Todo el mundo tiene pensamientos inoportunos de vez en cuando. Pero estas intrusiones también avisan de afecciones psiquiátricas graves que irían desde las analepsias del trastorno de estrés postraumático hasta los pensamientos obsesivos negativos de la depresión y las alucinaciones de la esquizofrenia. Según el neurocientífico Michael Anderson, de la Universidad de Cambridge, «estos síntomas están entre los más debilitantes».
Las últimas investigaciones dirigidas por Anderson y el neurocientífico Taylor Schmitz, ahora en la Universidad McGill, sugieren que dichos síntomas podrían deberse a algún defecto del mecanismo cerebral responsable del bloqueo de los pensamientos. Los investigadores que estudian esta capacidad suelen centrarse en la corteza prefrontal, un centro de control que dirige la actividad de otras regiones del cerebro. Pero Anderson y sus colaboradores observaron que las afecciones con pensamientos compulsivos, como la esquizofrenia, a menudo conllevan un incremento de la actividad del hipocampo, región importante para la memoria. La elevación de dicha actividad también hace incrementar la gravedad de síntomas como las alucinaciones.
En el nuevo estudio, Anderson y su equipo hicieron que unas personas sanas aprendieran una serie de parejas de palabras. Al enseñarles una palabra, tenían que recordar o eliminar la que iba asociada. Cuando tocaba suprimir pensamientos, las gammagrafías cerebrales revelaron que la actividad se incrementaba en parte de la corteza prefrontal y se reducía en el hipocampo. Estos hallazgos, publicados el pasado noviembre en Nature Communications, concuerdan con un circuito cerebral en el que una orden de «parada» procedente de la corteza prefrontal suprime la actividad del hipocampo.
Mediante espectroscopía de resonancia magnética, el equipo también halló que la cantidad de GABA (la principal sustancia química que inhibe las señales en el cerebro) que los participantes tenían en el hipocampo servía para predecir la capacidad supresora de los pensamientos. Según Anderson, «cuanto más GABA tengas, mejor controlarás tus pensamientos». En otras palabras, si la corteza prefrontal contiene el pedal de freno de la mente, la cantidad de GABA del hipocampo será la zapata que determine la eficacia de la frenada del cerebro.
El estudio permite establecer una conexión entre la neurociencia molecular y el comportamiento humano, y muestra cómo se tuerce el proceso con una enfermedad. «Es un gran paso», afirma el neurocientífico Brendan Depue, de la Universidad de Louisville que no participó en el estudio. Según Anderson, «a continuación vendrán los estudios con fármacos. ¿Podríamos mejorar a las personas [al suprimirles los pensamientos] con fármacos que eleven el GABA?»
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