente y la falta de evidencia de la misma. De hecho, una formulación más completa de la paradoja de Fermi es: 

“Las características del universo, en cuanto a tamaño y edad, sugieren que deberían existir muchas civilizaciones tecnológicamente avanzadas. Sin embargo, esta hipótesis contradice nuestras observaciones al no encontrar evidencia alguna de ellas.”

Unos años después, en 1961 concretamente, Frank Drake, que entonces era presidente del instituto SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence), llevó más allá la paradoja de Fermi. Desarrolló una ecuación con la que pretendía estimar la cantidad de civilizaciones que existirían en la Vía Láctea, teniendo en cuenta factores biológicos, tecnológicos y astronómicos. Sin embargo, al no contar con parámetros precisos con los que llevar a cabo la Ecuación de Drake (el cálculo requiere conocer ciertas cifras como cantidad de planetas con vida inteligente o el número total de estrellas capaces de albergar planetas) no es posible resolver con exactitud la ecuación. Aún así, al existir rangos estimados de esas cifras, los físicos han sustituido los números exactos de los valores desconocidos de la ecuación por un rango, obteniendo como resultados diferentes aproximaciones teóricas. 

Soluciones a la paradoja de Fermi

Conocemos que existen aproximaciones, tanto optimistas como pesimistas, sobre la cantidad de civilizaciones que podrían existir en la galaxia. Pero entonces, regresando a la pregunta que se hizo Enrico Fermi, ¿por qué nunca hemos encontrado evidencias o señales de la existencia de otras civilizaciones inteligentes? Existen multitud de planteamientos que se han propuesto desde hace años y que podrían dar respuesta a esta paradoja. Algunas de esas soluciones son:

  • Realmente estamos solos. La ecuación de Drake no contempla la posibilidad de que las civilizaciones nacen y mueren y estas no tienen por qué solaparse en el mismo espacio y tiempo. Por esta razón, cabe la posibilidad de que las próximas civilizaciones inteligentes no se hayan creado o ya hayan muerto, por lo que estaríamos completamente solos en el universo.
  • La hipótesis del zoo. Los extraterrestres mucho más avanzados que nosotros existirían y nos estarían vigilando, pero no tendrían ningún tipo de interés en comunicarse con nosotros. Se trata de una hipótesis que contempla la posibilidad de que las civilizaciones inteligentes saben de nosotros pero se ocultan para no interferir en nuestro desarrollo. 
  • Se comunican con nosotros pero no les entendemos. Esta solución la propuso Edward Snowden, consultor tecnológico, en 2015, estableciendo la posibilidad de que existiría una civilización extraterrestre que estuviera intentado comunicarse con nosotros, pero el ser humano fuera incapaz de decodificar los mensajes.

Además de estas tres hipótesis, existen multitud de situaciones hipotéticas que podrían dar solución a la paradoja de Fermi y se desarrollarán muchas más con el paso de los años, hasta que una encaje científicamente y dé respuesta a la pregunta de Enrico Ferni: “¿Dónde están?”.

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