En una serie especial de cinco artículos dedicados al racismo en ciencia, la revista Science explora y denuncia esta semana un hecho vergonzoso de la física estadounidense: la ausencia virtual de físicos afroamericanos en sus sistema de investigación. En las últimas dos décadas, mientras que el número anual de estudiantes de Física se duplicó con creces, el porcentaje de títulos universitarios otorgados a estudiantes negros se redujo del 5 % en 1998 al 3,4 % en 2018.
Y lo más llamativo y preocupante: en alrededor del 55 % de los 774 departamentos de EE. UU. que otorgan títulos en física no se graduó ni un solo estudiante afroamericano entre 2012 y 2017.
Cuando se analizan las cifras a nivel de posgrado, la cosa empeora. Los estudiantes negros representaron apenas el 1% de los doctorados en física en 2018 y 2019. E incluso esa pequeña presencia se está reduciendo. Sin embargo, estos números son solo una parte de la historia. La casi invisibilidad de los negros en la física también les ha dificultado ofrecer sus perspectivas sobre por qué la física carece de diversidad.
Contra el racismo sistémico
A partir de más de 50 entrevistas con físicos afroamericanos, la redacción de la revista Science describe esta lucha colectiva contra el racismo sistémico y una cultura en física académica que continúa cuestionando la capacidad de este grupo para hacer física. En el especial, se describe también cómo esa cultura dominante espera que los negros lideren el camino para corregir un problema que no han creado.
“Aunque muchas personas de color en STEM tienen un ferviente deseo de hacer que su campo y lugar de trabajo sean más equitativos, la presión para realizar tareas no relacionadas con su investigación crea una carga de servicio que muchos de sus colegas blancos no soportan”, escribe Ebony Omotola McGee, profesora de Educación y Diversidad de la Universidad de Vanderbilt en editorial titulado “Desmantelar el racismo en la ciencia”.
Los profesores blancos, por el contrario, están ocupados avanzando en su investigación, argumenta Omotola. Esto les permite obtener subvenciones, unirse a colaboraciones y publicar artículos que refuerzan sus carreras. Sin embargo, contrapone, “las personas de color que “lo logran” en las disciplinas STEM a menudo lo hacen mientras asumen una carga de trabajo sobrehumana que es injusta e insostenible”.
Las personas de color asumen “una carga de trabajo sobrehumana que es injusta e insostenible”
El artículo de Omotola recalca que las barreras para las personas de color en STEM rara vez se abordan porque las prioridades de los líderes están en otra parte. “Para cambiar la situación, la cultura dominante debe asumir la carga de proporcionar remedios”, señala. “Los ecosistemas STEM deben distribuir esta responsabilidad a todos, especialmente a aquellos profesores que tienen el poder y el privilegio de implementar cambios convincentes y sostenibles”.
Racismo durante la carrera
En otro artículo titulado “El coste del privilegio blanco”, el periodista Jeffrey Mervis recuerda que los hombres blancos, por ejemplo, ocupan el 70 % de los puestos docentes en las universidades estadounidenses que otorgan doctorados en física. Cada uno de los más de 50 científicos negros entrevistados para el especial, apunta, describió experiencias a lo largo de su carrera en las que se enfrentaron al racismo.
A los estudiantes negros a menudo les preguntan por sus antecedentes o por sus razones para querer ser científico
«Algunos episodios fueron descaradamente racistas (personas blancas burlándose de su apariencia o denigrando su intelecto), mientras que otros fueron más sutiles, como comentarios basados en suposiciones negativas sobre sus antecedentes o razones para querer ser científico”, escribe.
Respecto a la mayor implicación que deben tener las personas de color en combatir estas prácticas, Mervis habla de lo que se conoce como “el impuesto negro”. “Se deriva de la suposición de que los profesores negros, debido a que son víctimas del racismo, deberían hacer más que sus colegas blancos para promover la diversidad”, describe. “Eso significa pasar más tiempo reclutando y asesorando a estudiantes de grupos subrepresentados, más servicio en los comités de diversidad y más alcance comunitario”.
Uno tras otro, los afectados hablan sobre la lucha por obtener el mismo reconocimiento profesional, respeto y recompensas que se acumulan para los físicos blancos, y cómo cualquier esfuerzo por mejorar la diversidad puede hacerse a expensas de avanzar en sus propias carreras científicas.
Referencia: Dismantle racism in science (Science) DOI 10.1126/science.abo7849
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