Los restos del llamado Hombre de Tianyuan, un esqueleto de 40.000 años de antigüedad encontrado en 2003 en la cueva del mismo nombre cerca de Pekín, en China, han revelado por fin sus secretos. Un equipo internacional de investigadores ha estudiado el ADN extraído del fémur de este antiguo sapiens y ha llegado a la conclusión de que es un pariente lejano de las personas que hoy viven en Asia y América del Sur. El trabajo, publicado en la revista Current Biology, arroja luz sobre el origen de los seres humanos modernos en la parte más oriental del mundo, con una mayor diversidad y contactos más distantes de lo que se conocía hasta la fecha.
Aunque los genomas de varios seres humanos antiguos han sido secuenciados en Europa y Siberia, poco se conoce de la evolución humana en el este de Asia, especialmente en China, donde, sin embargo, el registro arqueológico muestra una compleja historia. Por suerte, los huesos del Hombre de Tianyuan tenían suficientes moléculas de ADN para que pudiera secuenciarlas un equipo de la Universidad de Paleontología y Paleoantropología de los Vertebrados en China, con la colaboración del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania.
El equipo encontró que el individuo heredó aproximadamente del 4% al 5% del ADN neadertal, como los antiguos europeos y asiáticos de antigüedad similar. Eso es un poco más alto que el porcentaje de ADN neandertal que todos nosotros, menos los africanos, poseemos (entre el 1,8% y el 2,6%). Sin embargo, no mostraba ningún tipo de herencia genética de los denisovanos, una especie humana emparentada con los neandertales de los que apenas se conocen unos pocos restos recuperados en una cueva de Siberia.
Sorprendentemente, el de Tianyuan comparte ADN con un sapiens de hace 35.000 años hallado en las cuevas de Goyet, en Bélgica. Pero no con otros humanos de la misma época de Rumania o Siberia, o con los europeos vivos. Por el contrario, está más estrechamente relacionado con la gente que actualmente vive en el este de Asia -incluyendo China, Japón y las dos Coreas- y en el sudeste asiático, como Papua Nueva Guinea y Australia.
El primo del Amazonas
Esto sugiere que este sapiens, uno de los fósiles más antiguos de nuestra especie encontrados en Asia oriental, no era un antepasado directo de la población que dio origen a los actuales asiáticos, sino una especie de primo lejano. De igual manera, ha resultado ser también un pariente lejano de los nativos americanos que viven en el Amazonas, como los pueblos Karitiana y Surui de Brasil, y el pueblo Chané del norte de Argentina y el sur de Bolivia. Estas personas han heredado alrededor del 9% al 15% de su ADN de una población ancestral en Asia que también dio origen al Hombre de Tianyuan. Pero este no es un antepasado de los nativos americanos de Norteamérica.
El hombre de Tianyuan es solo un individuo, pero la secuenciación de su genoma revela una complicada separación para los antiguos europeos y asiáticos y sugiere un paisaje genético diverso para los seres humanos en el este de Asia. Su estudio también indica que múltiples poblaciones genéticamente distintas se localizaron en Asia desde hace 40.000 años hasta el presente. Todavía quedan muchas preguntas sin resolver y el ADN antiguo puede tener las respuestas.
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