hace 31.000 años, en la espesa selva de la isla de Borneo, un niño de entre 10 y 13 años sufrió una enfermedad o un accidente –los arqueólogos no lo saben con exactitud– que afectó gravemente a su pierna izquierda. Lo que sí se sabe es el remedio que se prescribió para salvar su vida: la amputación . Un protocirujano malayo procedió a seccionar su pierna a la altura de la espinilla, una operación sin anestesia , con un instrumental compuesto, con suerte, por piedras afiladas y sin medicinas o antibióticos para combatir las infecciones postquirúrgicas. Se trata de la intervención quirúrgica más antigua de la que se tiene noticia .
La escena debió parecer más una carnicería que una operación quirúrgica tal y como la conocemos hoy en día. Pero el resultado fue un éxito rotundo . El niño sobrevivió, su pierna cicatrizó razonablemente bien y el joven llevó una vida más o menos plena hasta su muerte, por causas desconocidas pero no relacionadas con esta amputación, a los 19 o 20 años. El esqueleto de este individuo fue encontrado en 2020 por un equipo de arqueólogos australianos e indonesios encabezado por el profesor de la Universidad de Griffith (Australia) Timoty Maloney enterrado en una cueva llamada Liang Tebo en una selva remota este de Borneo. La sección de su pierna sería la evidencia de esta primera operación de la historia , según acaban de publicar los investigadores en un artículo en la revista Nature .
LA MANO DE UN CIRUJANO Los investigadores aseguran que las marcas de los huesos amputados presentan claras evidencias de haber sido provocadas por una intervención quirúrgica : las amputaciones debidas a un trauma o a un accidente "no causan un corte oblicuo limpio", como en este caso, y las que se producen por el ataque de un animal suelen presentar "fracturas trituradas y aplastadas", señala el estudio. En el caso de la amputación que nos ocupa el corte es similar al que produciría una cuchilla afilada de cirujano , completamente perpendicular al hueso.
Parte inferior del esqueleto en el que se aprecia la ausencia completa del tercio distal de la parte inferior de la pierna izquierda.
Foto: Tim Malloney
UNA CICATRIZACIÓN COMPLICADA Los análisis confirmaron crecimientos óseos relacionados con la cicatrización y que los huesos no presentaban evidencias de una infección lo bastante severa como para haber dejado marcas permanentes en ellos. El pequeño tamaño de la tibia y el peroné izquierdos en comparación con la pierna sana sugiere que se trata de una herida de la infancia. El paciente "sobrevivió con la movilidad alterada y vivió, entre seis y nueve años más" asegura Timoty Maloney, para quien el descubrimiento "tiene importantes implicaciones para nuestra comprensión de la historia de la medicina" . Significaría que algunos grupos humanos tenían conocimientos avanzados de anatomía y medicina como para llevar a cabo una operación tan complicada hace ya 31.000 años.
El pequeño tamaño de la tibia y el peroné izquierdos en comparación con la pierna sana sugiere que se trata de una herida de la infancia. El paciente "sobrevivió con la movilidad alterada y vivió, entre seis y nueve años más"
El responsable de la intervención debía de tener un conocimiento detallado de anatomía de las extremidades y de cómo seccionar un miembro sin provocar hemorragias tan importantes como las producidas por el corte de importantes venas y arterias. El hecho de que sobreviviera a la cirugía es un factor más destacado, si cabe todavía, que la propia intervención. En un ambiente tropical, las infecciones y las complicaciones postraumáticas tenían que estar forzosamente al orden de día, así que el cirujano debía conocer a la perfección las propiedades medicinales de las plantas locale s, señala el estudio.
CONOCIMIENTOS PREHISTÓRICOS DE MEDICINA Hasta ahora la evidencia arqueológica más antigua de una amputación eran los restos de un agricultor de hace 7.000 años en Francia al que le faltaba el antebrazo izquierdo. Los expertos consideraban que el desarrollo de la medicina compleja habría venido aparejado con el desarrollo de las sociedades agrícolas del Neolítico, pero este hallazgo demostraría que las sociedades cazadoras-recolectoras de la Edad el hielo también podrían haber tenido estos conocimientos tan complejos .
Según Maloney, estos conocimientos médicos tan avanzados debieron pasar de manera oral de generación en generación y se acumularon durante largo tiempo a través del método de ensayo y error. Para el investigador, falta saber si la complejidad de esta cultura médica estaba mucho más extendida o si las comunidades que habitaban Borneo hace 31.000 años tenían un grado inusualmente avanzado de competencia en esta área.
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