La inconfundible silueta rechoncha del mochuelo recortándose al atardecer
sobre un poste o un majano es todavía una de las imágenes más habituales y
características de los ambientes agrarios españoles. Especie muy adaptable en
lo que a la elección del hábitat y a su alimentación se refiere, este pequeño
búho se extiende por la mayor parte de nuestro territorio, donde alcanza, en
ocasiones, elevadas densidades —las más altas de todo el continente europeo—, a
pesar de las negativas transformaciones sufridas últimamente por nuestros
paisajes rurales.
Se trata de un ave de distribución euroasiática y norteafricana, que se
extiende por prácticamente toda Europa —a excepción de las zonas más norteñas,
Irlanda e Islandia— y buena parte del centro de Asia hasta el este de China y
Corea, así como por Oriente Medio y las regiones bañadas por el mar Rojo,
incluida casi toda la península Arábiga. Presenta un gran número de subespecies
El mochuelo europeo es una pequeña rapaz nocturna de formas rechonchas, que
se caracteriza, sobre todo, por una voluminosa y redondeada cabeza carente de
penachos cefálicos. En su plumaje predominan los tonos marrones y grisáceos
profusamente moteados de blanco. Las partes ventrales son más claras que las
dorsales, aunque aparecen también intensamente moteadas. Los mochuelos,
como otras estriguiformes, tienen los ojos mirando hacia el frente lo que les
confiere visión estereoscópica, lo que significa que puede ver en cualquier
objeto con ambos ojos al mismo tiempo y mediante la comparación de los ángulos
de estos dos puntos de vista diferentes puede juzgar la distancia a la que está
el objeto. Esto, por supuesto, es esencial en la captura de presas. Para tener
una mejor idea de la distancia a la que se encuentran éstas, los mochuelos
intentan mirar un objeto interesante, o una presa, desde tantos ángulos
como sea posible y esto explica el bamboleo y los curiosos movimientos de
cabeza típicos de esta especie. La ancha cabeza se adorna con finas manchas
blancas y las plumas que rodean el pico y las llamativas cejas blancas enmarcan
unos grandes ojos amarillos de expresión sorprendida (dibujo 2). La cola es
corta, al igual que las alas, que tienden a ser redondeadas; tanto una como
otras aparecen abundantemente barradas con franjas parduzcas. El vuelo es
rápido y marcadamente ondulado. Al ser un ave de hábitos parcialmente diurnos,
es muy frecuente observar la característica silueta redondeada del mochuelo
sobre tocones, tejados o piedras, incluso durante las horas centrales del día.
El mochuelo emite una gran variedad de sonidos durante todo el año, tanto
de noche como de día, pero todos ellos tienden a ser muy agudos y con profundas
inflexiones que recuerdan a un maullido. A menudo emite un kíu penetrante y
quejumbroso; la voz de alarma es una secuencia rápida, explosiva y repetitiva,
chi-chi-chi-chi.
Las poblaciones europeas de la especie se han estimado en 180.000-540.000
parejas reproductoras. La población española es la más importante de Europa y, según
el Atlas de las aves reproductoras de España (2003), se ha calculado en unas
40.000 parejas, si bien es posible que esté infravalorada puesto que se carecía
de información para el 18% de las cuadrículas con presencia de la especie.
Aunque no se dispone de datos a
escala nacional, parece que se ha producido un
considerable descenso poblacional en las últimas décadas, no exento en todo
caso de fuertes oscilaciones interanuales. A pesar de ello, los datos del
programa Noctua apuntan una tendencia estable o ligeramente positiva.
Poco exigente a la hora de elegir su hábitat, el mochuelo se instala de
buen grado en una gran variedad de ambientes, desde sotos ribereños a parques
urbanos, así como dehesas y bosquetes, si bien las mejores densidades se
encuentran en espacios más bien abiertos, sobre todo paisajes agrícolas no
demasiado homogéneos, en los que se alternan cultivos de secano, olivares,
sotos, arbolado disperso y eriales. No es infrecuente que se instale en el
interior de poblaciones.
La dieta de este pequeño búho varía ostensiblemente en función de la
disponibilidad local de presas. En las regiones del sur, una buena parte de la
dieta está compuesta de invertebrados (grillos, escarabajos, saltamontes,
polillas, lombrices, etc.), mientras que a medida que se asciende en latitud
aumenta la proporción de vertebrados (especialmente roedores). A lo largo de su
territorio, el mochuelo dispone de varios posaderos desde los que acecha a sus
presas, aunque otras veces prospecta el suelo en busca de insectos y
lombrices
Los mochuelos, como otras especies de aves, forman parejas estables a lo
largo de toda la vida, e incluso tienen bastante apego por sus nidos. Las
parejas se mantienen hasta que uno de los dos miembros muere. La puesta consta
de dos a cinco huevos al año que incuban durante un periodo de unos veinticinco
a treinta días entre los meses de mayo y junio.
En la mitología griega (y romana), la diosa Atenea (o Minerva) iba
acompañada de una rapaz nocturna, que a veces es confundida con una
lechuza, Tyto alba, pero la mayoría de los textos y
representaciones indican que esta ave era un mochuelo, entre otras cosas por la
distribución de ambas aves en el continente europeo, ya que las lechuzas se
pueden encontrar difícilmente en Grecia, mientras que el mochuelo está
ampliamente distribuido por allí. El propio nombre científico del mochuelo hace
referencia a este conflicto de nombres: Athene noctua podría
traducirse como “la lechuza de Atenea”.
Nacho Padró
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