La expectación creada por la oveja «Dolly», el primer animal clonado a partir de células adultas hace ya más de veinte años, se vio pronto enturbiada por su mala salud. Los informes de que sufría osteoartritis a la edad de cinco años y medio, todavía joven, provocaron una considerable preocupación científica y suscitaron el debate mediático sobre la posibilidad de que esa nueva y polémica técnica para crear vida supusiera la aparición de enfermedades tempranas. Ahora, una nueva investigación llevada a cabo por científicos de las universidades británicas de Nottingham y Glasgow concluye que esas preocupaciones eran infundadas y que la clonación no fue la causa del mal en la rodilla izquierda de la famosa oveja.
El equipo ha publicado en la revista «Scientific Reports» una evaluación radiográfica de los esqueletos de la propia «Dolly», «Bonnie», su hija concebida naturalmente, y de las ovejas gemelas idénticas «Megan» y «Morag», los dos primeros animales clonados de células diferenciadas. Los resultados muestran que los esqueletos, almacenados en las colecciones del Museo Nacional de Escocia en Edimburgo, tienen una osteoartritis similar a la observada en las ovejas concebidas naturalmente y en los clones sanos de más edad.
El pasado año, estos investigadores ya demostraron que cuatro clones derivados de la misma línea celular -copias genómicas de «Dolly»-, apodadas con cariños las «Dollies», habían alcanzado su octavo cumpleaños con buena salud. No está nada mal, ya que la expectativa de vida de esta raza, la Finn Dorset, es de unos once o doce años. «Nuestros hallazgos parecían estar en desacuerdo con las preocupaciones originales en torno a la naturaleza y el alcance de la osteoartritis en «Dolly», que se creía había envejecido prematuramente, explica Kevin Sinclair, profesor de Biología del Desarrollo, en la Escuela de Biociencias de Nottingham. «Sin embargo, no se realizó una evaluación formal e integral de su enfermedad. Por lo tanto, consideramos que era necesario dejar las cosas claras», afirma.
Las cuatro «Dollies» -el particular rebaño formado por «Debbie», «Denise», «Dianna» y «Daisy»- fueron originadas a partir de estudios realizados entre 2005 y 2007, que buscaban mejorar la eficiencia de la técnica de la clonación, la transferencia nuclear de células somáticas. Sinclair y su equipo concluyeron que las ovejas habían envejecido normalmente sin signos clínicos de artritis. Tenían evidencias radiográficas leves de la enfermedad o, en un caso, moderada.
Sus resultados, publicados en julio del año pasado en la revista académica «Nature Communications», contrastaban claramente con el diagnóstico de la «Dolly» original. Como el único registro formal de la osteoartritis del animal era una breve mención en un resumen de la conferencia que informó sobre el problema, el equipo de Nottingham decidió averiguar por sí mismo si las preocupaciones estaban justificadas.
Los investigadores viajaron a Edimburgo y realizaron exámenes radiográficos de los esqueletos de «Dolly», que murió el 14 de febrero de 2003 por un cáncer común, y sus clones contemporáneos. «Encontramos que la prevalencia y la distribución de la enfermedad era similar a la observada en ovejas concebidas naturalmente y en ovejas sanas clonadas de edad avanzada. Como resultado, concluimos que la preocupación original de que la clonación había causado la osteoartritis de inicio temprano en 'Dolly' no tenían fundamento», afirma Sandra Corr, profesora en la Universidad de Glasgow.
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