Urano es casi con seguridad el planeta
menos apreciado de nuestro sistema solar. Cuando se reparten las invitaciones
de las misiones, siempre parece ser ignorado.
Se han enviado naves espaciales a Mercurio,
Marte, Venus, Saturno y Júpiter. Incluso hay una en dirección a Plutón, el
planeta enano.
Urano solamente ha reunido los requisitos
para el equivalente planetario de un encuentro oficial cuando el Voyager 2 pasó
velozmente en su camino hacia la frontera del sistema solar en 1986.
Bicho raro
Pero Urano, de hecho, es uno de los
planetas más interesantes, fascinantes y verdaderamente extraños que conocemos.
"Urano realmente se destaca",
dice Leigh Fletcher, científico planetario de la Universidad de Oxford.
"Es el bicho raro de la colección de los tipos planetarios que
tenemos".
La sonda Voyager 2 de la Nasa sobrevoló
Urano en 1986.
Con un volumen 60 veces el de la Tierra,
Urano es una masa comprimida de gases tóxicos, como metano, amoníaco y sulfuro
de hidrógeno, que rodea un núcleo pequeño y rocoso.
"No existe una superficie sólida en
ninguno de estos planetas gigantes", dice Fletcher. "No hay límites
definidos, nada en que pararse o navegar, pero existe una secuencia continua de
gas a líquido y de allí a algún tipo de sólido".
Atmósfera 'interesante'
Orbitado por 26 lunas pequeñas, algunos
anillos tenues y un campo magnético débil, Urano parece estar inclinado sobre
un costado.
Cada planeta tiene una ligera inclinación
cuando gira -lo cual provoca nuestras cuatro estaciones- pero a diferencia de
cualquier otro planeta del sistema solar, Urano rota sobre un eje que apunta de
manera casi directa al Sol. Algo que Fletcher describe como "realmente
extraño".
"Imagina un mundo en donde el invierno
equivale a 42 años terrestres y el sol no se ve ni una vez durante ese
tiempo", dice.
"Existe una situación en la que la
atmósfera no se calienta durante décadas y eso puede dar lugar a algunas
propiedades atmosféricas realmente interesantes".
Fletcher forma parte de un equipo internacional
que cree que se ha ignorado a Urano durante mucho tiempo.
Este grupo de ingenieros y científicos
espaciales provenientes de Europa, Estados Unidos y algunos otros países, como
Japón, está trabajando en la propuesta de una misión de US$600 millones para la
Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) con el objetivo de
enviar una sonda espacial, dentro de los próximos 10 años, para descubrir por
qué Urano es tan extraño.
La misión investigará la atmósfera, el
campo magnético y captará imágenes detalladas de este mundo desconocido.
Al comparar la antigua mezcla de gases
conservados en la atmósfera de Urano con la Tierra o con Júpiter, también
esperan tener un mejor conocimiento de cómo eran las condiciones cuando se
comenzó a formar el sistema solar.
"Considero que Urano es el eslabón
perdido", dice Fletcher. "Una misión que pueda investigar la
estructura interna del planeta, detectar la composición atmosférica y entender
cómo evoluciona la atmósfera, nos permitiría armar el rompecabezas acerca de
cómo se forman los planetas".
"Yo diría", añade, "que si
no podemos entender cómo se formaron los planetas en nuestro propio sistema
solar, va a ser aún más difícil hacer lo mismo con los planetas que circundan
otras estrellas".
Viaje épico
Sin embargo, existe una buena razón por la
que, en toda la historia de la exploración espacial, solo una misión ha
visitado Urano: es extremadamente difícil.
Para empezar, el planeta está a casi 3.000
millones de kilómetros de distancia del Sol, eso es 20 veces más lejos que la
Tierra. En consecuencia, cualquier nave espacial tardará hasta 15 años en
llegar allí.
Debido a que la luz del sol es muy débil a
esa distancia, en lugar de paneles solares, la misión tendrá que emplear una
fuente de energía nuclear, que es más difícil de construir y manejar.
La ESA espera tener un plan de misión para
enero de 2015.
También existe la cuestión de cómo
comunicarse y recuperar los datos de una nave espacial que esté tan lejos.
¿Instalar un plato gigante en un costado o construir un enorme receptor en la
Tierra? ¿O ambos?
Otro obstáculo importante es el desafío de
mantener juntos los equipos de la misión, de operaciones y de ingeniería
durante la década entre el lanzamiento y la llegada al planeta.
Y todo eso antes de analizar qué
instrumentos van a ponerse a bordo.
Impulso mundial
A pesar de que las agencias espaciales
consideran como prioridad una misión a Urano, las propuestas anteriores de la
ESA y la NASA han caído en el olvido, incluido un plan de un equipo europeo en
2010 conocido como Uranus Pathfinder. ¿Por que ésta última es diferente?
"En 2010 no habíamos trabajado en
todos los detalles", admite Chris Arridge del University College de
Londres, uno de los líderes del equipo Urano, que habló con la BBC desde una
reunión de planificación de la misión en Washington DC.
"Esta vez tenemos una comprensión muy
bien desarrollada de la ciencia que queremos hacer y de los instrumentos que
queremos llevar con nosotros".
Una nave tardaría 15 años en llegar a
Urano.
Los científicos tienen plazo hasta enero de
2015 para presentar a la ESA una propuesta detallada de la misión.
"Se requiere una enorme cantidad de
trabajo, ya que tenemos que trabajar en todo, desde qué tipo de cohete vamos a
lanzar, en qué orbita vamos a entrar y qué instrumentos vamos a llevar con
nosotros", dice Arridge. "Sin embargo, hay un impulso mundial cada
vez mayor y una verdadera sensación de entusiasmo".
Incluso si se acepta la misión, esta no se
pondrá en marcha al menos hasta el año 2020 y solo llegaría a Urano después de
un viaje de más de una década, a mediados de la década de 2030.
Sin embargo, para Fletcher, seguirá siendo
un sueño hecho realidad.
"Actualmente me encuentro sentado en
mi oficina como un investigador treintañero", dice. "Espero poder
estar sentado en mi oficina como un investigador sesentón cuando llegue la nave
espacial".
"La exploración planetaria no ha concluido",
añade Fletcher. "Sobre la mesa todavía hay ideas interesantes como
esta".
BBC
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