viernes, 20 de enero de 2017

Las patas de un trilobite resuelven el misterio de las huellas de los mares de hace casi 500 millones de años

Un grupo de científicos españoles ha descubierto, en un yacimiento al norte de la ciudad de Zagora (Marruecos), fósiles de trilobites con sus extremidades y partes blandas fosilizadas, algo que ocurre en muy pocos lugares del mundo. Se trata de un invertebrado marino extinto del Paleozoico (hace más de 470 millones de años) y habitaba en la gran mayoría de los mares y océanos de la Tierra primaria.
Según una reciente investigación publicada en la revista Scientific Reports y dirigida por el investigador Juan Carlos Gutiérrez-Marco (investigador del instituto de Geociencias CSIC-UCM), los Megistaspis (Ekeraspishammondi nombre que se le da a esta especie de trilobites, encontrados en el yacimiento marroquí de Biota de Fezouada son diferentes a los anteriormente descubiertos en otros puntos del planeta. 
Esta disimilitud aparece de varias formas. La primera es el número de patas delanteras, tres en este caso, con respecto a la morfología habitual de estos invertebrados; otra es su forma estructural espinosa y la última el gran tamaño de los trilobites de Marruecos (30 centímetros). Otro factor es el descubrimiento en uno de los tres fósiles de cómo funcionaba el aparato digestivo de esta especie. Estas características están relacionadas entre sí, debido a la alimentación carroñera del invertebrado. Por ello la modificación de sus patas, la prolongación de su boca (formada por espinas para ingerir en rápidos procesos a la presa) y la digestión en la cavidad superior de su esqueleto son un circuito interrelacionado.
Según Gutiérrez-Marco, "esta diferencia deriva de la hipótesis de que los trilobites encontrados necesitaban extremidades más largas y fuertes para poder escarbar dentro del suelo y buscar a sus presas. Esto es algo inédito". El descubrimiento que ha hecho este equipo ya había sido explorado por el paleontólogo Adolf Seilacher en la década de los 50, aunque el alemán no consiguió convencer a la comunidad científica.
Como resultado de este proceso, aparecen huellas fósiles. Y éstas en su mayoría suelen pertenecer al grupo de las Cruziana. "Ésta es una de las marcas de estos artrópodos más abundantes en torno al antiguo supercontinente de Gondwana durante el Paleozoico inferior", argumenta el informe de los investigadores. Mientras, el sistema de los trilobites de Marruecos produce, al menos, hasta 12 marcas de huella, designando a este grupo como Cruziana rugosa
Otro dato importante dentro de la publicación es la composición de las patas y su zona blanda. Normalmente, el resto de trilobites ya encontrados sólo mostraban el caparazón fosilizado que conformaba la parte superior de su organismo. Pero en el caso de los trilobites marroquíes no. 
El proceso de conservación en las rocas de estos tres ejemplares es diferente y "se produce gracias a la rápida sedimentación del invertebrado". Posteriormente, y para que los restos enterrados del invertebrado aparezcan en buen estado, debe producirse una precipitación bacteriana. Este fenómeno ayuda a que la descomposición del material de las patas y las partes blandas (compuestas de hidrato de carbono nitrogenado) a partir de bacterias que rellenan los huecos con el procedimiento de la piritización. Es decir, surge con la aparición de la pirita: un compuesto de hierro que ayuda a la conservación fósil.
El estudio de estos hallazgos comenzó en 2014 y termino en 2016 con la redacción del descubrimiento en el yacimiento de Biota de Fezouada. "Hay otros puntos donde también se han encontrado partes blandas, patas y antenas de los trilobites en el Cámbrico canadiense (Biota de Burgess Shale) y Australia (en Emuebay)", concluye el investigador español.

ABC.es

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