El 20 de febrero de 1824 William Buckland publicó los primeros datos acerca del Megalosaurus, un animal carnívoro de gran tamaño del que tenía parte de una mandíbula inferior, algunas vértebras, fragmentos de una pelvis, una escápula y de sus miembros posteriores.
En los siguientes años fueron apareciendo más restos de animales de características similares, tanto que Richard Owen se dio cuenta de que formaban parte de un grupo claramente diferenciado de otras especies.
Así que en julio de 1841, en la decimoprimera asamblea anual de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, celebrada en Plymouth, presentó un informe titulado Report on British Fossil Reptiles en el que decía:
La combinación de estas características, algunas, de hecho, de grupos que ahora son distintos entre sí, y todas presentes en criaturas de un tamaño muy superior al de cualquiera de los reptiles existentes, será, presumo, considerada motivo suficiente para establecer una tribu u orden diferentes de Reptiles saurios, para los que propongo el nombre Dinosauria.
Según la Wikipedia el término viene de las palabras griegas δεινός (deinos, que significa «terrible», «potente», o «gran temor») y σαῦρος (sauros, que significa «lagarto» o «reptil»), y la idea de Owen era darles un nombre que hiciera justicia a su gran tamaño y majestuosidad.
Sea como sea el nombre cuajó, así que parece que en efecto Owen tenía motivos suficientes.
(Letters from Gondwana vía Fernanda Castaño, seguro que gracias a un RT de Pepe Cervera).
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