¿Qué sabemos de Ada Lovelace, la visionaria de la computación?
¿Quién fue Ada Lovelace? Hasta hace unos años apenas era conocida aunque fue la primera persona enver el enorme potencial de las computadoras. Hoy en día la idea nos puede parecer poco revolucionaria, pero estamos hablando de 1840. Las únicas “computadoras” que existían entonces eran las personas que se dedicaban a hacer los cálculos complejos, a las que se les llamaba precisamente así. Las máquinas que existían entonces solo servían para hacer tareas mecánicas. Ada Lovelace, sin embargo, pensó que también podrían ser capaces decomponer músicaoresolver complicados problemas de física.
Lovelace no pensaba en una máquina cualquiera. A los 17 años había conocido a Charles Babbage, un matemático e inventor que estaba diseñando una máquina para calcular y le había enseñado su primer prototipo. Con la tecnología de entonces, el diseño de una “calculadora” implicaba una máquina enorme y muy cara (en precios actuales, más de un millón de euros). Lovelace se entusiasmó al instante con los planes de Babbage. Sería el comienzo de una colaboración de años.
La encantadora de números
Augusta Ada Byron nació en Inglaterra en 1815. Fue la única hija legítima de Lord Byron, un poeta “estrella” en la Inglaterra de la época. La relación entre sus padres fue muy breve y tormentosa. El matrimonio apenas duró un año y la niña nunca conoció a su padre, que murió cuando ella tenía 8 años.
La pequeña se educó en casa, con distintos tutores. En una época en la que se enseñaba a memorizar, a Lovelace se le incitó a pensar. Su madre le transmitió su amor por las matemáticas, algo poco convencional en aquella época. Una de sus tutoras fue Mary Sommerville, conocida como la reina de las ciencias del siglo XIX. Juntas fueron a una fiesta de “ciencia y champán”, donde Lovelace conoció a Babbage y a otros científicos como Charles Darwin.
La ciencia era una de las grandes aficiones de la joven, pero no la única. Le gustaba montar a caballo, tocar el arpa… Para cuando tenía 20 años se había ganado la reputación de “poco convencional” e incluso “vulgar”. Entre los temas que discutía en sus escritos se incluía hasta el sexo, algo impensable para una mujer por aquel entonces y que pone de manifiesto que Lovelace no se dejaba influir por lo que se esperaba de una dama victoriana.
Pronto se ganó la admiración de muchos científicos por su inteligencia. Algunos decían que “incluso pocos hombres serían capaces de entender la ciencia como ella” (sí, esto era un cumplido entonces). Babbage la apodaría la “encantadora de números”.
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