La metfotmina es un fármaco oral ampliamente recetado a pacientes con diabetes de tipo II. Se ha demostrado que la incidencia de cáncer es menor en personas tratadas con esta sustancia. Sin embargo, la concentración necesaria para lograr una acción anticancerígena eficaz puede resultar tóxica. Por ello, investigadores de la Universidad de Basilea han realizado un cribado de distintos medicamentos con el fin de identificar aquellos capaces de interaccionar con la metformina y potenciar su efecto terapéutico. Recientemente, la revista Science Advances ha publicado los resultados de la investigación.
Después de analizar el efecto de 1120 compuestos en varias líneas celulares, los científicos seleccionaron el antihipertensivo sirosingopina. La acción conjunta de los fármacos metformina y sirosingopina resultó tóxica para las células cancerígenas, pero inocua para las sanas. «En muestras de pacientes con leucemia, todas las células tumorales murieron después de administrar conjuntamente los dos medicamentos», señala Don Benjamin, primer autor del estudio. «Sin embargo, la dosis usada no resulta tóxica en las células normales, tal y como demuestran los resultados obtenidos con células sanguíneas de donantes sanos», añade.
Un efecto parecido se observó en modelos de cáncer de hígado. En primer lugar, los investigadores cultivaron esferas tridimensionales de hepatocitos, conjuntos de células hepáticas que se utilizan con el fin de imitar tumores sólidos. En segundo lugar, usaron ratones genéticamente modificados para desarrollar nódulos cancerígenos en el hígado. En ambos casos el tratamiento con los dos fármacos eliminó las células neoplásicas.
La sirosingopina es un derivado de la reserpina, un potente alcaloide, que parece potenciar el efecto anticancerígeno de la metformina. Este antidiabético, además de bloquear la producción de glucosa en el hígado, inhibe la respiración celular. Así, la acción conjunta de estos compuestos interrumpe los procesos moleculares que permiten a la célula obtener la energía que necesita para su buen funcionamiento. En este contexto, las células cancerígenas son especialmente vulnerables ya que requieren de un gran aporte energético para crecer y proliferar. «Los resultados muestran que la combinación metformina-sirosingopina induce la apoptosis o suicidio programado de las células cancerígenas» explica Benjamin. «Creemos que la inhibición de la cadena respiratoria mitocondrial es la clave para explicar la desaparición de los tumores», concluye. Aunque aún queda mucho camino por recorrer, este estudio podría impulsar el desarrollo de terapias anticancerígenas basadas en la combinación de varios fármacos.
Más información en Science Advances
Fuente: Eurekalert
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