Júpiter es el mayor cuerpo celeste del Sistema Solar, con una masa casi dos veces y media la de los demás planetas juntos (con una masa 318 veces mayor que la de la Tierra y 3 veces mayor que la de Saturno).
Se encuentra de promedio a 778,5 millones km del Sol. Sin embargo, originalmente se formó cuatro veces más lejos del Sol que su órbita actual, y migró hacia el interior del sistema solar durante un período de 700.000 años.
Formación remota
Empleando simulaciones por ordenador avanzadas para aprender más sobre el viaje de Júpiter a través de nuestro propio sistema solar hace aproximadamente 4.500 millones de años, investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) y otras instituciones sugieren que este gigante gaseoso se se formó cuatro veces más lejos del sol de lo que indicaría su posición actual. Los datos los han extraído más específicamente de los asteroides troyanos que orbitan cerca de Júpiter.
Estos asteroides troyanos consisten en dos grupos de miles de asteroides que residen a la misma distancia del Sol que Júpiter, pero que orbitan delante y detrás de Júpiter, respectivamente. Hay aproximadamente un 50% más de troyanos frente a Júpiter que detrás de él. En esta asimetría reside la clave para advertir la migración de Júpiter.
Según los cálculos, la migración de Júpiter se prolongó durante unos 700.000 años, en un período de entre 2 y 3 millones de años después de que el cuerpo celeste comenzara su vida como un asteroide de hielo lejos del sol.
El viaje hacia el interior en el sistema solar siguió un trayecto en espiral en el que Júpiter continuó dando vueltas alrededor del Sol, aunque en un camino cada vez más estrecho. Los autores del estudio también sugieren que el gigante gaseoso Saturno y los gigantes de hielo Urano y Neptuno podrían haber migrado de manera similar.
SERGIO PARRA
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