Consecuentemente, eso significa que los murciélagos confían más en su oído que en cualquier otro de sus sentidos.
Esa llamativa manera de considerar a tales superficies se debe a cómo las superficies lisas reflejan los chillidos de ecolocalización emitidos por los murciélagos: Esas superficies actúan con el sonido como los espejos lo hacen con la luz.
En la naturaleza, no hay otras superficies lisas extensas, así que estas características propias de un espejo resultan ser adecuadas para que los murciélagos reconozcan la superficie del agua.
Un equipo de científicos del Instituto Max Planck para la Ornitología en Seewiesen, investigó este fenómeno en 15 especies diferentes de tres familias de murciélagos y descubrió que los individuos observados de todas ellas trataban de beber de placas lisas. Los investigadores han constatado además que este reconocimiento acústico del agua es innato.
Carla Gallén
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