Finales del siglo XIX. Prácticamente no hay ozono en el parque de Montsouris (Paris). Desde estas mediciones –de las más antiguas registradas, según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático– hasta la actualidad, la presencia de este gas en la parte baja de nuestra atmósfera no ha parado de crecer, con concentraciones que en España han superado los 180 microgramos por metro cúbico de aire. Un escenario adverso para la polinización de las plantas, según un estudio publicado en la revista New Phytologist. Los científicos han observado que los compuestos –las fragancias– que las flores despiden para atraer a los animales polinizadores se descomponen con la presencia del ozono troposférico. Estos, a su vez, tienes más dificultades para encontrar el néctar que buscan en las plantas.
¿Por qué el ozono malo reduce el atractivo de las flores? La clave está en que se trata de una molécula “muy oxidante” para los organismos que habitan la tierra, al contener tres átomos de oxígeno, explica Gerard Farré-Armengol, investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), perteneciente a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). En consecuencia, los compuestos orgánicos se degradan a mayor velocidad ante la presencia de este gas. “La mayoría de los organismos están adaptados para resistir a este efecto reactivo [de la presencia del oxígeno]. Pero no tanto para el ozono”, resume. Farré-Armengol es uno de los siete científicos del CSIC, la UAB y la Universidad de Finlandia Oriental que han elaborado el trabajo.
Para poner a prueba el vínculo entre el gas y el atractivo de las flores, los científicos han recurrido a pruebas de laboratorio con abejorros comunes y flores de mostaza negra. Farré-Armengol explica que su equipo escogió a esta especie de insectos por ser un polinizador común, “con una distribución muy amplia tanto a nivel europeo como mundial”. Motivo parecido al de la planta de la mostaza, cultivada por sus semillas.
No es el primer estudio que analiza la degradación de las plantas ante este gas. Sin embargo, “la singularidad del nuestro es que nos focalizamos en las flores por primera vez y vamos más allá mirando a los efectos de esta atracción sobre los polinizadores”, explica el investigador del CREAF.
Los investigadores acercaron los insectos a distancias de entre cero y a 4,5 metros de la planta. Y a diferentes niveles de ozono: cero, 80 y 120 miligramos por metro cúbico. El resultado de los análisis fue categórico. A 4,5 metros y con 120 miligramos, los científicos comprobaron que la concentración de los compuestos que atraen a los abejorros caía entre un 25% y un 30%. Aunque ya percibían una cierta degradación de estos a un metro y medio y con una concentración de 80 miligramos. A su vez, el atractivo de las fragancias sobre los insectos decrecía con la distancia en ambientes contaminados por el gas.
Polinización afectada
Los investigadores esperan una reducción de la polinización y “el éxito reproductivo de las plantas, tanto en las zonas silvestres y forestales como en las de cultivo agrícola” por efecto del gas, explica Farré-Armengol. Del mismo modo, la recolección de néctar por parte de los insectos polinizadores se puede ver afectada, argumenta el investigador, aunque matiza que su equipo no ha podido comprobar estos efectos. ¿Podría el fenómeno tener algo que ver con la desaparición de las colmenas de abejas? El investigador lo descarta, por estar “más relacionado con otras especies invasoras y patologías relacionadas con hongos infecciosos”.
Los autores del estudio creen que las conclusiones del trabajo son extensibles a otras especies. “El mismo tipo de compuestos [químicos que despiden las flores] son compartidos entre muchas especies” de plantas, explica el investigador del CREAF, quien matiza que el “grado de degradación” de estos ante la presencia del gas puede variar en función de la planta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Quin és el teu Super-Comentari?