Las declaraciones del Administrador de la NASA, reconociendo la existencia de la base militar, han vuelto a disparar los rumores, las leyendas y las teorías de la conspiración
El Área 51 vuelve a estar de moda. Las declaraciones del Administrador de la NASA, Charles Bolden, reconociendo la existencia de esta base militar, han vuelto a disparar, en efecto, los rumores, las leyendas y las teorías de la conspiración. Por supuesto, Bolden aseguró que no hay platillos volantes ni extraterrestres en esa base. Se trata de un centro dedicado, eso sí, a la investigación y desarrollo militar, pero sin rastro de tecnologías alienígenas de ningún tipo.
La «confesión» de Bolden tampoco es nueva. Ya en 2013, la CIA también admitió la existencia de un centro de investigación en Nevada. Y también dijo que ese centro no tiene absolutamente nada que ver con supuestos «colaboradores» extraterrestres. Lo más probable es que allí, y con el mayor secreto posible, los norteamericanos hayan estado, y estén aún, diseñando nuevos tipos de aviones de combate y drones espía. Pero nada más.
El Área 51 fue construida en 1954 y se encuentra a unos 200 kilómetros al noreste de Las Vegas, en pleno desierto de Nevada, y es un destacamento remoto de la Base Edwards de la Fuerza Aérea norteamericana. En Agosto de 2013, el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington publicó un informe titulado «La historia secreta de los U-2», y en él aparecen varias referencias al Área 51, una base de pruebas secretas del avión militar más famoso de la guerra fría.
La CIA también dijo entonces que la base se había utilizado para el desarrollo de varios aviones secretos, y reveló que fue precisamente durante el programa de desarrollo del SR-71 cuando se «disparó» el número de avistamientos OVNI en la zona. De hecho, más de la mitad de los informes sobre avistamientos de las décadas de los 50 y 60 se debieron a las pruebas de ese avión secreto en particular.
Más recientemente, nuevas instalaciones se han ido añadiendo a la base, con el objeto de desarrollar nuevos tipos de aviones espía o, incluso, según algunos expertos, de algún nuevo tipo de bombardero estratégico.
A pesar de ello, de vez en cuando sale a la luz algún «trabajador» del Área 51 que dice poseer todas las pruebas de la presencia y colaboración entre los militares norteamericanos y una civilización extraterrestre. Casos como el de Bob Lazar y, más recientemente, de Boyd Bushman, científico jubilado que trabajó para la Lockheed Martin, han contribuido a avivar la leyenda y a consolidar la idea de que, en realidad, el Área 51 es una especie de «base conjunta» de terricolas y alienígenas.
Lazar aseguró haber trabajado en 1989 en el Sector Cuatro del Área 51, y que allí se hacía ingniería inversa con platillos volantes, pero su famoso informe está lleno de errores e incluso su currículum está lleno de falsedades. Lazar, en efecto, aseguraba tener títulos del Instituto Tecnológico de California (CIT) y del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), pero su nombre ni siquiera aparece en las listas de alumnos de las dos instituciones. También dijo haber trabajado como físico en el Laboratorio Nacional de Los Alamos, pero el propio laboratorio negó cualquier relación con él.
Boyd Bushman, por su parte, falleció el 7 de agosto de 2014 y dejó una «confesión» en forma de vídeo entrevista para que se difundiera después de su muerte. En ella asegura que en el Área 51, donde trabajó durante 30 años, se guardan varios platillos volantes, y que hasta 18 alienígenas «de dos razas diferentes» colaboran desde hace años con los norteamericanos, cambiando tecnología por ADN... Bushman habla en su vídeo de tecnologías anti gravedad que permiten a las naves moverse muy rápidamente en ángulos bruscos; de velocidades muy superiores a las de la luz y de extraterrestres de un metro y medio de alto y 200 años de edad.
Pero todo se desinfló al comprobar que las fotografías de ET exhibidas por el anciano no eran más que muñecos de plástico, vendidos por la cadena k-Mart.
Ahora, las declaraciones del administrador de la NASA vuelven a resucitar el tema. No importa cuántas veces se demuestre, ni cuantas pruebas se aporten, ni cuántos engaños se descubran. Por ejemplo, si es cierto que llevamos décadas aprendiendo tecnología alienígena, ¿dónse están esos adelantos inceríbles? Se haga lo que se haga, el Área 51 está ya en el imaginario colectivo de millones de personas que están convencidas de que los extraterrestres están ya entre nosotros, y que su presencia se nos oculta en virtud de una serie de siniestros planes de algunos gobiernos...
ABC.es
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