Al final del periodo conocido como Pérmico, hace 252 millones de años, tuvo lugar una extinción masiva tan brutal que se la conoce como La Grn Muerte. El 96% de las especies marinas y dos tercios de las especies terrestres se extinguieron, y la causa es un inquietante aviso para nuestro futuro.
Siempre se ha sospechado que aquella extinción tuvo su origen en un inusitado período de actividad volcánica, pero no se tenía total constancia de ello. La doctora Hana Jurikova, del Centro de Investigaciones Marinas GEOMAR Helmholtz decidió tratar de medir la magnitud exacta de la catástrofe. Para ello analizó los caparazones de unos animales llamados braquiópodos que vivieron durante aquél evento, y en la época inmediatamente anterior.
Los isótopos de boro que contienen los caparazones fósiles permiten calcular con mucha precisión el nivel de acidez de los océanos en los que vivieron. A su vez, la acidez del mar es un indicador de las condiciones climatológicas de aquella época, particularmente de la disolución de dióxido de carbono en el agua.
Las conclusiones de Jurikova y su equipo, recién publicadas en Nature GeoScience, confirman la hipótesis de un cambio climático provocado por volcanes. Las erupciones liberaron tanto CO2 en la atmósfera (4.400 partes por millón. Es unas 10 veces la cantidad que tenemos hoy) que la temperatura del planeta subió 10 grados Celsius. Diez grados puede parecer poco, pero es suficiente para acabar con no pocas especies de plantas terrestres y con los animales que dependen de ellas. El calentamiento también provocó una aparición masiva de algas que provocaron una bajada drástica del nivel de oxígenos en los océanos y con ella la muerte de miles de especies. No está claro dónde surgieron los volcanes que provocaron esta extinción, pero se cree que fueron una serie de erupciones masivas en lo que hoy es Siberia.
Es cierto que la cantidad de CO2 liberada a la atmósfera durante el Pérmico excede completamente lo que el ser humano ha emitido mediante la quema de combustibles fósiles, pero como los investigadores se han apresurado a apuntar: nunca en la historia los hemos elevado tan rápido. El calentamiento del pérmico tardó se produjo 14 veces más lento y se extendió durante miles de años hasta llegar al punto de no retorno para el ecosistema. [Nature GeoScience vía IFL Science]
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