Ya el Dalai Lama en una charla el año 2000 propuso el estudio científico de los efectos sobre la actividad cerebral de la meditación budista. Parece demostrados los beneficios de la meditación, que coincide con los recientes descubrimientos que mostrarían que el cerebro adulto todavía puede transformarse profundamente a través de la experiencia (la neuroplasticidad).
Partimos de la concepción de lo que es la Meditación: una práctica contemplativa presente en la mayoría de las religiones principales y que buscan el cultivo de las cualidades humanas, una mente más estable y clara, un equilibrio emocional y una sensación de benevolencia, bajo la serenidad y flexibilidad.
Ya el scaner, en un estudio de Wendy Hasenkamp, reveló la activación de diferentes áreas neuronales del cerebro durante los diferentes periodos del proceso de meditación y relacionadas con la atención o pérdida de esta durante el periodo meditativo. Además en algunos estudios como los del grupo de Winsconsin han demostrado que la páctica de la meditación aumenta la capacidad para controlar y amortiguar respuestas fisiológicas básicas ante tareas de tipo estresante, problemas de ansiedad y depresión o para mejorar patrones de sueñ cuando se aplica el tipo de meditación denomidada de consciencia plena.
En los casos de meditación del tipo compasión y Benovolencia, propia de la tradición budista, se ha observado que puede beneficiar al estado de salud de trabajadores con riesgo alto de fatiga emocional a causa de la profunda empatía que experimentan con las dificultades de otros, como serian profesores o médicos. En estos meditadores también se le ha hallado una activación más fuerte de las áreas relacionadas con la empatía (la corteza somatosensorial, la corteza prefontal media, el surco temporal superior o la intersección temporoparietal).
La meditación permite a los neurólogos explorar la naturaleza de la mente, lo que les permite estudiar la consciencia y los estados mentales subjetivos desde el punto de vista del meditador. mediante encefalogramas (EEG) donde se han apreciado la acción de patrones concretos de ondas gammas (amplitudes entre 25 y 42 Hz).
A pesar de lo dicho todavía faltan estudios de seguimiento de grupos durante varios años o comparaciones entre meditadores y no meditadores en ambientes y edades similares.
Nacho Padró
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