Cada vez más datos obtenidos
en especies tan diversas como gatos o delfines apuntan a que el pesar
por la muerte de un ser cercano no es una singularidad de los humanos. Tradicionalmente,
los etólogos se han resistido a atribuir a los animales sentimientos humanos
como el duelo.
Pero un número cada
vez mayor de observaciones y testimonios indican que animales tan diversos como
los delfines y los patos lamentan la muerte de parientes y compañeros cercanos.Tal
vez el modo en que expresamos el duelo sea exclusivo de nuestra especie, pero
las descripciones de este sentimiento en animales delatan su origen
evolutivo remoto.
Desde la cubierta de
un buque de investigación en aguas del golfo de Arta, en Grecia, Joan Gonzalvo
avistó una hembra de delfín mular en una situación angustiosa. Con la ayuda del
hocico y las aletas pectorales empujaba contra la corriente a una cría recién
nacida, seguramente suya, con la pretensión de alejarla del barco. Parecía como
si quisiera animarla a moverse, aunque sin ningún fin aparente: la cría estaba
muerta. Bajo el sol radiante de aquel día cálido, el cuerpo a flote había
comenzado a descomponerse con rapidez y la madre arrancaba jirones de piel y
carne del cadáver.
Gonzalvo y sus
compañeros comenzaron a inquietarse al día siguiente cuando comprobaron que la
hembra seguía empeñada en su inútil esfuerzo: zarandeaba obsesivamente a la
cría y había renunciado a alimentarse con normalidad, lo que ponía en peligro
su salud dado el metabolismo acelerado de estos cetáceos. Tres delfines de la
población de la zona, compuesta por 150 individuos, se acercaron; pero ninguno
interrumpió ni secundó su actitud.
Gonzalvo, biólogo
marino del Instituto de Investigación Tethys en Milán, decidió no recuperar el
cadáver para practicarle la autopsia, como solía hacer con fines científicos. A
principios de este año, me confesaba: «Lo que hizo mantenerme al margen fue el
respeto. Teníamos el privilegio de presenciar una manifestación del vínculo
entre madre e hijo en los delfines mulares, una especie que he estudiado
durante más de una década. Me interesaba más observar ese comportamiento que interrumpir
bruscamente y molestar a la madre en ese momento de dolor. Si tuviera que
describir lo que vi, diría que se trataba de una demostración de duelo».
King, Barbara
OLIVER WERNER,
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