Cómo el cerebro percibe
el mundo exterior es una cuestión fundamental en neurociencia y, para
conocer ese proceso, hay que observar la actividad neuronal en tiempo
real durante la percepción.Un grupo de
investigadores de centros japoneses ha podido ‘ver’ por primera vez un
pensamiento –concretamente la acción de nadar hacia la presa– a través
del cerebro de un pez cebra vivo. Los científicos eligieron
este animal porque su cuerpo es transparente en las etapas embrionarias y
cuando es una larva. El trabajo aparece esta semana en la revista Current Biology. “Las larvas de este pez
empiezan a capturar y comer cebos vivos a cuatro días tras la
fertilización y exhiben un comportamiento denominado ‘captura de la
presa’ ”, explica a SINC Kawakami Koichi, del Instituto
Nacional de Genética, en Japón, y coautor del trabajo. Ese
comportamiento incluye la percepción del cebo, la convergencia ocular y
la aproximación a la presa al nadar.El equipo ha utilizado
una tecnología basada en una sonda fluorescente, que detecta la
actividad neuronal “con la que se podría ayudar a descubrir fármacos
psiquiátricos”, según los autores del estudio.Para comprender los
circuitos neuronales del cerebro que controlan su comportamiento, los
investigadores se propusieron visualizar cómo responden las neuronas de
las larvas cuando perciben a los paramecios –un
protozoo típico de aguas dulces estancadas–.Esta sonda fluorescente
denominada GCaMP es muy sensible y es capaz de detectar la actividad
neuronal. Asimismo, mediante un método genético –el Gal4-UAS–se insertó
la sonda en las neuronas seleccionadas.“Estas nuevas
herramientas permiten saber cuáles son los circuitos cerebrales
involucrados en comportamientos complejos, que van desde la percepción
del movimiento hasta la toma de decisiones”, dicen los investigadores.Akira Muto, del
Instituto Nacional de Genética de Japón y autor principal del estudio,
añade que esta herramienta “permite esquematizar lo que sucede cuando un
pez cebra ve algo bueno para comer, como un paramecio”.Para ello, situaron uno
de esos microorganismos cerca de la cabeza de una larva inmovilizada.
Las señales evocadas por el paramecio fueron claramente detectadas en el
área neuronal y en las células del tectum
de la larva, que es la región dorsal del tronco encefálico.
Respuesta ante el movimiento de la presa
Los resultados muestran
que el sistema visual de este pez responde ante el paramecio cuando
este se mueve, pero no cuando está inmóvil. “Hemos comprobado que cada
vez que el paramecio comenzaba a moverse, las
neuronas se activaban”, explican los investigadores.Los científicos
concluyen, por tanto, que un objeto en movimiento “genera continuamente
señales en el tectum de las larvas”. Además, también han observado la
actividad cerebral cuando la larva se decide a capturar
su presa. “Hemos observado que las señales neuronales que preceden a la
captura se localizan en la parte más anterior del tectum”, explica
Koichi.Gracias a este estudio
se ha estudiado por primera vez la actividad cerebral (en tiempo real)
de un animal vivo e intacto durante su comportamiento natural. “En el
futuro, posiblemente podremos interpretar el
comportamiento de los seres vivos, el aprendizaje y la memoria, el
miedo, la alegría o la ira, a partir de la actividad de combinaciones
particulares de neuronas", ha explicado Koichi.El investigador
concluye que analizar el cerebro de un pez puede llevar a conocer mejor
los circuitos neuronales del cerebro humano, “lo que permitiría acortar
los largos procesos necesarios para desarrollar
nuevos medicamentos psiquiátricos".
La Partícula de Déu
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