La historia nos dice que en cierta oportunidad Euclides intentó
explicarle al rey Ptolomeo cómo dividir un círculo. El iracundo monarca lo interrumpió
exclamando "¡Estoy harto de lecciones tan aburridas, y me niego a agobiar
mi memoria con reglas estúpidas!"
El gran matemático replicó: "Entonces su majestad me permitirá graciosamente renunciar a mi cargo de Instructor Imperial, pues sólo un tonto puede concebir un Camino Real hacia la Matemática".
"¡Estás en lo cierto, Euc!", intercaló Beppo, el bufón de la corte, mientras se encaminaba hacia el pizarrón. "Y al aceptar la posición que tan graciosamente se me ofrece, voy a demostrar cómo pueden enseñarse los principios de la matemática por medio de métodos tan simples que hasta los niños pueden comprender y recordar.
"Los filósofos dicen que lo que se aprende con placer jamás se olvida, pero que el conocimiento no puede meterse en la cabeza con la ayuda de un palo. No se debe pedir a los alumnos que memoricen las reglas. Todo debe ser explicado de tal manera que ellos puedan formular las reglas en su propio lenguaje. ¡Un pedagogo que enseña reglas sería un buen maestro de loros!
"Con el permiso de su majestad, dilucidaré ahora la división del círculo pidiéndole a Tommy Riddles, el pregonero de la corte, que nos muestre en cuántas partes es posible dividir un panqueque con siete cortes rectos de un cuchillo. Y es el primer problema.
El gran matemático replicó: "Entonces su majestad me permitirá graciosamente renunciar a mi cargo de Instructor Imperial, pues sólo un tonto puede concebir un Camino Real hacia la Matemática".
"¡Estás en lo cierto, Euc!", intercaló Beppo, el bufón de la corte, mientras se encaminaba hacia el pizarrón. "Y al aceptar la posición que tan graciosamente se me ofrece, voy a demostrar cómo pueden enseñarse los principios de la matemática por medio de métodos tan simples que hasta los niños pueden comprender y recordar.
"Los filósofos dicen que lo que se aprende con placer jamás se olvida, pero que el conocimiento no puede meterse en la cabeza con la ayuda de un palo. No se debe pedir a los alumnos que memoricen las reglas. Todo debe ser explicado de tal manera que ellos puedan formular las reglas en su propio lenguaje. ¡Un pedagogo que enseña reglas sería un buen maestro de loros!
"Con el permiso de su majestad, dilucidaré ahora la división del círculo pidiéndole a Tommy Riddles, el pregonero de la corte, que nos muestre en cuántas partes es posible dividir un panqueque con siete cortes rectos de un cuchillo. Y es el primer problema.
Solución:dividir un panqueque en 29 partes por medio de siete cortes rectos.
ResponderEliminar