Una de las consecuencias de vivir en nuestra “sociedad de riesgo”es la aparente pérdida de fe en los expertos para protegernos de posibles peligros tecnológicos. Cada vez existen más riesgos producidos por los humanos que, a diferencia de los riesgos naturales, se “manufacturan”, por así decirlo. Como consecuencia, muchas instituciones y empresas se ven con la necesidad de aumentar la confianza para contrarrestar estos riesgos o la percepción de riesgo por parte de los consumidores.
Según un estudio liderado por la socióloga Carol Richards, para productos alimentarios hay tres maneras de aumentar la confianza de los consumidores:
1) Mejorar la reputación del producto (por ejemplo, demostrando que es más sostenible o que se produce respetando el bienestar animal).
2) Mejorar su calidad (demostrando que sabe mejor o es más sano).
3) Mejorar la idea de la autenticidad del producto (por ejemplo, demostrando que es autóctono o tradicional).
En el mundo de la producción animal las empresas usan todas estas opciones para aumentar la confianza del consumidor en sus productos y sus sistemas productivos. De hecho, hay algunos productos tan arraigados (por ejemplo, el jamón ibérico), que casi no necesitan publicidad, pero aún así se hace para no perder mercado.
Certificaciones para aumentar la confianza
Últimamente se ha adoptado una estrategia global para aumentar la confianza: crear y adoptar certificaciones.
En líneas generales, una certificación da por verdadero un producto, un proceso o una cadena de procesos. Garantiza que se ha seguido un proceso para la elaboración de un producto alimentario. Todos los procesos y productos cumplen lo dispuesto por la ley (hay bastante legislación al respecto), y el certificado aporta un plus.
Recientemente han surgido certificaciones de bienestar animal en la ganadería que muestran que se ha respetado el bienestar de los animales a lo largo del proceso de producción. Por ejemplo, el certificado Welfair quality, que es una marca de origen española.
Normalmente, una certificación típica de bienestar animal puede evaluar indicadores basados en los animales, en las instalaciones y en la gestión de la granja.
También se pueden dividir las certificaciones según lo que evalúan a nivel de proceso. Por ejemplo, si se centran más en la granja o en operaciones rutinarias como el transporte de animales vivos, el sacrificio e incluso la esquila para animales que se crían por las propiedades de su vellón.
Certificando la lana de alpaca
Hace tres años que trabajamos con el Gobierno de Perú para desarrollar un protocolo para certificar el bienestar de la alpaca, un camélido suramericano que se cría por la calidad espectacular de su lana (es una lana muy fina y por lo tanto muy suave, ligera pero aislante, y disponible en una variedad de colores naturales).
Uno de los frutos de este trabajo es un artículo científico que resume el comportamiento de los camélidos en general, basado en fuentes de literatura científica en todos los continentes (hay bastante producción de alpacas en Perú, pero también producción en investigación en Europa, Estados Unidos y Australia).
En general, aunque las alpacas son muy apreciadas por los propietarios y su bienestar es primordial, los estudios objetivos de su comportamiento eran escasos. En esta revisión juntamos, por primera vez, fuentes de muy diverso origen para revisar la biología básica de la alpaca y la llama, sus sistemas sensoriales y de comunicación, su comportamiento sexual y maternal, pero también comportamientos sociales y de mantenimiento. Todo para intentar crear unos indicadores de bienestar durante el manejo de la esquila.
Según nuestra revisión de la bibliografía, las alpacas están bien adaptadas a la producción extensiva en condiciones climáticas extremas y de altura mayores a los 3 000 metros sobre el nivel del mar. Sin embargo, la tendencia actual es hacia una producción de alpacas más intensiva, especialmente para su lana y carne. De ahí el interés por conocerlas mejor.
Por ejemplo, se ha visto que, en la mayoría de los casos, las alpacas evitan estar aisladas del grupo. Y eso dificulta algunos procedimientos de manejo, como la esquila. A largo plazo, en el contexto de largas cadenas de producción dónde puede haber ciertos riesgos en el manejo, la investigación aplicada deberá atender a los indicadores operativos de bienestar de alpacas, tanto en la granja como durante la esquila.
En la actualidad, varias organizaciones no gubernamentales como Textile Exchange han empezado a trabajar en protocolos que ayudarán a certificar sistemas de producción respetuosos con el bienestar y prácticas de manejo como la esquila. En Sudamérica, sin embargo, cualquier proceso de certificación debe tener en cuenta los impactos en los aspectos sociales y comerciales sobre los medios de vida de las pequeñas explotaciones campesinas que proveen la mayoría de la lana a los mercados internacionales.
¿Por qué investigar entonces cómo hacer felices a las alpacas? Como hemos visto, no solo aumentamos su bienestar, si no que mejoramos la calidad ética del producto (en este caso, la lana), así como todo el proceso de esquila para que sea más eficiente y menos estresante para los animales y los trabajadores.
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