Titán, es, sin duda, uno de los objetos más fascinantes de nuestro Sistema Solar. Si mirásemos imágenes captadas por radar de esta luna, la más grande de las lunas de Saturno, podríamos llegar a pensar que se trata de la Tierra. Veríamos lagos, y ríos, y dunas, en su superficie; encontraríamos nitrógeno, y materia orgánica, y nubes, en su atmósfera; y descubriríamos un ciclo de metano activo que sigue patrones similares al del agua en nuestro planeta, lluvia incluida. También observaríamos que tiene estaciones, aunque en lugar de tres meses duran siete años cada una.
Durante mucho tiempo, este mundo alejado y helado fue un misterio. Apenas se había podido escudriñar porque su atmósfera, densa y neblinosa, había ocultado celosamente su superficie. Pero la misión Cassini-Huygens , de las agencias espaciales americana, europea e italiana, lanzada en 1997, ha cambiado definitivamente eso. Equipada con instrumentos para poder ver a través de su atmósfera, ha arrojado luz sobre este objeto, del que hoy sabemos que cumple con los prerrequisitos necesarios para ser habitable.
Ahora, un equipo de científicos, liderados por Rosaly Lopes, astrónoma en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, ha utilizado los datos captados durante los 13 años que duró esa misiónpara trazar el primer mapa geológico global de Titán, incluidos los polos.
El mapa aporta información para comprender mejor la formación y la evolución de este cuerpo, y estudiarlo como sistema. Y ha revelado que esta luna y la Tierra son mucho más parecidos de lo que nunca se pensó.
“Es, de hecho, la Tierra del Sistema Solar exterior. Y uno de los lugares donde es más probable que haya vida”, asegura Lopes, autora principal de este estudio publicado en Nature Astronomy, en una entrevista a La Vanguardia.
Para realizar este mapa, los científicos han usado los datos procedentes de los distintos instrumentos de Cassini y del pequeño módulo Huygens que la misión aterrizó sobre la superficie de esta luna, como el radar, el espectrómetro visible e infrarrojo, así como la cámara, que tomó más de medio millón de imágenes del cuerpo. “Ahora tenemos una verdadera visión global de la geología de Titán”, considera Lopes.
Los investigadores han identificado seis accidentes geográficos principales, de los que han logrado determinar su edad relativa y cómo se distribuyen por la luna. Han visto que hay más de 600 lagos concentrados en los polos, sobre todo el norte; y hay algunos lagos muy oscuros y distintos, tanto en forma como en tamaño, que están llenos o semi llenos de hidrocarburos, una mezcla de etano, metano y nitrógeno. Los más grandes se conocen como maria (mares) y los pequeños, como lacus (lagos).
“Hemos visto que algunos de esos lagos tienen características muy peculiares y están rodeados de orillas elevadas y terraplenes. Sospechamos que son algunas de las características más recientes de Titán”, explica Anezina Solomonidou, coautora del estudio e investigadora de la Agencia espacial europea (ESA) en el Centro Europeo de Astronomía espacial (ESAC), ubicado a 30km de Madrid.
Que la mayoría de lagos se concentren en el polo norte podría estar relacionado con la estaciones. Durante la misión Cassini, en el polo norte de Titán era invierno y en el sur, verano, por lo que una de las hipótesis que barajan los investigadores es que la lluvia de metano se deposita en los polos en la época invernal y se evapora en la estival. Hasta el momento, los únicos cuerpos líquidos hallados en la superficie de esta luna saturnina son hidrocarburos, aunque se sospecha que la mayoría del líquido de Titán está concentrado en un océano subterráneo escondido.
El mapa de Titán muestra que las dunas dominan el ecuador de este cuerpo y que la mayoría de la superficie de este objeto está recubierta de llanuras uniformes ricas en materia orgánica.
Los investigadores apuntan que esta distribución de elementos geológicos pudiera deberse a la estrecha relación entre el ciclo del metano y la geografía de Titán. “No acabamos de entenderlo muy bien, pero creemos que quizás llueve más donde se concentran las llanuras y no tanto en las latitudes donde están las dunas”, apunta Lopes.
También el viento desempeña un papel clave a la hora de modelar el paisaje titánico. “El hecho de que tenga una atmósfera implica que la erosión y la sedimentación por el viento ha sido un proceso importante, por eso hay enormes campos de dunas”, añade esta investigadora.
Posible candidato a ser habitable
La primera nave que visitó Titán fue la Voyager 1, a comienzos de los 80. Entonces, aquella misión ya reveló que la mayor luna de Saturno tenía una atmósfera muy densa y rica en nitrógeno. Hyugens, al descender hacia la superficie de la luna, captó también pequeñas cantidades de metano y oxígeno. Eso resulta prometedor porque la vida, al menos en la Tierra, requiere de una atmósfera para protegerse de la radiación solar y para la circulación de compuestos orgánicos.
Sin embargo, durante mucho tiempo los científicos desestimaron la posibilidad de que Titán fuera habitable, porque es un mundo extremadamente frío. Su superficie tiene una temperatura media de -180ºC, que imposibilita tener agua líquida y vida tal como la conocemos.
Pero lo cierto es que la abundancia de metano que hay en Titán es muy interesante desde un punto de vista astrobiológico. Aunque no se sabe seguro si podría ser la base para algún tipo de vida, las moléculas orgánicas, abundantes en Titán, son clave para evaluar su potencial habitabilidad.
“Aunque está por confirmar, Titán cumple con todos los prerrequisitos establecidos como criterios clásicos para la emergencia y la supervivencia de la vida”, señala Solomonidou, de la ESA. Eso incluye nutrientes (las moléculas orgánicas), energía para mantener el metabolismo, como el criovulcanismo; agua líquida, que está en el océano subterráneo; y un ambiente estable.
“Titán cumple con todos los prerrequisitos establecidos como criterios clásicos para la emergencia y la supervivencia de la vida”
“Lamentablemente, la misión Cassini-Hyugens no estaba equipada para buscar microorganismos o analizar los compuestos orgánicos complejos en detalle, pero 13 años de exploración y muchos estudios y análisis de datos indican que la atmósfera, superficie e interior de Titán, así como la forma en que interactúan, tienen todas las propiedades necesarias para afirmar que Titán es un posible mundo habitable.”
Quizás, consideran los investigadores, la vida pudiera haber evolucionado en el océano de agua líquida que hay debajo de la corteza helada de la luna. En este sentido, Lopes lidera un proyecto en el Instituto de Astrobiología de la NASA que pretende obtener modelos de evolución del paisaje en mundos como Titán para entender cómo los materiales se desplazan por la superficie y dónde y cómo podrían haber penetrado la corteza de hielo para llegar hasta el océano subterráneo. “Que esas moléculas orgánicas lleguen hasta el agua líquida, el entorno habitable más probable, es clave para la habitabilidad”, incide Lopes.
Un dron para seguir estudiando a Titán
Cassini-Huygens llegó a Saturno en 2004 para estudiar el planeta gaseoso, sus anillos y lunas. La misión aportó mucha información acerca de la atmósfera de Titán, de su clima, de su interior y de la interacción que tiene con Saturno. En 2005, depositó un módulo de descenso, Huygens -suministrado por la ESA- en Titán para que tomara imágenes y datos de la superficie de la luna. Huygens fue capaz de captar información sobre los perfiles atmosféricos mientras descendía atravesando las densas capas de la atmósfera, y tomó la primera y única imagen in situ de un objeto del Sistema Solar exterior.
La próxima misión que explorará Titán es Dragonfly (libélula), de la NASA., que aportará un mayor conocimiento de la geología, el interior y la habitabilidad. En este caso, un pequeño dron sobrevolará la superficie de esta luna. Está previsto que Dragonfly se lance en 2026 y llegue a la luna saturnina en 2034.
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