Si creía usted, querido lector, que el sector de la medicina es el único en la que la pseudociencia campa a sus anchas, es porque no le hemos invitado aún a asomarse al de la educación. Encuadrada dentro de las ciencias sociales, las exigencias en nuestro país para la introducción de nuevos métodos educativos son muy laxas en lo que a eficacia probada y evidencias sólidas se refiere.
Eso hace que proliferen métodos que no solo no han demostrado su eficacia, sino que combinan conceptos pseudocientíficos con otros casi mágicos.
La UNED impartió esta semana un curso dedicado algunos de estos métodos. Son unas Jornadas sobre Educación Holística, con un precio de matrícula de 90 euros (o 50 si se quiere acudir solo uno de los dos días) que tiene como objetivo "ofrecer una visión holística de las necesidades educativas de los niños de hoy".
Método ASIRI y los "niños índigo"
Uno de los pilares de estas jornadas es el método ASIRI, desconocido en España a pesar de que aseguran llevar ocho años de difusión por América y Europa. Fue creado en Perú (de hecho 'asiri' significa "sonrisa" en quechua) por Ivette Carrión, educadora psico-espiritual, masoterapeuta y reikista.
Este método está basado en la idea de los "niños índigo", un concepto pseudocientífico de la ideología 'new age' para referirse a niños que irían un paso más allá en la evolución humana desde un punto de vista espiritual y mental: más creativos, más sensibles, más intuitivos, menos dados a la disciplina escolar y al aprendizaje reglado.
No hay evidencias científicas detrás de este concepto de los niños índigo (bautizados con este tono de azul porque supuestamente es el color del que tienen su aura), pero el concepto resulta atractivo, especialmente para aquellos padres que tienen hijos con dificultades de aprendizaje pero que prefieren negar el diagnóstico o no afrontar el problema.
Eso lo convierte en el pilar perfecto de este nuevo sistema educativo, necesario porque, como indican, "el sistema educativo actual ya no responde a las necesidades reales que tienen las nuevas generaciones o, lo que es lo mismo, los niños del tercer milenio, los nuevos niños, la nueva humanidad".
Partiendo de esta premisa, el método ASIRI se basa en varios pilares: la pedagogía intuitiva, la pedagogía ancestral "de todos los pueblos originarios del mundo", la geometría sagrada, la inteligencia emocional e inteligencias múltiples, metafísica y principios universales, Pedagogía 3.000…
Pedagogía 3.000 y la "ciencia espiritual"
Esta Pedagogía 3.000, un movimiento presidido por Noemi Paymal, antropóloga francesa, es el otro pilar del curso impartido por la UNED. Predica el colapso del sistema educativo reglado y apela igualmente a un enfoque místico-mágico de la educación como una forma de "liberar el potencial humano" y "unir las ciencias humanas y las ciencias de la vida en la dimensión de una ciencia espiritual que nos permita dar sentido a la crisis actual", con los niños como centro de este enfoque, protagonistas de un cambio espiritual colectivo hacia un nuevo ser humano con un enorme potencial pero que se ve limitado por el actual sistema educativo.
Son tan extravagantes estas teorías que Marta Ferrero, docente, investigadora y especialista en educación basada en la evidencia, nunca había oído hablar de ellas. "Ni entre expertos, ni en publicaciones científicas, ni en metaanálisis, ni en blogs de otros colegas...", comenta sorprendida.
Ideas extravagantes y teorías ya descartadas
Algunas de las ideas que defienden las fundadoras de estos métodos parecen sacadas de una historia fantástica, como la de que algunos niños, a los que llaman "niños estelares", vienen en realidad de otros planetas. Además "son sanadores, son telépatas, muchos son clarividentes, muchos sienten la energía".
Los niños no son los únicos que vienen de otros planetas. Carrión explica en algunas entrevistas que "es probable que muchos de los que estamos acá seamos de otros sitios". "Yo sí creo en los extraterrestres: tú puedes ser de Orión o de Venus, pero desde el momento en el que naces en un cuerpo humano, ya eres un ser humano, no importa de dónde vengas".
Carrión defiende también la importancia de los colores y las formas en los entornos educativos. Según estas ideas, "muchos de estos niños vienen con el color azul índigo o violeta en su campo electromagnético para sobrevivir al agujero de ozono" y por tanto es esencial el color en que estén pintadas las paredes de las aulas de sus colegios, porque eso afecta a sus habilidades.
Otras teorías, explica Ferrero, son viejas conocidas en el campo de la investigación en educación y ya han sido descartadas tras años de análisis y evidencias. Es lo que ocurre por ejemplo con el mito de la lateralidad del cerebro que postula que cada hemisferio es responsable de unas habilidades (analítico el izquierdo, creativo el derecho) y que dependiendo de cuál domine en nuestro cerebro las estrategias educativas más adecuadas son distintas.
También con la idea de la inteligencia emocional y las inteligencias múltiples, la idea de que existen nueve inteligencias diferentes (siete originales más dos posteriores) que operan de forma independiente en el cerebro.
España, perfecto para métodos sin evidencias
Con la combinación de teorías mágicas y extravagantes con ideas estudiadas y descartadas por la ciencia, sorprende encontrar estos contenidos en la oferta educativa de la UNED. O debería sorprendernos, porque Ferrero asegura que España es un campo perfecto para que arraiguen las teorías educativas sin fundamento ni evidencia.
"En España no se hace apenas investigación científica relacionada con la educación, ni siquiera por parte del Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa", denuncia. "En las facultades de Magisterio no se enseña a los alumnos a ser críticos y escépticos, a consultar estudios científicos y a identificar los métodos basados en evidencias de los que no".
Esto continúa siendo así en toda la cadena educativa: "Los directores de los centros son bombardeados continuamente con ofertas de nuevos métodos y sistemas, y no hay un lugar de referencia donde puedan acudir a consultar qué hay tras esos métodos."
Un trampa perfecta para los padres
El problema no se da solamente en los colegios. Igual que en los centros de terapias alternativas, existen decenas de gabinetes psicológicos en España donde los padres llevan a sus hijos cuando detectan un problema de aprendizaje. En muchos casos se someten a sistemas de aprendizaje que, en el mejor de los casos, no producen ningún impacto (más allá del económico) y, en el peor, suponen una pérdida de tiempo.
"Pueden, por ejemplo ser casos de dificultades en la lectura, como la dislexia. El principal problema es que en el sistema educativo primero se aprende a leer y luego se lee para aprender. No se puede perder el tiempo con métodos inventados o sin contrastar, porque eso puede suponer para el niño un retraso en todo su aprendizaje", explica Ferrero.
El ejemplo de Reino Unido
Otros países, como Reino Unido, han aprendido de errores cometidos en el pasado con la introducción de métodos educativos sin evidencias y se han puesto las pilas. Varios organismos funcionan a nivel nacional con fondos públicos para llevar a cabo investigaciones que cumplen los criterios científicos necesarios para ser fiables: muestras grandes, grupos de control, suficiente solidez estadística…
Sus resultados son públicos y están a disposición de cualquier director de colegio, profesor o padre, de forma que pueda consultar las evidencias que sostiene cualquier nuevo método con el que se encuentren durante su trabajo o buscando cómo ayudar a sus hijos a aprender y formarse mejor.
La investigadora pide algo así para España: que se invierta en investigación sobre educación, que se publique información fiable y que se filtren los nuevos métodos, destacando los que han probado su eficacia de los que son poco más que palabrería mágica.
Rocío P. Benavente
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