En una parte de la sabana africana se desarrolla una batalla entre hormigas y leones. Según un informe publicado en la revista Science, los insectos parecen estar ganándola. La invasión de colonias de Pheidole megacephala en el frágil ecosistema de Kenia desencadenó una serie de eventos que terminaron por alterar los patrones de caza del león, el principal depredador del área.
Durante 15 años, el ecólogo Todd Palmer investigó el impacto de la llegada de la hormiga leona (o cabezona) en nichos ecológicos bien establecidos. Su informe concluye que los insectos invasores exterminaron a las poblaciones locales de hormigas (Crematogaster spp) y rompieron su relación simbiótica con la vegetación nativa. Este aparentemente inofensivo cambio de habitantes modificó el paisaje y permitió que los animales tradicionalmente identificados como presas obtuvieran una ventaja territorial sobre los cazadores.
Una cadena de eventos que doblegó al león
Las hormigas nativas mantenían una especie de acuerdo biológico con los árboles espinosos de África. Ellas recibían protección y alimento por parte de las acacias, a cambio alejaban a los elefantes y otros animales herbívoros que buscaban hojas. Gracias al pacto, la región conservó un follaje denso donde todos los organismos encontraron su lugar.
La llegada de la hormiga cabezona rompió esa relación al acabar con las colonias de Crematogaster spp y dejar vulnerables a las acacias. Los elefantes volvieron a alimentarse de los árboles y la sabana perdió su verdor. "(Las P. megacephala) Tiraron los lazos que unen un ecosistema africano, determinando quién es devorado y dónde", puntualizó Palmer.
Los leones fueron los más afectados por la llegada del insecto. Los felinos utilizaban el follaje de las acacias para ocultarse de las cebras, sus presas más codiciadas. Con menos lugares donde esconderse, los depredadores vieron disminuir considerablemente su eficacia para encontrar comida. El informe afirma que la proporción de cebras atacadas disminuyó del 67% al 42% entre 2003 y 2020.
El equipo de investigadores siguió de cerca el movimiento de los leones con la ayuda de collares GPS. A pesar de las dificultades para obtener alimento, la población de depredadores no disminuyó. Los felinos continuaron viviendo sin experimentar una reducción de miembros porque modificaron su presa principal. Aprendieron a cazar en grupos y se enfocaron en búfalos. En el mismo periodo, la proporción de dichos mamíferos muertos aumentó del 0 al 42%.
"La naturaleza es inteligente y criaturas como los leones tienden a encontrar soluciones a los problemas a los que se enfrentan, pero aún no sabemos qué podría resultar de este profundo cambio en la estrategia de caza de los leones. Estamos muy interesados en seguir esta historia", refirió el autor del estudio.
La hormiga leona lo cambió todo
La llegada de la hormiga cabezona resultó en un aumento de muertes de búfalos africanos, la protección de una parte de la población de cebras, elefantes con menos hambre y la eliminación de las defensas naturales de la vegetación local. Estos insectos son considerados una plaga debido a su habilidad para cazar otros organismos de su misma clase. En general, las Pheidole megacephala son excelentes rastreadoras, ejecutan movimientos coordinados a través de feromonas y poseen cuerpos ágiles, rápidos y fuertes. Su mandíbula es particularmente poderosa, lo que hace que su mordida sea temida incluso por animales grandes.
Los expertos afirman que es el movimiento humano el responsable de transportar a las hormigas a otros nichos ecológicos. Este fenómeno de invasión es similar al del caracol gigante que recientemente ha generado alerta en todo el estado de Florida.
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