sábado, 16 de enero de 2016

El sueño intenso ha favorecido la cognición humana



La evolución ha hecho de los humanos una suerte de «durmientes de alto rendimiento». La comparación con otros primates demuestra que Homo sapiens destaca entre las demás especies en lo que se refiere al descanso: pasa menos horas durmiendo y muestra una fase REM (movimiento rápido de ojos) más prolongada. Ello permite que dispongamos de más tiempo para adquirir y transmitir nuevas habilidades y conocimientos, indican los investigadores.
Los antropólogos David Samson y Charles Nunn, de la Universidad Duke, han investigado, mediante métodos estadísticos, la conducta del sueño de diversos primates. Entre otros resultados han hallado que si bien un lemur ratón gris duerme entre 14 y 17 horas al día, las personas tenemos suficiente con unas 7 horas de sueño diarias. Además, mientras que los lemures y los macacos solo necesitan un 5 por ciento de sueño REM para recuperarse, dicha fase ocupa un 25 por ciento de nuestro descanso.
Recuperación en poco tiempo
Según los autores, el paso de dormir en las ramas de un árbol a acostarse en el suelo ha facilitado el sueño de alto rendimiento (recuperación del organismo en poco tiempo). Si bien este cambio de ubicación favorecía el ataque de predadores y los conflictos intergrupales, aumentaba la interacción social y fomentaba los grupos de población más numerosos. Por otro lado, los humanos aprendieron a propiciar un ambiente seguro mediante el fuego. Esa reducción de las horas de descanso permitía períodos activos más prolongados para adquirir y transmitir habilidades y conocimientos novedosos. Además, parece que el sueño profundo beneficia la consolidación de esas habilidades, lo que llevó a la mejora de las capacidades cognitivas en nuestros antepasados.
Con el fin de confirmar sus resultados, los investigadores consultaron estudios que comparaban el comportamiento del sueño de los habitantes de países industrializados con los de sus respectivas culturas originarias aún vivas, entre ellas, los hadza de Tanzania. Esta población étnica aún no utiliza la electricidad. Al parecer, el descanso corto e intenso es una característica humana universal.
Más información en Evolutionary Anthropology
Fuente: Spektrum.de

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