Confirmado: (469219) 2016 HO3 –esta farragosa sucesión de cifras forman su nombre completo– no es basura cósmica ni los restos de una aeronave o un OVNI observándonos desde el espacio. Como ya sospechaban los científicos, se trata de un asteroide, pero con una personalidad muy especial, porque puede considerarse el mejor ejemplo de cuasisatélite terrestre. Así se llaman a las rocas que orbitan al Sol y se convierten en compañeras de nuestro planeta durante algún tiempo. Existen otros cuatro cuerpos celestes de ese tipo, aunque menos estables: (164207) 2004 GU9, (277810) 2006 FV35, 2013 LX28, y 2014 OL339.
Descubierto el 27 de abril de 2016 por el Observatorio de Haleakala, en Hawái, 2016 HO3acaba de ser clasificado oficialmente como objeto próximo a la Tierra (NEO, según sus siglas en inglés) por el equipo de astrónomos dirigido por Vishnu Reddy, profesor asistente del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona. Basándose en los datos recogidos por el Large Binocular Telescope, ubicado en Mount Graham, Arizona (uno de los telescopios más potentes del mundo), y el Discovery Channel Telescope, el equipo de Reddy sabe que es una roca de menos de 100 metros de diámetro, que rota una vez cada 28 minutos y que se encuentra a entre 38 y 100 veces la distancia de la Tierra a la Luna. Lo que ignoran los expertos es su lugar de procedencia.
“Debido a su pequeño tamaño, 2016 HO3 resulta difícil de estudiar, siempre que se encuentre cerca de nuestro planeta. Sí hemos podido comprobar que sus materiales son similares a los de los asteroides convencionales”, ha explicado Reddy. Porque sus periodos de rotación y la composición de su superficie lo emparentan claramente con otros pequeños NEO que pasan cerca de la Tierra todos los meses.
El baile de los hula hoops
La luz que refleja es también similar a los asteroides convencionales de esas características, por lo que no hay duda de que nos hallamos ante un objeto natural, y no ante chatarra espacial, como han anunciado los autores del estudio en el 49º encuentro anual de la Division for Planetary Sciences, celebrado en el estado norteamericano de Utah. Los astrónomos han basado sus conclusiones en observaciones exhaustivas a 2016 HO3 realizadas entre el 14 y el18 de abril de este año.
Para visualizar el movimiento del NEO, los investigadores sugieren que nos imaginemos que el Sol hace girar dos hula hoops: la Tierra y el 2016 HO3. Una leve desincronización crea la sensación de que el asteroide orbita a nuestro planeta, tal y como hace la Luna, pero en realidad no hay vinculación gravitacional entre ambos objetos espaciales.
Cuando fue detectado por primera vez el año pasado, los expertos de la NASA calcularon que el 2016 HO3 llevaba unos cien años en compañía de la Tierra y que lo seguiría haciendo durante varios siglos más, posiblemente tres. Esto lo convierte en un atractivo candidato para enviar una sonda –incluso con astronautas humanos– y recoger muestras de su superficie.
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